Puedes hacer este
ejercicio al aire libre o en una habitación espaciosa. Ponte de pie con la
columna cómodamente extendida y fija los ojos en un punto frente a ti.
Deja los brazos a lo largo de los costados o coloca las manos en la
postura de la oración uniendo las palmas frente al centro del corazón.
Respira profundamente.
Al inhalar, empieza a
andar levantando el pie derecho. Al exhalar, colócalo en el suelo frente a
ti.
Al inhalar,
levanta el pie izquierdo. Al exhalar, colócalo en el suelo frente a ti.
Da cada paso lenta y
deliberadamente. Sé consciente de cómo elevas la pierna. Mantente atento a
las sensaciones que experimentas mientras levantas las piernas y los pies,
y vuelves a colocarlos en el suelo.
Permanece concentrado y
atento. Camina como si fuera la primera vez que lo haces. Nada más te
importa, sólo levantar el pie y colocarlo de nuevo en el suelo
Sigue andando de una
manera lenta y acompasada. Concéntrate en cada paso y en el ritmo de la
respiración.
Da
un paso y repite en silencio: no voy a ninguna parte.
Da el siguiente paso y
repite en silencio: ya he llegado.
Sigue andando meditando
hasta que sientas que has alcanzado tu destino. |