Arrodíllate en “la
postura de la mesa”, con las rodillas bajo las caderas y los brazos bajo
los hombros.
Mantén
la espalda plana e inclina la cabeza hacia abajo para estirar la espalda y
el cuello.
Al
exhalar ve bajando lentamente la cabeza y el cóccix. Arquea la espalda y
sigue exhalando mientras mueves el ombligo hacia la columna.
Al
inhalar, ve levantando lentamente la cabeza y el cóccix, deja que el
abdomen se mueva hacia el suelo. Hunde la espalda un poco para que
adquiera una ligera forma cóncava. Levanta la vista sin estirar demasiado
el cuello.
Sigue
alternando las dos posturas, adopta lentamente la del gato y la del perro
10 veces. |