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Buda predicó el Sutra de la Profunda Bondad de los padres y la Dificultad en Retribuirla

Traducción al español de la versión china de Kumarajiva

 

Plegaria para la Ofrenda de incienso

 

El incienso arde en los incensarios,

se difunde su fragancia en el reino del Dharma.

Todos los Budas de la asamblea, extensa como el mar,

lo perciben a lo lejos.

Las nubes que se forman son auspiciosas,

mientras nosotros pedimos

con corazones sinceros y honestos,

que todos los Budas se manifiesten.

-Homenaje al Bodhisattva Mahasattva Parasol de nubes de incienso. (3 veces)

Verso de Apertura de Sutras

El Dharma insuperable, profundo,

insondable, sutil y maravilloso,

es difícil de hallar aun en cientos de miles de millones de eones.

Yo ahora lo veo, lo oigo, lo encuentro,

lo recibo y conservo.

Hago el voto de comprender el sentido

real y verdadero del Tathagata.

-Homenaje a nuestro Maestro original, el Buda Shakyamuni. (3 veces)

 

Buda predicó el Sutra de la Profunda Bondad de los Padres y la Dificultad en Retribuirla

 

Tal yo he oído. Una vez el Buda residía en Shravasti, en el Bosque de Jeta, en el Jardín del Benefactor de Huérfanos y Solitarios, junto con un gran grupo de grandes bhikshus, dos mil quinientas personas, y Bodhisattvas Mahasattvas, treinta y ocho mil en total.

Entonces, el Honrado por el Mundo lideró la gran asamblea en una jornada hacia el Sur. De pronto encontraron una pila de huesos a la orilla del camino. El Honrado por el Mundo se volvió hacia ellos, apoyó los cinco miembros sobre el piso y se prosternó respetuosamente.

Ananda juntó las palmas de sus manos y preguntó al Honrado por el Mundo: “El Tathagata es el Gran Maestro de los Tres Reinos y el padre compasivo de los seres de las cuatro formas de renacimiento. Tiene el respeto y la reverencia de toda la asamblea. ¿Cuál es la razón por la que ahora reverencia una pila de huesos?”.

Buda respondió a Ananda: “A pesar de que todos ustedes son mis principales discípulos y además son miembros del Sangha desde hace mucho tiempo, aún no han alcanzado la comprensión profunda. La pila de huesos pudo haber pertenecido a mis antepasados en vidas anteriores. Pudo haber pertenecido a mis padres en muchas vidas pasadas; ésta es la razón por la que ahora me prosterno ante ella.

Ananda, estos huesos que nosotros estamos mirando pueden ser divididos en dos grupos. Un grupo está compuesto de huesos de hombres, que son pesados y de color blanco. El otro grupo está compuesto de huesos de mujeres, que son livianos y negruzcos”.

Ananda dijo al Buda: “Honrado por el Mundo, cuando los hombres están en el mundo adornan sus cuerpos con mantos, cintos, zapatos, sombreros y otros adornos; así pueden asumir claramente una apariencia masculina.

Cuando las mujeres están en el mundo utilizan cosméticos, perfumes, polvos y elegantes fragancias para adornar sus cuerpos; de esta forma, ellas pueden asumir claramente la apariencia femenina. Sin embargo, hombres y mujeres mueren y todo lo que ellos dejan son huesos. ¿Cómo puede alguien separarlos? Por favor, enséñenos cómo usted es capaz de distinguirlos”.

Buda respondió a Ananda: “Si cuando los hombres están en el mundo entran en los templos, escuchan la exposición de los Sutras y textos Vinaya, rinden homenaje a los Tres Tesoros y recitan el nombre de Buda, entonces, cuando ellos mueran, sus huesos serán pesados y de color blanco.

La mayoría de las mujeres en el mundo tienen poca sabiduría y están llenas de emociones. Otorgan el nacimiento y cuidan de los pequeños, sintiendo que éste es su deber; cada pequeño depende de la leche de su madre para la vida y el alimento, y aquella leche es la transformación de la sangre de la madre. Cada niño bebe mil doscientos litros de leche materna. Debido a este drenaje corporal de la madre, de donde el niño toma la leche para su nutrición, la madre se agota y palidece, y así, sus huesos se vuelven oscuros y ligeros”.

Cuando Ananda escuchó estas palabras sintió dolor en su corazón, como si hubiese sido apuñalado, y lloró silenciosamente.

Él dijo al Honrado por el Mundo: “¿Cómo puede alguien recompensar la bondad y la virtud de una madre?”.

Buda respondió a Ananda: “Escucha bien, te explicaré detalladamente.

El feto crece en el vientre de su madre durante diez meses lunares. ¡Qué amargura atraviesa cuando él vive en ella!

En el primer mes de gestación, la vida del feto es tan precaria como una gota de rocío en la hierba. Como ésta, ¡no dura de la mañana a la tarde: se evapora al mediodía!

Durante el segundo mes lunar de gestación, el embrión se solidifica como un cuajo.

En el tercer mes lunar de gestación es como sangre coagulada.

Durante el cuarto mes de gestación el feto comienza a asumir una leve forma humana.

Durante el quinto mes en el vientre, los cinco miembros de la criatura –dos piernas, dos brazos y una cabeza– empiezan a tomar forma.

En el sexto mes lunar de gravidez, la criatura comienza a desarrollar la esencia de las facultades de los seis sentidos; los ojos, las orejas, la nariz, la lengua, el cuerpo y la mente.

Durante el séptimo mes se forman los trescientos sesenta huesos y articulaciones, y los ochenta y cuatro mil poros de los cabellos también son completados.

En el octavo mes lunar de gravidez, se conforman el intelecto y los nueve orificios.

Por el noveno mes, el feto aprendió a asimilar los diferentes nutrientes del alimento que come. Por ejemplo, puede asimilar la esencia de los duraznos, de las peras, ciertas raíces de plantas y las cinco especies de granos.

Dentro del cuerpo de la madre, los órganos sólidos internos utilizados para almacenar penden hacia abajo, mientras que los órganos vacíos internos utilizados para procesar se extienden hacia arriba. Pueden ser comparados con tres montañas que surgen de la faz de la Tierra; estas montañas tienen tres nombres: Sumeru, Karma y Sangre. Estas montañas semejantes están juntas y forman una cadena única en un patrón de picos elevados y valles. Así también la coagulación de la sangre de los órganos internos de la madre forma una sustancia única, la cual se convierte en alimento del pequeño.

Durante el décimo mes de gravidez el cuerpo del feto está completo y listo para nacer. Si la criatura es extremadamente filial, emergerá con las palmas de las manos juntas respetuosamente, el nacimiento será auspicioso y estará lleno de paz. La madre no tendrá lesiones por el nacimiento y no sufrirá dolores; si la criatura es de naturaleza extremadamente rebelde, faltará a la piedad filial, entonces injuriará el vientre de su madre, le rasgará el corazón o el hígado, o estará atravesado entre sus huesos. El nacimiento la hará sentir como si estuviera siendo cortada en rebanadas por millares de cuchillos, o como si diez mil espadas atravesaran su corazón. Éstas son las agonías que envuelven el nacimiento de una criatura insolente y rebelde.

Para explicarlo más claramente, existen diez tipos de bondades brindadas por la madre a su hijo:

 

• La primera es la bondad de proveer protección y cuidado al bebé en su vientre.

• La segunda es la bondad de soportar el sufrimiento durante el parto.

• La tercera es la bondad de olvidar el dolor luego del nacimiento de la criatura.

• La cuarta es la bondad de comer lo amargo, dejando lo dulce para el bebé.

• La quinta es la bondad de mover a la criatura a un lugar seco, durmiendo ella en lo mojado.

• La sexta es la bondad de amamantar al bebé con su pecho, alimentándolo y educándolo.

• La séptima es la bondad de lavar y limpiar lo sucio.

• La octava es la bondad de pensar siempre en su hijo cuando éste está lejos.

• La novena es la bondad del profundo cuidado y preocupación.

• La décima es la bondad de la máxima piedad y simpatía.

 

La bondad de proveer protección y cuidado al bebé en su vientre

Las causas y condiciones de los kalpas acumulados crecen pesadamente.

• Hasta que en esta vida la criatura termina en el vientre de su madre.

• Conforme pasan los meses, los cinco órganos vitales se desarrollan.

• Dentro de las siete semanas, los órganos de los sentidos comienzan a crecer, el cuerpo de la madre se vuelve tan pesado como una montaña, la quietud y el movimiento del feto son como un desastroso viento kálpico, la ropa fina de la madre ya no sirve más, y así, su espejo se cubre de polvo.

 

La bondad de soportar el sufrimiento durante el parto

• La gravidez dura diez meses lunares, y culmina en trabajo difícil al aproximarse el nacimiento.

• En cuanto a esto, cada mañana la madre está seriamente dolorida, y durante cada día, está somnolienta y perezosa.

• Su miedo y agitación son difíciles de describir, aflicción y lágrimas colman su pecho.

• Ella dolorosamente dice a su familia, que sólo tiene miedo de que la muerte la lleve.

 

La bondad de olvidar el dolor luego del nacimiento de la criatura

• El día que la madre compasiva tiene al bebé los cinco órganos se abren, dejándola totalmente exhausta de cuerpo y mente.

• La sangre fluye como la de un cordero muerto, sin embargo, luego de oír que el bebé es saludable,
ella se reanima con redoblada alegría.

• Pero, luego de la alegría, la pena retorna, y la agonía arranca de ella muchos sentimientos íntimos.

 

La bondad de comer lo amargo dejando lo dulce para el bebé

• La bondad de ambos padres es profunda.

• Su cuidado y devoción no se agotan.

• Sin descansar nunca, la madre economiza lo dulce para la criatura y sin quejas come lo amargo.

• Su humor es pesado y su emoción difícil de soportar; su bondad y compasión son profundas, sólo desea ver a su hijo alimentado.

• La madre compasiva no habla de su propia hambre.

 

La bondad de mover a la criatura a un lugar seco, durmiendo ella en lo mojado

• La madre desea estar mojada, así la criatura puede estar seca.

• Con sus dos senos ella satisface su hambre y su sed; cubriéndola con su manga la protege del viento y del frío.

• Bondadosa, su cabeza raramente descansa en la almohada, y aun así, con ello está feliz.

• Hasta que el bebé esté cómodo, la bondadosa madre no buscará comodidad para sí misma. 

• La bondadosa madre es como la gran Tierra.

• El austero padre es como el cielo protector sobre nosotros.

• Uno cubre, otra soporta.

• La bondad de los padres es tal que no conocen odio o rabia hacia su prole,
y no se disgustan, ni siquiera cuando la criatura nace lisiada.

• Luego de que la madre carga al bebé en su vientre y se produce el nacimiento de éste,
los padres lo cuidan y protegen juntos hasta el fin de sus días.

 

La bondad de lavar y limpiar lo sucio

• Originalmente ella tenía un bello rostro  y un gracioso cuerpo; su espíritu era fuerte y vibrante, sus cejas eran como el fresco y verde sauce, y su color haría avergonzar a un loto rojo.

• Pero su bondad es tan profunda, que renunciará a su bello rostro.

• Aunque lavar lo sucio dañará su aspecto, la buena madre actúa sola por sus hijos e hijas, y de buen grado permite que su belleza se apague.

 

La bondad de pensar en el hijo cuando éste está  lejos

• La muerte de las personas amadas es difícil de soportar como también es dolorosa la separación.

• Cuando el hijo viaja lejos, la madre se preocupa en su pueblo.

• Desde la mañana hasta la noche su corazón está junto a él y mil lágrimas caen de sus ojos.

• Como un mono llorando silenciosamente por el amor de su cría, pedazo a pedazo es partido su corazón (NT: en chino dice hígado).

 

La bondad del profundo cuidado y preocupación

•¡Cuán profunda es la bondad y emotiva la preocupación de los padres!

• Su bondad es profunda y difícil de corresponder.

• De buena voluntad reciben el sufrimiento en nombre de sus hijos.

• Si el hijo trabaja arduamente, sus padres se preocupan.

• Si escuchan que viajó lejos, se preocupan porque durante la noche pueda dormir tranquilamente.

• Igualmente, si en un momento sus hijos o hijas sufren dolor, esto causará en los padres el sufrimiento de la angustia.

 

La bondad de la máxima piedad y simpatía

• La bondad de los padres es profunda e importante.

• Su ternura nunca cesa.

• Desde el momento en que despiertan cada día, sus pensamientos están con los pequeños.

• Aunque los niños estén cerca o lejos, los padres piensan en ellos todo el tiempo.

• Aun cuando una madre viva cien años ¡constantemente se preocupará por su hijo de ochenta!

•¿Usted desea saber cuándo terminan tal bondad y amor?

• No comenzarán a disminuir ni siquiera cuando su vida termine”.

 

 Buda dijo a Ananda:

 “Cuando contemplo a los seres vivos, veo que aunque ellos nazcan como seres humanos, son estúpidos y lentos en sus pensamientos y acciones. No consideran la gran bondad y virtud de sus padres, son irrespetuosos y vuelven su espalda a la bondad y a lo que es recto y cierto, a ellos les falta humanizarse y no son filiales o condescendientes.

Durante diez meses, mientras la madre está con el pequeño, siente incomodidad cada vez que se levanta, como si estuviera levantando una pesada carga. Es incapaz de mantener alimentos sólidos o líquidos en el estómago, como una persona con una larga enfermedad. Cuando los diez meses pasan y llega el momento del nacimiento, es sometida a toda clase de dolores y sufrimientos hasta que el pequeño nace. Teme por su propia supervivencia, como un cordero o un cerdo aguardando en el matadero. Entonces la sangre fluye hacia el piso.

Esos son los sufrimientos a los que es sometida.

Una vez nacida la criatura le guarda lo que es dulce, y ella misma come lo que es amargo. Carga a la criatura y la alimenta, lavando su suciedad. No hay trabajo arduo o dificultad que ella no admita hacer por su hijo. Soporta frío y calor y nunca lo menciona.

Da el lugar seco a su hijo y duerme en el mojado; durante tres años lo alimenta con su leche, la cual es la transformación de la sangre de su propio cuerpo.

Los padres continuamente insisten y guían a sus hijos en los caminos de la propiedad y de la moralidad, para que los jóvenes se transformen en adultos. Ellos les disponen casamiento y les brindan bienes y riquezas o inventan medios para que estos puedan conseguirlos por sí mismos. Asumen esta responsabilidad y estos problemas sobre ellos con tremendo celo y arduo trabajo; sin hablar nunca sobre este cuidado y bondad.

Cuando un hijo o una hija enferma, los padres se preocupan y afligen a tal punto que ellos mismos estarán enfermos. Están al lado del pequeño proveyéndole el cuidado debido, y los padres vuelven a ser felices solamente cuando el pequeño mejora.

De esta forma ellos cuidan que el niño crezca, con la esperanza de que su adolescencia pronto se transforme en adultez.

¡Qué triste es que generalmente los hijos no tengan piedad filial con sus padres devolviendo el afecto que reciben! Los hijos no muestran obediencia con relación a los parientes a quienes ellos deberían honrar y respetar. Cuando deberían ser esmerados, no tienen buenas maneras. Miran furiosamente a quienes deberían honrar, e insultan a sus tíos y tías. Insultan a sus hermanos y destruyen cualquier sentimiento familiar que exista entre ellos. Hijos como estos no tienen respeto ni sentido de virtud.

Los hijos pueden ser bien educados pero, si les falta sentido filial, no absorben las enseñanzas y no obedecen las reglas. Raramente confían en la orientación de sus padres. Salen y entran en la casa sin comunicárselo. Su manera de hablar y actuar es arrogante y sus actos impulsivos, sin previa consulta a otros. Tales hijos ignoran las reprimendas y escarmientos dados por sus padres, y no prestan ninguna atención a los consejos de sus tíos. A pesar de esto, aún son inmaduros y siempre necesitan ser asistidos y protegidos por los mayores.

Cuando tales hijos crecen se tornan cada vez más obstinados e incontrolables. Son completamente ingratos y totalmente antagónicos. Son desafiantes y están llenos de odio, rechazando tanto a la familia como a los amigos. Hacen amistad con malas personas. Rápidamente estarán bajo su influencia y luego adoptarán sus vicios y malos hábitos. Comenzarán a tomar lo falso por verdadero.

Tales hijos pueden ser incentivados por otros a dejar a sus familias y partir para vivir en otras ciudades, renunciando así a sus padres y rechazando su tierra natal. Pueden convertirse en vendedores o funcionarios que se hacen débiles por la comodidad y la lujuria. Pueden casarse apresuradamente, y esta nueva obligación crearles otro obstáculo que causará su ausencia y el no retorno al hogar por largos períodos de tiempo.

O, yendo a vivir a otra ciudad, estos hijos pueden ser incautos, verse envueltos en un enredo o ser acusados de perpetrar algún crimen. Pueden ser injustamente llevados a una prisión, contraer enfermedades y enredarse en desastres y privaciones, quedando sujetos al terrible dolor de la pobreza, el hambre y el debilitamiento. Así nadie cuidará de ellos. Siendo despreciados y careciendo de amistades serán abandonados en la calle. En tales circunstancias sus vidas pueden llegar a su fin. A nadie le importará salvarlos. Sus cuerpos se hincharán, se pudrirán, deteriorarán, estando expuestos al sol y al viento. Los huesos estarán íntegramente desintegrados y partidos; ésta es la forma en la que estos hijos encontrarán su descanso final en la suciedad de alguna otra ciudad. Nunca volverán a tener una reunión feliz con su familia y sus parientes, ni jamás sabrán cómo lloraron sus padres y se preocuparon por ellos. Estos (sus padres) se habrán enceguecido de llorar y estarán enfermos por la extrema pena y desesperación.

Pueden morir teniendo a sus hijos constantemente en la memoria, pero aun cuando se conviertan en fantasmas, sus almas todavía estarán apegadas a esta afección y serán incapaces de dejar que ésta se vaya.

Otros de estos hijos sin sentimiento filial pueden no desear aprender, pero, por el contrario, pueden interesarse en doctrinas extrañas y audaces. Tales hijos pueden ser malos, groseros, obstinados, simpatizantes de prácticas que carecen completamente de beneficios. Pueden envolverse en disputas y robos, convirtiéndose en marginados de la ciudad por la bebida y el juego. Como si su propio libertinaje no fuera suficiente, también arrastrarán a sus hermanos en esto, para nueva angustia de sus padres.

Si tales hijos viven en el hogar, salen temprano por la mañana y no retornan hasta tarde, por la noche. Nunca preguntan por el bienestar de sus padres o procuran saber si ellos están sufriendo frío o calor. Nunca preguntan si sus padres están bien, ni por la mañana ni por la noche, ni siquiera en el primero y el decimoquinto día del mes lunar. De hecho, esto nunca ocurre para esos hijos sin sentimiento filial; ni preguntan si sus padres han dormido confortablemente o descansado en paz.

Tales hijos simplemente no tienen una mínima preocupación por el bienestar de sus padres. Cuando los padres de estos hijos envejecen, y cuando sus apariencias se vuelven cada día más pálidas y extenuadas, sienten vergüenza de ser vistos con ellos en público y son sometidos al abuso y la opresión.

Tales hijos sin sentimiento filial pueden terminar con un padre o madre viudo. Los padres solitarios son abandonados en casas vacías, sintiéndose como huéspedes en su propio hogar. Pueden enfrentar el frío y el hambre, sin que nadie preste atención a su situación. Pueden llorar incesantemente de la mañana a la noche, sollozando y lamentándose. Los hijos deberían proveer a sus padres ancianos de alimentos y bebidas de agradables sabores, pero los hijos irresponsables no vislumbran tales obligaciones.

Si ellos intentan ayudar a sus padres, de cualquier forma se sienten inhibidos y preocupados de que las personas se puedan reír de ellos, aunque tal descendencia pueda cubrir de riquezas a sus mujeres e hijos, dispensando el arduo trabajo, envueltos por el cansancio y la fatiga para adquirirlas. Otros descendientes sin sentimiento filial, pueden ser tan intimidados por sus esposas, que atienden a todos sus deseos. Pero cuando son solicitados por sus padres y los más ancianos, los ignoran y hacen oídos sordos a sus súplicas.

Puede darse el caso de hijas que son completamente piadosas y dóciles con sus padres antes de su propio casamiento, pero se convierten progresivamente en rebeldes luego de casarse. Esta situación puede ser tan extrema que, si sus padres demostraran la menor señal de descontento, las hijas se volverían odiosas y vengativas con ellos. Aunque soporten insultos y castigos de sus maridos y respondan con dulce temperamento, aún así, sus cónyuges son extraños con otros apellidos y lazos familiares.

Los vínculos emocionales entre tales cónyuges son profundamente complicados, y por lo tanto, esas hijas mantienen a sus padres a cierta distancia. Pueden seguir a sus maridos, mudándose a otras ciudades, dejando a sus padres completamente atrás. No sienten nostalgia y simplemente cortan todo contacto con ellos.

Cuando los padres permanecen sin escuchar ni una sola palabra de sus hijas, sienten una ansiedad constante. Ellos están tan colmados de pesar, que es como si estuviesen suspendidos cabeza abajo. Cada pensamiento se centra en el deseo de ver a sus hijas, como alguien sediento deseando algo de beber. Sus pensamientos bondadosos para con sus hijas nunca cesan.

La virtud de la bondad de los padres es ilimitada. Si alguien cometió el error de no ser filial, ¡qué difícil es compensar aquella bondad!”.

En aquella ocasión, luego de escuchar hablar al Buda acerca de la profundidad de la bondad de los padres, todos en la Gran Asamblea se lanzaron al piso y comenzaron a golpearse en sus pechos, pegándose hasta hacer fluir sangre de todos los poros de sus cabezas. Algunos cayeron inconscientes, mientras que otros golpearon sus pies en señal de remordimiento. Pasó un largo tiempo hasta que se controlaron. Se lamentaban en voz alta: “¡Tal sufrimiento!, ¡qué sufrimiento! ¡Qué dolor! ¡Qué dolor! Todos nosotros somos culpables. Somos criminales que nunca despiertan, como aquellos que viajan en la oscura noche. Nosotros ahora comprendemos nuestras ofensas y nuestras entrañas se despedazan. Sólo esperamos que el Honrado por el Mundo tenga piedad de nosotros y nos salve. ¡Por favor, díganos cómo podemos recompensar la profunda bondad de nuestros padres!”.

En aquella ocasión, el Tathagata utilizó ocho clases de sonidos profundos y puros para hablar a la asamblea:

“Todos ustedes deberían saber esto. Ahora les explicaré los diferentes aspectos de esta cuestión.

Si hubiera una persona que cargara a su padre sobre su hombro izquierdo y a su madre sobre su hombro derecho, hasta que sus huesos fueran enterrados en el pie por el peso de ambos, como si estos perforaran a través de su médula, y esta persona circunvalara alrededor del Monte Sumeru por cien mil kalpas, hasta que la sangre fluyendo de sus pies llegara a su cintura; esta persona, aun así, no recompensaría la profunda bondad de sus padres.

Si hubiera una persona que durante el período de un kalpa repleto de hambre e inanición, cortase la carne de su propio cuerpo para alimentar a sus padres e hiciera esto tantas veces como los granos de polvo que ella pisara a través de cientos de miles de kalpas; aun así, la persona no recompensaría la profunda bondad de sus padres.

Si hubiera una persona que en consideración a sus padres tomara un cuchillo afilado y arrancara sus ojos e hiciera una ofrenda con ellos al Tathagata, y continuara haciéndolo por cientos de miles de kalpas; esta persona, aun así, no recompensaría la profunda bondad de sus padres.

Si hubiera una persona que en consideración a su padre y a su madre usara un cuchillo afilado para cortar su corazón y su hígado, y que su sangre fluyera y cubriera el piso; si ella continuara haciendo esto por cientos de miles de kalpas, sin protestar nunca contra su dolor, esa persona, aun así, no podría retribuir la profunda bondad de sus padres.

Si hubiera una persona que en consideración a sus padres comiera hierro derretido y continuara con ello por cientos de miles de kalpas, esta persona, aun así, no podría recompensar la bondad de sus padres”.

En aquella ocasión, luego de escuchar el discurso de Buda sobre la bondad y la virtud de los padres, cada uno, en la Gran Asamblea, lloró lágrimas silenciosas y sintió un dolor ardiente en su corazón. Ellos reflexionaron profundamente y simultáneamente manifestaron vergüenza y se dirigieron al Buda: “Honrado por el Mundo, ¿cómo podemos nosotros retribuir la profunda bondad de nuestros padres? ”.

Buda contestó: “Discípulos de Buda, si ustedes desean recompensar la bondad de sus padres, reproduzcan este Sutra en su nombre. Reciten este Sutra en su nombre, arrepiéntanse de transgresiones y ofensas en su nombre. En consideración a sus padres, hagan ofrendas a las Tres Joyas. En consideración a sus padres, observen el precepto de alimentación pura. En consideración a sus padres, practiquen dando y cultivando bendiciones.

Si ustedes son capaces de hacer estas cosas, están siendo hijos piadosos. Si ustedes no hicieran estas cosas, serían personas destinadas al tormento”.

Buda dijo a Ananda: “Si una persona no es filial, cuando su vida termine y su cuerpo se pudra caerá en el vacío, en el infierno Avici. Este gran infierno es de ochenta mil yojanas de circunferencia y está rodeado por paredes de hierro por los cuatro lados. Arriba está cubierto por redes, y el piso es también de hierro, una masa de fuego que quema ferozmente, mientras rugientes truenos y brillantes chispas de rayos lo encienden. Latón y hierro derretido son derramados sobre el cuerpo de los transgresores. Perros y cobras de hierro y latón lanzan fuego y humo constantemente, que quema a los transgresores y asa su carne y grasa reduciéndolos a una masa.

¡Oh tal sufrimiento! ¡Es difícil de soportar! Existen postes, ganchos, púas, lanzas, alabardas, y corrientes de hierro, martillos y taladros de hierro. Ruedas de cuchillos de hierro caen del aire. Los transgresores son cortados, picados o apuñalados, y atraviesan estos crueles castigos durante kalpas sin pausa. Entonces ellos entran y permanecen en el infierno, donde sus cabezas son cubiertas por vasijas ardientes, mientras ruedas de hierro ruedan sobre sus cuerpos, pasando tanto vertical como horizontalmente hasta que sus tripas son rasgadas y sus huesos y carne reducidos a una masa. En un solo día experimentan miles de nacimientos y muertes. Tales sufrimientos son el resultado de la práctica de los cinco actos de rebeldía y de no ser filiales mientras se encontraban vivos”.

En esa ocasión, luego de escuchar hablar al Buda sobre la virtud de la bondad de los padres, cada miembro de la Gran Asamblea lloró con arrepentimiento y se dirigió al Tathagata: “¿Cómo podremos recompensar hoy la profunda bondad de nuestros padres?”.

Buda dijo: “Discípulos de Buda, si ustedes desean recompensar su bondad, entonces, por sus padres, reproduzcan este Sutra (discurso). Esta es una verdadera forma de recompensa. Si alguien puede hacer un libro, entonces podrá ver un Buda. Si alguien puede hacer diez libros, entonces verá diez Budas. Si alguien puede hacer cien libros, conseguirá ver cien Budas. Si alguien consigue hacer mil libros, podrá ver mil Budas. Si esta persona hace diez mil libros, verá diez mil Budas. Éste es el poder creado cuando buenas personas hacen Sutras. Todos los Budas protegerán para siempre a tales personas con su bondad, e inmediatamente podrán hacer que sus padres nazcan en los reinos celestiales para gozar de todas las formas de felicidad y dejar atrás los sufrimientos del infierno”.

En aquella ocasión, Ananda y el resto de la Gran Asamblea –asuras, garudas, kinnaras, mahoragas, humanos, no-humanos y otros; así como devas, dragones, yakshas, gandharvas, reyes sabios y todos los reyes menores–, luego de escuchar lo dicho por el Buda sintieron erizar los pelos de su cuerpo. Lloraron con pena y no fueron capaces de detenerse. Cada uno de ellos realizó un voto diciendo: “Todos nosotros, a partir de ahora hasta el fin de los límites del futuro, preferimos que nuestros cuerpos sean pulverizados en pequeñas partículas de polvo durante cien mil kalpas, que ir en contra de estas sabias enseñanzas. Preferimos que nuestras lenguas sean sacadas y extendidas un yojana completo, y que por cien mil kalpas un arado de hierro se deslice sobre ellas; preferiríamos tener cien mil láminas rodando libremente sobre nuestros cuerpos, que ir en contra de las sabias enseñanzas del Tathagata. Sería preferible que durante cien mil kalpas nuestros cuerpos fueran cortados en rebanadas, mutilados y cincelados en tres millones de pedazos, y que nuestra piel, carne, articulaciones y huesos fuesen completamente desintegrados, que ir contra las sabias enseñanzas del Tathagata”.

En aquella ocasión, Ananda, con dignidad y sentimiento de paz, se levantó de su asiento y preguntó al Buda: “Honrado por el Mundo, ¿qué nombre podría tener este Sutra cuando nosotros concordáramos con él y lo sustentáramos? ”.

Buda dijo a Ananda: “Este Sutra es llamado ‘Sutra sobre la profunda bondad de los padres y la dificultad en retribuirla’; usen este nombre cuando estén de acuerdo con él y lo sostengan”.

En aquella ocasión, la Gran Asamblea, los devas, humanos, asuras y otros, habiendo escuchado lo dicho por el Buda, estaban completamente extasiados. Ellos creyeron en Él; entonces se prosternaron y se retiraron.

 

Buda predicó el

Sutra de la Profunda Bondad de los Padres  y la Dificultad en Retribuirla

 

Transferencia de méritos

 

Deseo que los méritos del “Sutra de la profunda bondad de los padres y la dificultad en retribuirla”, alcancen a todos mis padres en los tres períodos de tiempo, y a los cuatros tipos de seres dotados de razón en las seis vías de renacimiento.

Que todos juntos podamos llegar a la orilla del virtuoso despertar.

 

Colaboradores

Traducción al español:

Upasika Shan Qiao (María de las Mercedes Martínez)

Dedicada a la memoria de su padre, Alberto Martínez

 

Corrección:

Upasaka Shan Ke –coordinador– (Gustavo F. Brahamian)

Upasika Shou Chi (María Isabel Zapico)

Upasika Shou Ren (Sara Chiloteguy)

 

Revisión desde el idioma chino:

Yin Ling Li

 

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