Cuatro principios
rigen la Ceremonia zen del té, introducidos por el Maestro Sen Rikyu:
Armonía, Respeto, Pureza y Tranquilidad.
La Ceremonia de té,
que en japonés recibe el nombre de chanoyu, es una costumbre social y
estética característica del Japón, en la que se sirve y se bebe el matcha
(té verde en polvo).
La costumbre de
beber matcha se extendió gradualmente entre los sacerdotes Zen y las
clases dominantes. A partir del siglo XIV, el matcha se utilizó también en
un juego que recibía el nombre de tocha. Se jugaba en las fiestas y
consistía en servir a los invitados varios tipos distintos de té,
procedentes de diversas regiones. Los jugadores entonces tenían que
adivinar cuál de ellos era el que había sido cultivado en una determinada
zona, famosa por la calidad de su té. Los que conseguían acertar recibían
premios. A medida que aumentó la popularidad de este pasatiempo las
plantaciones de té comenzaron a extenderse, sobre todo en el distrito de
Uji, cerca de Kyoto, en donde aún se produce el mejor té del Japón.
El juego de tocha se
trasformó poco a poco en una costumbre social más tranquila que
practicaban las clases elevadas. Dejaron de repartirse premios y el
objetivo de la ceremonia pasó a ser la creación de una atmósfera especial,
en la que los participantes saboreaban el té al tiempo que admiraban
pinturas y otras obras de arte chinas, que se exhibían en un shoin
(estudio). Al mismo tiempo y debido a la influencia de los hábitos y
formas rituales de los samuráis (guerreros), que eran entonces la clase
dominante en el Japón, aparecieron ciertas reglas y procedimientos que los
participantes en la ceremonia del té tenían que obedecer. Así se sentaron
las bases del chanoyu actual.
Esta es, en líneas
generales, la evolución del chanoyu, que no es simplemente una forma
refinada de tomar té. Su propósito y su esencia son difíciles de expresar
con palabras. Nos será útil recordar que esta ceremonia se desarrolló bajo
la influencia del budismo Zen...
En la ceremonia del
té rige el ideal estético del wabi-sabi, amante de la imperfección, de lo
incompleto. Un ideal que trae aromas de la imperfección rústica de
lo manufacturado. Wabi se refiere a la belleza de la asimetría, de lo
rústico, frente a lo fabricado por una máquina. Sabi, es la belleza que
proporciona el transcurrir del tiempo casi melancólico... |