Introducción de Yasutani Roshi
Mi
maestro, Harada Roshi, dio a conocer ocho puntos importantes del estudio
del budismo, a los cuales llamaba la Creencia Correcta en el Budismo. Son
sencillos pero sin embargo, se refieren directamente a la esencia de la
enseñanza. Si uno comprende con claridad estos ocho puntos puede decir que
sabe lo que es el budismo. Los ocho puntos son:
La
Naturaleza Búdica
El
Concepto Erróneo acerca del "Yo'' (Ego)
La
Vida Eterna
La
Ley de la Causalidad
La
Existencia de Todos los Budas
La
Atracción Mutua entre los Budas y los Seres Vivientes
No
Dos, sino Uno
El
Camino a la Budeidad
Por
haber sido su discípulo durante unos 30 años, al menos logré abrir el ojo
de mi Mente en cierto grado y es por esto por lo que le estoy muy
agradecido.
Espero
que mis pláticas te sirvan de ayuda en tu estudio sobre budismo.
Hakuun
Yasutani (1966)
La
Naturaleza Búdica
Primera Parte
Aunque
he dicho que existen ocho puntos respecto al estudio del budismo, eso no
quiere decir que hay ocho cosas diferentes que existen separadamente ante
nosotros. Sólo hay una verdad pero para ayudarnos a entenderla
intelectualmente podemos considerar ocho perspectivas diferentes. Cada una
de éstas se relaciona no sólo con las demás, sino que también contiene
dentro de sí misma las otras siete. Por lo tanto, si una persona puede
entender una, naturalmente entiende las otras. En cambio, si una persona
no puede entender alguna de estas perspectivas, aunque diga que comprende
las demás, todavía no ha logrado una comprensión profunda. Esto se debe a
que la esencia o la raíz de todos estos ocho puntos es la naturaleza
búdica misma. En el Sutra del Nirvana Shakyamuni Buda dijo: "Todos los
seres vivientes tienen naturaleza búdica''. "Todos los seres vivientes''
no sólo se refiere a los seres humanos, sino también a los animales, las
plantas e inclusive los objetos inanimados. De hecho la naturaleza búdica
es el otro nombre de todas las existencias en este mundo. Ya que se dice
que todos los seres vivientes contienen naturaleza búdica, por supuesto
que no existe diferencia alguna entre un hombre blanco y un hombre negro,
entre un hombre y una mujer; todos tienen naturaleza búdica. Cuando el
futuro Sexto Patriarca conoció al Quinto Patriarca, éste último le
preguntó si era verdad que la gente que habitaba al sur de la montaña
carecía de naturaleza búdica. El Sexto Patriarca respondió diciendo que si
bien existen norte y sur, en cuanto a naturaleza búdica se refiere ninguno
de los dos existe, ni el norte ni el sur. Por esta respuesta él pudo
convertirse en estudiante del Quinto Patriarca.
Dogen
Zenji, el famoso maestro zen japonés del siglo XIII, interpretó el
significado de esta cita del Sutra del Nirvana de la siguiente forma:
Todos los seres vivientes son la naturaleza búdica misma y ninguna otra
cosa. Por eso no se trata de si existe o no, lo que importa comprender es
el hecho de que toda la existencia es la naturaleza búdica.
Sin
embargo, aunque repita lo anterior muchas veces, si el contenido no está
claro se vuelve meramente un juego de palabras. Así que empecemos por
analizar y apreciar la naturaleza búdica.
Primero corregiré algunos conceptos erróneos acerca de la naturaleza
búdica. Mucha gente cree que la naturaleza búdica es un alma espiritual
que existe en alguna parte del cuerpo o dentro de todo y que está oculta
hasta que uno se transforma en Buda. El siguiente relato se deriva de ese
concepto erróneo tan típico.
El
funcionario Chiku preguntó al maestro zen Chosha: "Cuando partimos en dos
una lombriz, ambas mitades siguen retorciéndose. Entonces, ¿cuál de las
dos mitades contiene la naturaleza búdica?''. El maestro le regañó
diciendo: "¡No seas tonto!''. No obstante Chiku insistió: "¡Pero las dos
mitades se mueven!''. Chosha le replicó: "¡Porque la lombriz todavía está
viva!''.
A
veces el notable maestro chino Joshu decía: "el perro tiene naturaleza
búdica'' y otras veces "el perro no tiene naturaleza búdica''. Obviamente
su intención principal al decir a veces "sí'' y a veces "no, ‘‘ era
simplemente hacernos comprender que la naturaleza búdica yace más allá de
sí o no. No sólo toda la existencia es la naturaleza búdica misma, sino
que todo el universo es naturaleza búdica. Hablar de esta naturaleza
búdica es explicar las cosas multitudinarias del universo; hablar de esta
naturaleza búdica es revelar la naturaleza real de nosotros mismos. Podría
repetir esto sin cesar pero en vez de hacerlo señalaré una de las
características fundamentales de la naturaleza búdica y trataré de
aclararla. La llamamos ku (shunyata, vacío). Esta es la condición de
no-entidad-fija y a pesar de cualquier ilusión egoísta contraria, es la
condición esencial de todo el universo. El Dr. Junjiro Takakusu, uno de
los filósofos budistas recientes más destacados, le llamó la teoría de la
nada.
Ku es
la esencia de toda la existencia. La expresión suprema más simple y más
directa que confirma este hecho es la escrita por Nagarjuna: "Todos los
dharmas (fenómenos) son el resultado de la causa: los llamo ku. ‘‘
Casi
todas las religiones, a excepción del budismo, creen en un Creador
separado de su creación y afirman que El hace todas las cosas. Si
comprendo bien así sucede entre ciertos chinos, así como en el judaísmo,
el cristianismo, el islamismo y el hinduismo. Sin embargo, el budismo
enseña que todos los fenómenos son el resultado de la ley de la
causalidad. Si la causa cambia también ocurre un cambio correspondiente en
el efecto; si la causa desaparece por completo, el efecto naturalmente se
esfuma. Por lo tanto ningún fenómeno cuenta con una entidad fija propia.
Además, la causa y el efecto no son divisibles.
Si yo
explicara esta enseñanza mediante ejemplos más concretos podría decir que
un hombre bueno no tiene la entidad específica de `'lo bueno'', pues tal
vez por las circunstancias se vuelva un hombre malo; un hombre malo
tampoco tiene una entidad específica de "lo malo'', si la causa cambia
posiblemente se convierta en un hombre bueno. Lo mismo puede decirse de la
gente pobre y la gente rica, de la gente sana y enferma, burda y
civilizada. También puede decirse de la felicidad y la infelicidad, de la
paz y la guerra, del cielo y del infierno. Otro ejemplo es la interacción
entre carbono y diamante; sometido a la presión suficiente, el carbono se
transforma en un diamante. Por otra parte, bajo las circunstancias
adecuadas, el diamante se reconvertirá en carbono. El punto principal de
esto es que nada tiene una entidad fija propia. Cada cosa se encuentra en
su estado inmediato en virtud de causas determinadas, en un estado
temporal de no especificidad llamado ku.
Actualmente, los científicos atómicos más experimentados han empezado a
explorar este campo, pero recordemos que Shakyamuni Buda descubrió este
hecho del ku hace 2,500 años. Cuando empezó a predicar el budismo, lo usó
como su enseñanza fundamental y a partir de entonces se ha trasmitido
desde India a China y de ahí a Japón. Una de las finalidades primordiales
del budismo es que experimentemos directamente el hecho de ku y que lo
actualicemos en la vida diaria. Budismo es creer en la naturaleza búdica,
comprender la naturaleza búdica, practicar a fin de poderla ver claramente
y por último fusionarla con nuestra vida cotidiana.
Mi
maestro, Harada Roshi, acostumbraba dibujar un círculo en el pizarrón al
principio de cada plática y decía que el universo es Uno. El Tercer
Patriarca Ganchi, en su obra Creyendo en la Mente, escribió lo siguiente:
"Es perfecto, nada le falta, nada le sobra''; esta es una buena
explicación de la naturaleza búdica.
Ahora
explicaré la naturaleza búdica de un modo diferente. Todas las existencias
son perfectas como son. Tal perfección se demuestra como un círculo. La
pata de la garza es larga y es perfecta en su longitud, mientras la pata
del pato es corta y es perfecta en su cortedad. Perfección no implica que
debamos tratar de acortar la pata de la garza o alargar la pata del pato a
fin de conseguir que cada ave se conforme a nuestra noción preconcebida de
una apariencia más agradable. El verdadero significado de la perfección es
que las cosas son perfectas como son. La persona alta es perfecta como
alta, la persona baja es perfecta como baja. No es necesario que una
persona baja use tacones altos. La persona negra es perfecta como es y la
blanca también; el elefante es perfecto como es y la hormiga, aunque
pequeña, también es perfecta. Claro que una hormiga no puede hacer las
cosas que un elefante, pero tampoco un elefante hace las cosas que hace
una hormiga. No hay motivo para que un hombre rico sea altanero por ser
rico, ni hay tampoco motivo alguno para que una persona pobre se sienta
inferior. Uno y otro son perfectos como son.
Un
gran actor es capaz de representar a un mendigo y en otra ocasión, sobre
el mismo escenario, caracterizar a un hombre rico, pero independientemente
del tipo de personaje que interprete su valor personal esencial no cambia.
Así, el círculo es perfecto y completo en sí mismo. Aunque algunos de los
antiguos patriarcas expresaban su perfección sentándose a meditar,
nosotros podemos expresar nuestra perfección también caminando, durmiendo
e inclusive realizando todas nuestras acciones. Es por ello que la frase:
"Todos los seres vivientes son originalmente Buda'' expresa tal
perfección. Cuando una persona comprende esto verdaderamente, nunca tendrá
por qué quejarse o estar descontento, porque así, sin importarle la clase
de situación en la que se encuentre, puede vivir en paz, agradecida por
trabajar en bien de los demás. Esta devoción es la vida del Buda y
practicar esto es la vida del budista. Aun así, nunca faltan personas que
siempre están quejándose de su situación por lo que naturalmente no pueden
apreciar su perfección. Siempre están pensando egoístamente y por eso
nunca logran satisfacerse. A tales personas simplemente se les llama
necias.
La
Naturaleza Búdica
Segunda Parte
Ahora
estudiemos la naturaleza búdica más a fondo. Es posible decir que la
naturaleza búdica es otro nombre del instinto humano. Hace aproximadamente
tres años, al dar una conferencia en una universidad americana, alguien me
preguntó: "¿Acaso el budismo niega el deseo humano?''. Respondí que el
budismo no niega el deseo humano pero sí enseña la manera correcta de
canalizar todos los deseos. Insistente, mi interlocutor me preguntó si el
budismo no era como el estoicismo. Me di cuenta que en occidente esta idea
superficial acerca del budismo es bastante común, por lo tanto, explicaré
el instinto humano desde la perspectiva budista.
Todas
las cosas vivientes tienden naturalmente hacia la conservación de la vida.
En los seres humanos esta tendencia puede considerarse como el instinto de
conservar la vida y se puede decir que a partir de ese instinto se deriva
todo lo que llamamos el deseo humano.
Los
dos deseos más fuertes son el deseo de comer y el deseo sexual. Ambos son
el resultado del instinto de conservación. Al enfermarnos perdemos
temporalmente nuestro apetito, e incluso a veces no deseamos comer, pero
el impulso de vivir no desaparece. En realidad de acuerdo con el instinto
de conservación, el deseo de comer es controlado por la condición del
organismo. El deseo sexual es fuerte cuando uno es joven y se tiene mucha
energía. Queremos trasmitir nuestro instinto de conservación a la
generación siguiente a fin de perpetuar la vida. Naturalmente, el deseo
sexual desaparece cuando enfermamos de gravedad y disminuye cuando
envejecemos, pero el instinto de conservar la vida siempre permanece. En
ocasiones, el apego se debilita, pero el deseo de vivir todo el tiempo
posible sigue igual durante toda la vida. Puede suceder que un anciano
diga a un joven: "Ya soy muy viejo, no me importa morir. ‘‘ Eso es tan
solo un gesto y no su verdadero sentimiento. Si tú haces eco a sus
palabras y le dices: "Adelante, muérete'', seguramente lo ofenderás. Yo
cuento con 80 años de edad pero no quiero morirme sino que quiero vivir el
mayor tiempo posible y trabajar lo más que pueda.
Alguna
gente preguntará: "Entonces, ¿por qué hay tantos suicidios?''. Una persona
se suicida no sólo porque quiere morir. Si lo hace por ese motivo sin duda
está desquiciado. Quien no está desquiciado pero se quita la vida es
alguien que no puede vivir como quisiera vivir. Un suicidio así es una
expresión de resistencia y es otra forma del instinto del que hablo.
Por
ejemplo, cuando uno se enferma y sufre mucho dolor puede pensar que es
mejor morir y tal vez dirá: "Déjenme morir. ‘‘. Si pudiera liberarse de su
dolor, sintiendo nuevamente alegría y paz, con certeza diría: "Qué bueno
que no me morí, ahora quiero vivir todo el tiempo que pueda. ‘‘ Aun así,
puede haber quien pregunte por qué hay tantos suicidios en los países
escandinavos, particularmente en Noruega y Suecia, donde la seguridad
social está muy establecida y los ancianos pasan sus días cómodamente
jubilados en asilos. De nuevo nos encontramos con el mismo instinto en
otra forma. Estas personas sienten que no vale la pena seguir viviendo
porque no encuentran significado en la vida, por lo que el suicidio es una
rebelión contra una existencia insípida y tediosa.
El
instinto humano de conservar la vida infunde en el hombre no sólo el deseo
de prolongar su vida, sino también el deseo de enriquecerla lo más
posible. Por eso, éste a veces busca la fama, la fortuna, el poder, la
destreza intelectual, o bien, su deseo de expansión puede expresarse como
la búsqueda de la alegría, la apreciación del arte, la invención de cosas
nuevas, la adherencia a la moralidad, la creencia en la religión o hasta
la práctica real de la religión. Nuestro impulso es buscar la vida
interminable y la expansión sin fin. El budismo enseña la forma de
satisfacer este impulso.
El
budismo puede parecer semejante al estoicismo por tener también preceptos
estrictos. El más importante es no matar.
Este
precepto sobre no matar aparece en la tradición mahayana, por ejemplo, en
los diez Siksapada para monjes y en los cinco preceptos para legos. Si no
me equivoco, uno de los Diez Mandamientos de Moisés es: "No matarás''. Si
Moisés quería decir que uno no debe matar ni a un hereje, ni a un enemigo,
ni a un insecto, eso es exactamente lo mismo que el precepto budista. Uno
no debe matar ninguna cosa viviente. Si todos los seres humanos siguieran
este precepto, no habría guerras. El budismo enseña a buscar la paz.
Durante toda la historia del budismo, los budistas no han propiciado
guerras religiosas. Si un budista enfrenta la situación de "matar o ser
matado'', será matado. Gandhi, si bien no fue budista, se vio muy influido
por la tradición india de no matar y facilitó la independencia de su país
por medio de la resistencia no-violenta. Los sacerdotes budistas en
Vietnam del Sur se prendían fuego a fin de proteger el budismo. Ambos son
buenos ejemplos del precepto de no matar.
Desde
luego suicidarse es contrario al precepto budista. Los sacerdotes budistas
se prendieron fuego ya que, dadas las circunstancias, ése era el único
medio a su alcance para poder protestar contra la opresión del pueblo y
salvar muchas vidas. Sabían que era un acto pecaminoso, pero daban sus
vidas por el bien de los demás. Desde el punto de vista budista todo tiene
vida, es decir, todo lo que existe no es otra cosa mas que la vida y
llamamos a esa vida naturaleza búdica. Por eso se dice que todas las
existencias son naturaleza búdica misma. En fin, mencionaré tres aspectos
de la naturaleza búdica.
En
japonés son llamados: shoin bussho, ryoin bussho y enin bussho. Shoin
bussho es la naturaleza búdica misma, la realidad esencial de la que he
hablado hasta ahora y significa literalmente causa fundamental.
Afortunadamente contamos con la capacidad de vivenciar este shoin bussho y
esta capacidad se llama ryoin bussho. Ryo quiere decir darnos cuenta.
Aunque
tenemos tanto shoin bussho como ryoin bussho, para poder llevar a cabo tal
potencial es necesario que se dé alguna causa, alguna condición, pues nada
sucede accidentalmente. Por ejemplo, llegar a conocer al maestro adecuado
y recibir la orientación más apropiada es una causa buena. Esta se llama
enin bussho y por fortuna también la tenemos. Enin significa causa
cooperante y al decir enin generalmente pensamos en algo exterior a
nosotros, pero después de todo, el yo y los otros no son dos entidades
separadas. Si algo existe fuera de nosotros con toda seguridad existe
también dentro de nosotros. Estos tres aspectos de la naturaleza búdica
son tesoros pertenecientes a los seres humanos que hacen posible la vía
del despertar.
Si ya
sabemos con certeza que es difícil nacer como ser humano, no hay que
perder la actual oportunidad que tenemos para cultivar la aspiración y
determinación correctas de despertar a esta maravillosa naturaleza búdica.
Esto es lo importante. |