Traducción española
por Francisco José Ramos
A
veces de pie en la cima de la más alta cúspide,
A veces moviéndose en el fondo del más profundo océano,
A veces tres cabezas y ocho brazos,
A veces los diez y seis pies o los ocho pies del cuerpo dorado,
A veces un básculo, o un matamoscas,
A veces un pilar, o una linterna de piedra,
A veces el tercer hijo de Chang o el cuarto de Lee,
A veces la Tierra y el Espacio.
"A
veces" (uji) significa el tiempo es existencia y la
existencia es tiempo. Un cuerpo dorado de diez y seis pies es tiempo; y
porque es tiempo, posee el brillo resplandeciente del tiempo. Debemos de
entender esto como las doce horas del día, simplemente. Las tres cabezas y
los diez y ochos brazos son el tiempo mismo. Y porque son el tiempo son
inseparables de las doce horas del día.
Aunque
no calculemos las doce horas del día como cortas o como largas, próximas o
lejanas, de todos modos las llamamos las doce horas del día. Porque el ir
y venir del tiempo son obvios, nadie duda de ello. Nadie duda pero esto no
significa que entienden. Nuestras dudas como seres sintientes, acerca de
esto o de aquello, no son nunca las mismas. Por lo tanto, el tiempo pasado
de nuestras dudas no siempre coincide con lo que dudamos ahora. Aún así,
las dudas no son más que tiempo.
La
manera en que uno mismo se forma es la forma del universo entero. Cada
cosa en el mundo es un "momento del tiempo" (ji-ji: tiempo-tiempo).
Las cosas no se obstruyen entre sí, los momentos del tiempo nunca son un
obstáculo el uno para el otro. Hay mentes hechas en el mismo momento del
tiempo y hay momentos del tiempo en los que la misma mente se hace. Lo
mismo sucede con la práctica y la realización. Es así como uno mismo
formándose a sí mismo se ve a sí mismo. He ahí el entendimiento de que uno
mismo no es más que tiempo.
Hay
que entender que de esta manera hay innumerables formas y cientos de
hierbas através de la Tierra entera; y que, sin embargo, cada forma y cada
hierba es la Tierra entera. Esto hay que entenderlo, pero en la práctica,
desde la práctica. Cuando se está en el ámbito concreto de
eso (inmo),
sólo hay hierba y forma, sólo hay entendimiento de la forma y "no
entendimiento de la forma", entendimiento de la hierba y "no entendimiento
de la hierba". Y puesto que no hay nada más que justo
este
momento (shoti
imuro ji), ser-tiempo es el tiempo del universo entero. Ser-tiempo
y ser-forma no son más que tiempo. La totalidad de la existencia, la
totalidad del universo existen en cada momento del tiempo. Nada se aparta
ni se queda fuera del universo en este preciso momento. Observad y meditad
profundamente en
eso.
Aún
así, una persona que no entiende el Buddha-dharma y oye hablar de la
expresión "ser-tiempo", piensa para sí de esta manera: A veces llego a ser
un demonio furioso de tres cabezas y ocho brazos; y otras llego a ser los
diez y seis pies u ocho pies del cuerpo dorado del Buddha. Es como
habiendo cruzado los ríos y subido las montañas: aunque las montañas y los
ríos existen todavía yo pienso que los he dejado atrás, y que ahora resido
en el "preciado palacio" y en la "torre de bermellón". Y me digo que
aquellos ríos y aquellas montañas están tan lejos de mí como el cielo de
la tierra. Pero resulta que las cosas no son tan simples. En el tiempo en
el que las montañas fueron escaladas y los ríos atravesados vosotros
estábais presentes. El tiempo no está separado de vosotros. Y así como
ahora existe, el tiempo jamás se aleja; así como el tiempo no está marcado
por el ir y venir, el momento en el que ascendistéis a las montañas es el
ahora mismo (nikon) de lo que el tiempo es.
¿Acaso este ser-tiempo no se engulló el momento de ascender la montaña y
el momento en el que residistéis en el preciado palacio y la torre de
bermellón? ¿Acaso este ser-tiempo no devolvió, al modo de un vómito, este
mismo ahora del ser-tiempo?
Tres
cabezas y ocho codos son el tiempo de ayer. Diez y seis u ocho pies son el
tiempo de hoy.
De
todas maneras, la verdad de ayer y hoy se manifiesta, simplemente, en el
momento en el que entrando a las montañas, yo veo en torno a mí los miles
y miles de picos de las montañas.
Y es
así como lo que pasa nunca pasa. Por tanto, seis cabezas y ocho codos son
también mi ser-tiempo en un mismo momento. Aunque parezcan lejanos, ellos
son el ahora mismo. Diez y seis u ocho pies son también mi ser-tiempo en
un mismo movimiento. Aunque parezcan muy, muy lejanos, ellos son el ahora
mismo. Del mismo modo, el pino es también tiempo, el bambú es también
tiempo.
No
debes pensar que el tiempo meramente vuela y se escapa. No debes pensar
que el vuelo del tiempo es la única función del tiempo. Si el tiempo, sin
más, volara entonces no habría más que intervalos entre "ayer" y "hoy", y
tu estarías separado del tiempo. La razón por la cual no comprendéis el
sendero del tiempo es porque consideráis que el tiempo no hace más que
pasar.
En
suma, los seres de todos los universos, aún siguiéndose los unos a los
otros, en realidad no son más que momentos de un mismo tiempo. Y puesto
que todos los momentos son ser-tiempo, tu eres ser-tiempo.
Ser-tiempo tiene el don de la regeneración: hoy regenera el mañana, hoy
regenera el ayer, hoy regenera hoy, mañana regenera mañana. Porque la
regeneración es el don del tiempo, no puede haber acumulación de los
tiempos antiguos y de los tiempos presentes. Seigen es tiempo también.
Obaku también es tiempo, Kozein y Sekito también son tiempo.
Puesto
que unos y otros son siempre tiempo, la práctica y el despertar son
simultáneamente tiempo. Enlodarse y entrar en el agua son igualmente
tiempo. A pesar de que las maneras de ver de la gente común, así como las
causas de estas maneras, son lo que son, en el momento en que ven, esto no
es el dharma de la gente común. Es sólo el dharma de la gente común lo que
condiciona a la gente común [a ver de esa manera].
Como
la gente común piensa que este mismo ser y este mismo tiempo están fuera
del dharma, ellos creen que el cuerpo dorado del Buddha de diez y seis
pies no son ellos mismos. Esta ceguera de cuando dicen que no son el
cuerpo dorado de diez y seis pies del Buddha es, de hecho, también un
fragmento de ser-tiempo. Los que todavía no habéis entendido esto, ¡abrid
los ojos! ¡Abridlos! ¡Despertad!
El
caballo y la oveja, en orden de sucesión en el mundo son ahora lo
que son, en su condición de dharma que aparece y desaparece. La rata
también es tiempo. El tigre también es tiempo. La vida también es tiempo.
El Buddha también es tiempo.
Justo
en este momento, tres cabezas y
ocho codos despiertan
el universo entero. El cuerpo dorado de diez y seis pies despiertan el
universo entero.
Cuando
el universo es el universo entero, entonces lo impecable se
actualiza y se hace evidente. Cuando el cuerpo dorado de diez y seis
pies es el
cuerpo dorado de diez y
seis pies, entonces
la motivación~la práctica~la sabiduría~el nirvana se nos revela. Esto es
el ser. Esto es el tiempo. El tiempo entero es el tiempo completo. A parte
de esto, no se podrá encontrar otro dharma, otra manifestación, otro
fenómeno.
Puesto
que todo dharma de más está de más, aún el ser-tiempo de una semi-impecabilidad
es semi-impecablemente ser-tiempo. Aún lo que aparece como mitad impecable
es, de hecho, tiempo completo. Aún más: desde un punto de vista
primordial, aunque la mitad se revele tarde o temprano, no se trata de
otra cosa que del momento oportuno (juhoi) de ser-tiempo.
Todo dharma se encuentra en su propia condición, repleto de vida, repleto
de energía.
No os
dejéis perturbar por la nada. No pretendéis hacer de esta nada un ser.
Si
creéis que el tiempo no hace más que pasar, entonces todavía no entendéis
que el tiempo nunca llega ni nunca se aparta. Y aunque entender es tiempo,
que entendáis el tiempo o no, nada tiene que ver con el tiempo. No viendo
del tiempo más que su ir y venir, la bestia no puede tener la experiencia
del ser-tiempo de los dharmas en un momento justo (juhoi), y
menos aún traspasar la barrera.
¿Pero
quién, luego de haber entendido lo propio y lo justo de cada momento [de
los dharmas], podría hablar de
eso (inmo)
de cada momento? Y aún si alguien ha entendido, y después de mucho tiempo,
pudiera hablar de
eso, seguiría
buscando como si buscara su rostro original en medio de la oscuridad.
Si os
atenéis a lo que la gente común piensa del ser-tiempo, entonces el
despertar~nirvana no sería más que el ir y venir de ser-tiempo.
Absolutamente ninguna trampa, ni redes algunas, pueden impedir la
aparición (senjo) de
ser-tiempo.
Apareciendo ya sea a la derecha, apareciendo ya sea a la izquierda, los
reinos celestes y los seres celestes son la combustión total (jinriki).
Pero además, como si esto fuera poco, todo ser-tiempo vivo entre las aguas
y sobre la tierra, aparece en virtud de mi combustión total en
justo
este
momento.
Las
especies y las criaturas diversas que son ser-tiempo en los
reinos de yin y de yang aparecen todos gracias a mi
combustión total, a la regeneración de esa misma combustión. Hablando
de regeneración no creáis que se trata de cualquier cosa que, como el
viento y la lluvia, pasa del este al oeste. El universo no está ni en
movimiento ni en reposo, ni progresando ni en regreso. El universo es pura
regeneración.
La
regeneración es como la primavera. La primavera tiene muchas caras. A esto
se le llama regeneración. Hay que entender que la regeneración se regenera
sin ningún soporte externo. Por ejemplo, la regeneración de la primavera
invariablemente regenera la primavera. Aunque la regeneración en cuanto
tal no sea necesariamente la primavera, puesto que se trata aquí de la
regeneración de la primavera, la regeneración de la primavera alcanza
ahora el despertar justo en la primavera. Estudiad esto con todo
detenimiento.
Hablando de regeneración, si pensáis que las condiciones de regeneración
existen fuera de nosotros mismos, que el "yo" de la regeneración por sí
mismo le da la cara al Este, atravesando los cientos de miles de mundos y
los cientos de miles de kalpas, esto significa que no os dedicáis lo
suficiente a la práctica del Buddha-Dharma.
Un
día, siguiendo el consejo de Musai Daishi, Yakusan Kodo Daishi visitó a
Kozei Daijaku Zenji y dijo:
"Los
tres vehículos y las doce divisiones de la enseñanza yo las entiendo.
Ahora bien, ¿qué significa la expresión ‘Bodhidharma viniendo del Oeste’?"
Daijaku Zenji respondió así:
"A
veces yo le hago
levantar las cejas y le hago hacer
un guiño.
Ser-tiempo.
A veces, yo no le hago
levantar las cejas ni le hago hacer
un guiño.
Ser-tiempo.
A veces, hacer-le levantar
las cejas y hacer-le hacer un
guiño está bien.
Ser-tiempo.
A veces, hacer-le levantar
las cejas y hacer-le un guiño
está mal.
Ser-tiempo."
Escuchando esto, Yakusan cayó en cuenta y despertó. Y le dijo a Daijuku:
"Cuando estaba con Sekito, yo era como un mosquito montando un toro de
hierro."
Daijaku se expresa de una manera poco común. Cejas y ojos son océanos y
montañas porque las montañas y los océanos son ojos y cejas. La enseñanza
de "hacer-le levantar
las cejas" es ver las montañas. La enseñanza de "Hacer-le hacer un
guiño" es fundar un océano. Lo correcto le es
familiar.
El está
cubierto por la enseñanza. Lo incorrecto no está sin enseñanza ni sin
él. Sin enseñanza y sin él no es algo incorrecto. Todo esto es
igualmente ser-tiempo.
La
montaña es también tiempo. El océano es también tiempo. Si no fueran
tiempo no habría ni montañas ni océanos.
Entendimiento y palabras son, lo uno y lo otro, ser-tiempo. Hay y
no hay son, lo uno y lo otro, ser-tiempo.
Aunque
penséis que el tiempo de haber
no
ha llegado todavía, debéis saber que el tiempo de no haber está ya
ahí. El entendimiento es el asno, las palabras son el caballo: haced del
caballo las palabras y del asno el entendimiento. El haber no llega,
el no haber
no
está por venir. Así es el ser-tiempo.
El
haber
obstruye el haber, pero no
obstruye el no haber. El no
haber obstruye el
no haber, pero no
obstruye
el
haber. El
entendimiento no es más que entendimiento, así que no veáis más que
entendimiento. Las palabras no son más que palabras, así que no veáis más
que palabras. Obstaculizar no es más que obstaculizar, no veáis entonces
más que obstaculizar. El obstaculizar obstruye el obstaculizar. Eso es
ser-tiempo.
Aunque
el obstaculizar sea utilizado por los otros fenómenos [dharmas], no hay un
obstáculo que obstaculize a los otros fenómenos [dharmas].
Yo lo
encuentro.
El se encuentra.
Yo me reencuentro.
El reencontrar encuentra el reencuentro.
Sin el tiempo,
eso
no
podría ser de ninguna manera.
Es
más, el entendimiento es el momento de actualizar el asunto fundamental.
Las palabras son el momento de traspasar la barrera. Existe el tiempo de
abandonar el cuerpo; no hay el tiempo de ser uno ni de separarse de
uno.
Es así
como debéis practicar y aceptaros. Es así como debéis ser-tiempo. Los
antiguos maestros ya han dicho
eso. ¿Acaso hay
algo más que entender?
Pues
sí. Por lo que digo:
Hay
casi-entendimiento, y casi-palabras. Eso es ser-tiempo.
No hay
ni siquiera un casi-entendimiento ni unas casi-palabras. Eso es
ser-tiempo. Vuestra práctica y vuestro cuestionamiento deben de hacerse de
esa manera.
"Enseñar-le a levantar
las cejas y a hacer un guiño: casi ser-tiempo.
Enseñar-le a levantar
las cejas y a hacer un guiño: falso ser-tiempo.
No
enseñar-le a levantar
las cejas ni a hacer un guiño: casi ser-tiempo.
No
enseñar-le a levantar
las cejas ni a hacer un guiño: ser-tiempo dos veces falso."
Que
eso sea yendo,
que
eso sea
viniendo, que
eso
sea
haber, que
eso sea no
haber: debéis entender que, de todas las maneras, el tiempo es ser-tiempo.
Este
traducción se ha hecho en consulta con la siguientes ediciones de las
obras del maestro Dogen: Moon in a Dewdrop (Kazuaki
Tanahashi: North Point Press, San Francisco 1985), Shobogenzo, Libro I (Gudo
Nishijima & Chodo Cross: Windbell Publications, Tokyo 1994) y Shobogenzo Uji, edición
limitada de 50 ejemplares en francés, inglés y acompañada de la escritura
original en ideogramas sino-japoneses (Eido Shimano Roshi & Charles Vacher:
Paris, Editorial "encre marine" 1997). Que sepamos ésta es la primera
traducción al español de Uji, opúsculo 11 del total de 95 que
completan la edición del Shobogenzo (Tesoro del
verdadero ojo del dharma), según la
ordenación cronológica hecha entre 1688 y 1703 por el maestro Hangyo Kozen.
Esta versión se ha querido hacer sin notas al calce y sin comentarios, de
tal manera que el lector o la lectora puedan concentrarse directamente en
el texto. Sólo hay que tener en cuenta que para Dogen la escritura es
parte de la práctica meditativa y que, por lo tanto, las palabras, el
lenguaje o la escritura no son ni un estorbo ni tampoco meros instrumentos
para la experiencia de la iluminación. |