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Primera parte
Subyugación y conversión de demonios por Milarepa

Om mani padme hum - Escultura aluminio


1 Cuento del valle enjoyado de la roca roja


Reverencia a todos los gurús

Una vez, cuando el gran yogui Milarepa residía en el Castillo del Águila en el Valle Enjoyado de la Roca Roja, aunque absorto en la meditación del Mahamudra, sintió hambre y decidió prepararse algún alimento, pero después de buscar vio que nada quedaba en aquella cueva, ni agua ni combustible; menos sal, aceite o harina. "¡Parece que he descuidado demasiado las cosas!", dijo. "Debo salir a recoger un poco de leña."
Salió pues, pero cuando ya tenía reunido un manojo de chamizas se desató intempestivamente una tormenta con vientos tan fuertes como para desparramar las chamizas y desgarrar su ropa ya raída. Mientras trataba de detener su vestido, volaban los leños; cuando intentaba juntar la madera, volaba su ropa. Frustrado, Milarepa pensó: "A pesar de que he practicado el dharma y he vivido en soledad por tanto tiempo, ¡aún no estoy desembarazado de apegos egoístas!, ¿qué utilidad puede tener la práctica del dharma si no podemos dominar los apegos del ego? ¡Dejaré que el viento vuele mi ropa si es su gusto!" Pensando así, dejó de resistir, pero debido a su debilidad por la falta de alimentos, no pudo ya tenerse en pie, y cuando sopló de nuevo otra racha de viento, cayó desfallecido.
Cuando volvió en sí, ya había pasado la tormenta. Arriba, en la rama de un árbol, vio un jirón de su vestido mecido por la suave brisa. Notoria se hizo a Milarepa la futilidad de este mundo y de todos sus asuntos, y se sintió invadido de un fuerte sentimiento de renunciación. Sentado sobre una roca, nuevamente meditó.
Pronto se levantó, desde el Valle de Dro Wo, un enjambre de nubes blancas en viaje hacia el remoto Este. "Bajo ese banco de nubes yace en el templo de mi gurú Marpa, el Traductor", musitó Milarepa. "En este mismo momento Él y Su esposa predicarán la doctrina del Tantra dando a mis hermanos iniciaciones e instrucciones. Sí, allí está mi gurú. Si pudiera ir hasta allí, ahora mismo, podría verlo." Y una nostalgia infinita e insoportable surgió en su corazón a medida que pensaba en su gurú. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a cantar Pensamientos a mi Gurú:

Pensando en Ti, Padre Marpa,
despejo mis sufrimientos.
Yo, el mendigo, canto ahora esta canción fervorosa.

Sobre el Valle Enjoyado de la Roca Roja, allá en el Este,
flota un haz de nubes blancas;
abajo, como elefante encabritado,
se eleva inmensa la montaña.
Junto a ésta, como un león que salta, descuella otro pico.
En el templo del Valle de Dro Wo, descansa un gran asiento de piedra;
¿quién está entronizado?,
¿es Marpa el Traductor?
Si ése eres Tú, estaré feliz y contento.
A pesar de mi escasa reverencia, deseo verte;
a pesar de mi poca fe, deseo unirme a Ti;
mientras más medito, más añoro a mi gurú.

¿Aún vive contigo Dagmema, Tu esposa?
A ella estoy más agradecido que a mi madre.
Si ella está allí me sentiré feliz y contento;
a pesar de ser larga la jornada, deseo verla;
a pesar de los peligros del camino, deseo unirme a ella.
Mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

¡Cuan feliz sería si pudiera unirme a la reunión!,
en la cual han de estar predicando el Tantra Hevajra.
A pesar de ser simple de mente deseo aprender,
a pesar de ser ignorante, añoro recitar;
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Ahora has de estar dando las cuatro iniciaciones simbólicas
de transmisión oral.
Si pudiera reunirme a la asamblea estaría
feliz y contento.
A pesar de mis pocos méritos, deseo ser iniciado;
a pesar de ser tan pobre para ofrecerte algo, lo deseo;
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Ahora has de estar enseñando las seis joyas de Naropa;
si pudiera estar allá, estaría feliz y contento,
a pesar de mi poca diligencia, siento necesidad de aprender; a
pesar de mi poca perseverancia, deseo practicar,
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Allí han de estar los hermanos de Weu y de Tsang;
si es así, me siento feliz y contento.
A pesar de que mi experiencia es inferior me gustaría
compararla con la de ellos;
a pesar de que gracias a mi profunda fe y veneración
nunca he estado apartado de Ti,
ahora estoy torturado por la necesidad de verte;
este anhelo ferviente es mi agonía,
este gran tormento me sofoca;
te ruego, gurú misericordioso, me liberes de este tormento.

No había terminado aún su canto Milarepa cuando el reverendo Jetsun Marpa apareció en el haz de nubes iridiscentes que lucían como traje de cinco colores. Con el semblante bañado en una refulgencia celestial y cabalgando un león ricamente enjaezado se le acercó.
"Gran brujo, hijo Mío, ¿por qué —le preguntó— me has llamado desesperadamente? ¿Por qué luchas de esta manera? ¿Acaso no tienes fe en tu Buda protector? ¿Te atrae el mundo exterior y el pensar en él te perturba? ¿Ululan en tu cueva los vientos mundanos? ¿El miedo y la ansiedad han minado tu fuerza? ¿Acaso no has ofrecido tu servicio constante al gurú y a los Tres Inmaculados en las alturas? ¿No has dedicado tus méritos a las criaturas sensibles en los Seis Reinos? ¿No has alcanzado tú mismo ese estado de gracia en el cual puedes purificar tus pecados y obtener méritos? No importa cuál sea la causa, puedes estar seguro de que nunca morirás. Así pues, por el bien del dharma y el bienestar de las criaturas sensibles, continúa tu meditación."
Inspirado por esta sublime y gozosa visión, Milarepa en respuesta cantó:

Cuando miro el semblante de mi gurú y escucho Sus palabras,
yo, el mendigo, me siento conmovido por el prana en mi corazón.
En él surgen el respeto y la reverencia
al recordar las enseñanzas de mi gurú.
Sus bendiciones compasivas me penetran;
todos los pensamientos destructivos se desvanecen.

Mi sincero canto intitulado Pensamientos sobre mi Gurú
seguramente fue escuchado por Ti, Maestro mío;
sin embargo, aún estoy en la oscuridad.
¡Te ruego tengas piedad de mí y me des Tu protección!
Perseverancia inquebrantable
es la más alta ofrenda a mi gurú.
El mejor modo de agradarlo
¡es continuando la difícil empresa del meditar!
Residir solo en esta cueva
es el más noble servicio a las Dakinis;
ser yo mismo devoto del sagrado dharma
es el mejor servicio prestado al budismo.
Dedicar mi vida a la meditación es
¡ayudar a mi desamparada criatura individual!

Amar la muerte y la enfermedad es una bendición
mediante la cual se limpian los propios pecados;
rechazar les alimentos prohibidos ayuda
a alcanzar realización y esclarecimiento;
para reparar las deudas que tengo con mi padre gurú,
yo medito, medito una y otra vez.

Oh, gurú mío, protégeme;
ayuda a este mendigo para que siempre permanezca en la ermita.

Exaltado recogió Milarepa sus ropas y se llevó a la cueva un haz de leña. Al encontrar dentro de ella cinco demonios hindúes con ojos tan grandes como sartenes se espantó. Uno estaba sentado en su cama y predicaba, dos escuchaban el sermón, otro preparaba y ofrecía alimentos, y el último estudiaba en los libros de Milarepa.
Tras su primer impacto, Milarepa pensó: "Han de ser apariciones de las deidades locales que no me quieren. A pesar de que tengo tanto tiempo viviendo aquí, nunca les he ofrecido nada ni he sido cortés con ellas". Luego comenzó a cantar un lisonjero Canto Galante a las deidades del Valle Enjoyado de la Roca Roja:

Este solitario paraje donde se alza mi choza
es sitio grato a los Budas;
lugar en que moran seres realizados,
refugio en que vivo yo solo.

Sobre el Valle Enjoyado de la Roca Roja
se deslizan las nubes blancas,
abajo fluye gentil el río Tsang;
entre ambos, los giros de los buitres salvajes,
el zumbido de las abejas embriagadas de fragancia
entre las flores;
en los árboles, los pájaros suben y bajan con rápido vuelo y
llenan el aire con sus cantos.

En el Valle Enjoyado de la Roca Roja
los gorrioncillos aprenden a volar,
los monos saltan y se balancean
y las bestias corren y se desbocan
mientras yo practico las Dos Mentes-Bodhi
y gozo meditando.

Ea, pues, demonios, fantasmas y dioses,
amigos todos de Milarepa,
beban el néctar de bondad y compasión
y regresen a sus moradas.

Pero los demonios hindúes no se desvanecieron y encararon siniestramente a Milarepa. Dos de ellos avanzaron, uno haciendo muecas y mordiendo su labio inferior, y el otro, rechinando sus dientes horriblemente. Un tercero se levantó tras ellos y echó una maligna y violenta risotada gritando en voz alta, mientras todos trataban de atemorizar a Milarepa con muecas y gestos terroríficos.
Conociendo Milarepa sus motivos demoníacos comenzó la meditación del Buda iracundo y recitó con mucha energía un encantamiento poderoso. Aún así, los demonios no se iban. Entonces con gran compasión, Milarepa les predicó el dharma; sin embargo, allí permanecían.
Finalmente Milarepa declaró: "Gracias a la misericordia de Marpa he comprendido plenamente que todos los seres y fenómenos son de la propia mente. La mente en sí es una transparencia del vacío, entonces ¡Cuán grande es la inutilidad de todo esto y cuan necio soy al tratar de dispersar físicamente estas manifestaciones!"
Luego Milarepa entonó con ánimo intrépido el Canto de la Realización:

Padre gurú que has conquistado los cuatro demonios,
ante Ti, Marpa el Traductor, me inclino.
Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
hijo de Darsen Gharmo,
fui nutrido en el vientre de mi madre
completando las tres venas.
De bebé dormí en mi cuna,
de joven cuidé la puerta,
de hombre, vivo en la montaña.
Aunque en el pico nevado la tormenta sea recia,
nada temo;
¡Aunque el precipicio sea escarpado y peligroso,
no temo!
Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo del Águila de Oro
eché alas y emplumé en un huevo.
De niño dormí en mi cuna,
de joven cuidé la puerta,
de hombre vuelo al cielo;
aunque el cielo es enorme y alto, no temo;
aunque el camino es pendiente y angosto, no temo.

Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo de Nya Chen Yor Mo, rey de los peces;
en el vientre de mi madre mis ojos dorados giré.
De niño dormí en mi cuna,
de joven aprendí a nadar,
de hombre me zambullo en el gran océano;
aunque las rugientes olas sean aterrorizantes, no temo;
aunque abunden anzuelos para atrapar peces, no temo.

Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo de los Lamas Ghagyu;
la fe creció en el vientre de mi madre,
de bebé entré por la puerta del dharma,
de joven estudié las enseñanzas del Buda,
de hombre vivo solo en cuevas;
aunque se multipliquen demonios, fantasmas y diablos, no temo.

La zarpa del león de nieve nunca se congela
si no, qué utilidad tendría
llamar "rey" al león,
él, que tiene los Tres Poderes Perfectos.

El águila nunca cae del cielo;
si así fuere, ¿no sería un absurdo?
Un bloque de hierro no puede ser partido por una piedra.
Si así fuere, ¿cuál refinamiento tendría el hierro?
Yo, Milarepa, no temo ni a los demonios ni al mal;
si ellos asustaren a Milarepa, ¿de qué utilidad
seña su realización y esclarecimiento?

Ea, fantasmas y demonios, enemigos del dharma,
les doy la bienvenida,
¡es un placer recibirlos!

Les ruego se queden, no tengan prisa por irse,
discurriremos y jugaremos juntos;
aunque deban irse, quédense por esta noche,
apostaremos al dharma negro y al dharma blanco,
y veremos quién juega mejor.

Antes de venir juraron afligirme;
vergüenza y desgracia padecerán
si regresan con el voto incumplido.

Milarepa se levantó confiado y se lanzó contra los demonios en su cueva. Atemorizados, ellos retrocedieron, girando sus ojos con desesperación y temblando violentamente. Luego se arrollaron entre sí como un torbellino y fundiéndose en uno solo se desvanecieron.
"Éste fue el Rey Demonio Vinayaka, el obrador de obstáculos, que vino en busca de oportunidades", pensó Milarepa. "También la tormenta fue sin duda creación suya; por la misericordia de mi gurú no tuvo ocasión de dañarme." Esta historia relata el ataque del Rey Demonio Vinayaka; tiene tres sentidos diferentes y por lo tanto, también puede llamarse: "Los seis modos de pensar en mi Gurú", "Cuento del Valle Enjoyado de la Roca Roja" o "Historia de Milarepa recolectando madera".
Después de esto, Milarepa experimentó un progreso espiritual inconmensurable.


2 El viaje a Lashi


Reverencia a los gurús

Una vez, cuando el gran Maestro de yoga Jetsun Milarepa moraba en la ermita del Valle Enjoyado, pensó: "Debo obedecer las órdenes de mi gurú e irme a la montaña nevada de Lashi para practicar la meditación. Saldré pues de este lugar".
Milarepa llegó a Nya Non Tsar Ma, paso a la montaña nevada de Lashi, donde la gente de Tsar Ma tenía una fiesta y bebía. En sus charlas alguien dijo: "¿Sabían ustedes que actualmente vive un gran yogui llamado Milarepa? Vive siempre solo en las montañas nevadas, en lugares remotos e inhabitables observando disciplinas ascéticas que nadie más que un perfecto budista puede lograr. ¿Han oído ustedes de él?" Mientras así alababan al Jetsun, Milarepa llegó a la puerta. Una bella joven llamada Lesebum, ataviada con ricos ornamentos, le dio la bienvenida preguntándole: "¿Quién eres y de dónde vienes?" "Querida anfitriona", replicó Milarepa: "Yo soy el yogui Milarepa, que siempre mora en los sitios ignotos de las montañas. Vengo aquí a pedir comida". "Con gusto te daré algo", dijo la joven. "¿Pero de veras eres tú Milarepa?" Él contestó: "No hay ninguna razón para que yo te mienta". La joven, encantada, corrió adentro de la casa con la noticia y llamó a los jaraneros diciéndoles: "¿Hablaban ustedes de un yogui famoso que vive lejos? Pues bien, allí está en la puerta".
Todos corrieron a la puerta, algunos hicieron reverencias al Jetsun, otros le preguntaron diversas cosas. Todos se enteraron de que él era Milarepa y lo invitaron con gran respeto y reverencia, dándole comida. La anfitriona, joven rica, llamada Shindormo, le ofreció su hospitalidad y le preguntó: "Reverendo, ¿puedo preguntaros adonde vais?" Milarepa respondió: "Voy camino a la montaña nevada de Lashi a practicar meditación". La joven le dijo: "Esperamos nos otorgues la gracia de quedarte en Dreloon Joomoo y bendecir el lugar. Te proveeremos de todo el alimento necesario sin que tengas que hacer esfuerzo alguno de tu parte". Entre los huéspedes había un Maestro llamado Shaja Guna, quien dijo a Milarepa: "Si fueras tan amable de quedarte aquí en Dreloon, valle de los fantasmas, te ayudarías a ti y a nosotros. Yo haré lo mejor que pueda por servirte". Un parroquiano exclamó: "¡Qué maravilloso sería que pudiésemos tener al gran yogui Milarepa con nosotros! Tengo una buena hacienda ganadera, pero los demonios y fantasmas se han vuelto tan atrevidos que ahora aparecen hasta de día. Son tan malvados que ni yo mismo quiero ir por las cercanías del lugar. A ti imploro por tu bondad y gracia, que la visites pronto". Todos los invitados hicieron reverencias ante el Jetsun rogándole que fuera a la hacienda.
Milarepa replicó: "Iré en seguida, no por tu hacienda o ganado sino por obedecer a mi gurú".
"Estamos satisfechos con tu promesa de ir", dijeron ellos. "Ahora te prepararemos el mejor alimento y arreglaremos lo necesario para tu partida." Milarepa dijo entonces: "Estoy acostumbrado á la soledad, vivo en una ermita y no necesito ni compañía ni alimento. Pero les ruego acepten mi gratitud por su generosidad. Primero deseo ir solo a la hacienda. Luego ustedes podrán venir y ver lo que ha pasado". Cuando Milarepa llegó al pie de la montaña, los subhombres crearon alucinaciones ¿terroríficas con objeto de hostilizarlo. El sendero que trepaba hasta el pico parecía llegar al cielo y se estremecía y ondulaba. Rodaban truenos embravecidos, brillaban los relámpagos golpeando todo alrededor, y la montaña, a ambos lados, temblaba y se sacudía.
El río se volvió de pronto un gran torrente desbordándose en las orillas y convirtiendo el valle en un vasto lago llamado, años después, "Lago de los Demonios". Milarepa subió, hizo un ademán y de inmediato bajaron las aguas. Fue a la parte baja del valle. Los demonios estremecieron ambos lados de la montaña y cayeron rocas como lluvia. Luego la Diosa de la Colina construyó un sendero para el Jetsun el cual corría como serpiente a lo largo de la cordillera. Este sendero se llamó luego "Sendero de la Diosa de la Colina" o "Serranía de la Dakini". Así, Milarepa venció a todos los demonios menores, pero los más grandes y poderosos, enojados por el fracaso, se reunieron al final del "Sendero de la Diosa de la Colina" para desencadenar un nuevo ataque. Milarepa concentró su mente e hizo otro ademán místico para dominarlos. De pronto todas las visiones malévolas desaparecieron. La huella de un pie suyo quedó impresa en la roca sobre la cual sé paró. Caminó apenas unos pocos pasos y ya el cielo estaba despejado. Con ánimo exaltado se sentó luego en la cumbre de la colina y entró en el samadhi de la Misericordia, y una compasión inmensurable hacia todos los seres surgió en su corazón. Debido a esto, Milarepa experimentó gran desarrollo espiritual y gran inspiración. Más tarde ese lugar donde él se sentó fue llamado "Colina de la Misericordia".
Luego Milarepa fue a la orilla del río (literalmente Río Bueno), donde practicó la Yoga del Río Fluente (samadhi).
En el décimo día de la luna de otoño del Año del Tigre de Fuego, un demonio de Nepal llamado Bha Ro, el cual capitaneaba una gran armada demoníaca o un ejército de demonios, invadió el cielo y el Valle del Buen Río, desafiando a Milarepa. Los demonios transportaron las montañas y las lanzaron contra el Jetsun, atacándolo con truenos y lluvia de lanzas. Gritáronle y abusaron de él con tretas: "¡Te mataremos! ¡Te amarraremos y te cortaremos en pedazos!" Y así y así. También aparecieron en formas horribles y espantosas para atemorizarlo. Sospechando o intuyendo el propósito del demoníaco ejército, Milarepa cantó La Verdad del Karma:

Me refugio en los gurús misericordiosos
y ante ellos rindo homenaje.

Con mirajes e ilusiones,
ustedes, demonios de ambos sexos,
pueden crear estos terrores fantásticos.
Ustedes, pobres Ah Tsa Ma, fantasmas hambrientos,
nunca podrán dañarme.

Debido a que vuestro pasado karma maligno
ha madurado, han recibido
en esta vida cuerpos demoníacos
y vagan por siempre en los cielos
con mentes y cuerpos deformes.

Impulsados por las terribles Klesas
tienen las mentes alimentadas con pensamientos hostiles y malvados, vuestras palabras y vuestros actos son malignos y destructivos.
Gritan ustedes: "¡Mátenlo! ¡Agárrenlo! ¡Golpéenlo! ¡Córtenlo en pedazos!"

Soy un yogui libre de pensamientos, que sabe que no hay tal cosa como mente.
Camino valiente como un león
sin temer las acciones, tal como los bravos;
mi cuerpo está fundido con el del Buda,
mis palabras son como las verdades del Tathagata,
mi mente está absorta en el Reino de la Gran Luz.
Veo claramente la naturaleza vacía de los Seis Grupos,
Yogui como éste, ignora los abusos de fantasmas hambrientos.

Si es válida la ley de causa y efecto,
y uno comete los actos que merece,
la fuerza del karma ya maduro los lanzará
al sendero miserable de abajo,
donde hay sufrimiento y pena.

Es triste y lamentable que ustedes, fantasmas y demonios,
no entiendan la verdad.
Yo, el yogui que mira llanamente, Milarepa,
predico a ustedes el canto del dharma.

Todas las criaturas que vienen por alimentos
¡son mis padres y mis madres!
Afligir a quienes debemos gratitud
¡es realmente sin sentido y tonto!

¿No seria un acto feliz y alegre
que ustedes renunciaran a los pensamientos malvados?
Si se retiran a practicar las diez virtudes,
recuerden esto y estudien su significado,
considérenlo con cuidado y atención.

Los demonios se mofaron de Milarepa: "Tu divagación no nos embauca. Nos rehusamos a dejar nuestras magias y a dejarte libre". Entonces multiplicaron sus armas sobrenaturales y aumentaron la fuerza de sus ejércitos demoníacos para afligirlo. Milarepa consideró un momento el asunto y luego dijo: "¡Escúchenme, oh, ustedes, ejército de demonios! Por la gracia de mi gurú he llegado a ser un yogui que ha realizado plenamente la última verdad. Para mí las aflicciones y obstrucciones originadas por demonios son las glorias de la mente de un yogui. Mientras mayores sean las aflicciones, más adelantaré en el sendero bodhi. Ahora escuchen mi canto de Los Seis Ornamentos:

Ofrezco mi reverencia a Marpa el Traductor.
Yo, que veo la esencia última del ser,
entono el canto de los Seis Ornamentos.

Ustedes, demonios perversos aquí reunidos,
abran sus oídos y escuchen mi canto atentamente.

Al lado de la montaña central Sumeru,
el cielo brilla azul sobre el Continente del Sur,
el firmamento es belleza de la tierra,
el cielo azul es su ornamento.

Arriba sobre el gran árbol del Sumeru,
relumbran los brillantes rayos del Sol y de la Luna
alumbrando los cuatro Continentes.
Con amor y compasión, el rey Naga
esgrime su poder milagroso,
desde el inmenso cielo, deja caer la lluvia.
Éste es el adorno de la tierra.

Del gran océano surge vapor
llenando el vasto cielo;
allí se forman las grandes nubes.
Una ley causal rige las transformaciones de los elementos.

En pleno verano aparecen los arco iris sobre las planicies
descansando gentilmente en las colinas.
De planicies y montañas
es el arco iris belleza y adorno.

Al Oeste, cuando la lluvia cae sobre el frío océano,
arbustos y árboles florecen en la tierra.
Para toda criatura del continente
ésta es belleza y adorno.

Yo, el yogui que desea permanecer en soledad,
medito en el vacío de la mente.

Ustedes, demonios celosos, aterrorizados
por el poder de mi concentración
se ven forzados a practicar la magia.
De un yogui, los conjuros demoníacos
son belleza y adorno.

Ustedes, subhombres, ¡escúchenme con atención!
¿Saben quién soy yo?,
soy el yogui Milarepa;
de mi corazón surge
la flor de la mente iluminada;
con clara voz canto para ustedes esta alegoría,
con palabras sinceras predico para ustedes el dharma.
Con el corazón misericordioso les doy esta advertencia:
si en vuestros corazones germina la voluntad-bodhi,
aunque ustedes no ayuden a los demás,
sepan que con la renuncia a las diez maldades
obtendrán alegría y liberación.
Si ustedes siguen mis enseñanzas,
sus logros aumentarán grandemente;
si ahora practican el dharma,
un gozo perdurable los envolverá.

Muchos demonios fueron convertidos por el canto, tornándose respetuosos y llenos de fe hacia Milarepa. Cesando el hechizo maligno, dijeron: "En verdad, eres un gran yogui con maravillosos poderes. Sin tu explicación de la verdad y la revelación de tus milagrosos poderes, nunca hubiéramos entendido. Por lo tanto, ya no te molestaremos. También estamos agradecidos por tu prédica sobre la verdad del karma.
"Hablando con franqueza, tenemos inteligencia e ignorancia limitadas. Nuestras mentes están cubiertas del lodazal de la tozudez u obstinación de los pensamientos habituales. Te rogamos pues nos enseñes una lección profunda en significado, de gran ayuda y de simple comprensión y observancia". Milarepa cantó entonces El Canto de las Siete Verdades:

A ti, Marpa el Traductor, mi reverencia;
te ruego incrementes en mí la mente-bodhi.

Sea cual fuere la belleza de un canto,
será solamente un sonido para aquellos
que no captan la verdad.

Si una parábola no está acorde con la enseñanza del Buda,
a pesar de la mucha elocuencia que pueda tener
no pasará de ser sólo un simple eco.

Si uno no practica el dharma,
aunque se proclame muy erudito en la doctrina,
sólo será un autoengañado.

Vivir en soledad es aprisionarse a sí mismo,
si uno no practica la instrucción de la Transmisión Oral.
Trabajar en el campo no es sino un castigo,
si uno descuida la enseñanza del Buda.

Para aquellos que no guardan su moral,
las oraciones son sólo deseos.
Para quienes no practican lo que predican,
la oratoria es una pérfida mentira.

Evitar las malas acciones amengua en sí los pecados;
hacer .buenas obras es ganar méritos.
Permanezcan en soledad y mediten a solas.
El mucho hablar no es de ningún provecho.
¡Sigan mi canto y practiquen el dharma!

Pronto surgió la fe en todos los que escuchaban a Milarepa y le demostraron su gran respeto. Reverenciándolo, lo circunvalaron muchas veces. Muchos regresaron después a sus casas. Pero el jefe de los demonios, Bha Ro, y algunos de sus seguidores no quisieron irse. Una vez más invocaron visiones terroríficas para atemorizar a Milarepa. Mas él los conminó con el canto en que se narra la verdad del bien y del mal:

Me inclino a los pies del misericordioso Marpa.
Ustedes, demonios perniciosos, ¿están aún con ánimo airado?
Vuestros cuerpos pueden volar al cielo fácilmente,
pero vuestras mentes están habitualmente llenas de pensamientos
dañinos.
Muestran ustedes sus colmillos mortíferos para espantar a tos otros.
Pero pueden estar seguros que al afligirlos sólo a ustedes mismos causan conflicto.

La ley del karma no falla nunca en su función,
nadie escapa a su madurez;
ustedes sólo están ocasionando conflicto en ustedes mismos,
¡fantasmas hambrientos, confusos y pecadores!,
sólo siento piedad y compasión por ustedes.

Como siempre han sido pecadores,
el ser malvados es natural en ustedes.
Como el karma de matar los ata,
apetecen carne y sangre como alimentos.
Por quitar la vida a otros,
nacen como fantasmas hambrientos.

Vuestros actos pecaminosos os conducen
a las profundidades del más bajo sendero.
¡Aléjense, amigos míos, de la trampa de ese karma,
y traten de obtener la verdadera felicidad que
está más allá de toda esperanza y todo temor!

Los demonios mofándose dijeron: "Tu eficiente personificación de un predicador que conoce acuciosamente la doctrina es muy impresionante, pero ¿qué convicción has obtenido con la práctica del dharma?" Milarepa replicó con El Canto de la Certeza Perfecta:

Reverencia a Marpa el Perfecto.

Yo soy el yogui que percibe la última verdad.
En el origen de lo no nacido, obtuve por vez primera la certeza;
en el sendero de la no extinción, lentamente perfeccioné mi poder;
con símbolos y palabras plenas de significado
fluyendo de mi gran compasión
entono ahora este canto,
desde el reino absoluto de la esencia del dharma.

Debido a que vuestro karma maligno ha creado
ceguera densa y obstrucción impenetrable,
ustedes no pueden entender el significado de la verdad última.
Escuchen, por lo tanto, la verdad conveniente.

¡En los antiguos e inmaculados Sutras
todos los Budas del pasado han advertido
repetidamente la eterna verdad del karma!

Cada ser sensible es vuestro propio pariente,
ésta es una verdad eterna que nunca falla.
Escuchen atentamente la enseñanza de la compasión.

Yo, el yogui, que evoluciono por medio de mis prácticas,
sé que los obstáculos externos son sólo sombras chinescas.
Y el mundo fantasmal,
un juego mágico de la mente increada.

Al mirar hacia adentro en la mente, se ve
la naturaleza de ella, sin sustancia, intrínsecamente vacía.
Mediante la meditación en soledad, se obtiene la gracia
de la sucesión de los gurús y la enseñanza
del gran Naropa.
La verdad interna del Buda
debe ser el objeto de meditación.

Por la misericordiosa instrucción de mi gurú
entendí el abstruso significado interno del Tantra.
Mediante la práctica de la yoga que alumbra y perfecciona
se engendra el poder vital,
y se realiza la razón interna del microcosmo.
Por eso no temo los obstáculos ilusorios
del mundo exterior.

Pertenezco al gran linaje divino,
junto con inmensurables yoguis, tan vastos como el espacio.

Si, en su propia mente, uno reflexiona
sobre el estado original de la mente,
los pensamientos ilusorios se disolverán por sí solos
en el reino del Dharmadhatu;
no habrá ni quien cause aflicción ni quien sea afligido.
Un estudio exhaustivo de los Sutras
no podrá enseñarnos más que esto.

Jefe y subordinados demoníacos ofrecieron sus calaveras a Milarepa, haciéndole reverencias y circunvalándolo muchas veces. Prometieron traerle alimento suficiente para un mes y desvaneciéronse en los cielos como arco iris. A la mañana siguiente cuando salía el Sol, el demonio Bha Ro trajo de Mon muchos fantasmas de sexo femenino muy elegantes, así como una numerosa comitiva.
Todos portaban copas enjoyadas llenas de vino y bandejas de cobre con muchos alimentos diferentes, incluyendo arroz y carne, los cuales ofrecieron al Jetsun. Prometiendo de ahí en adelante servirle y obedecerle, se postraron ante él repetidas veces, y luego desaparecieron. Uno de los demonios, llamado Jarbo Ton Drem, era el jefe de muchos devas.
Con esta experiencia, Milarepa obtuvo gran progreso yóguico. Permaneció allí por un mes, alegre y animoso, sin las torturas del hambre. Un día (cuando ya había pasado el mes) Milarepa recordó un lugar en Lashi renombrado por sus aguas benéficas y decidió ir allí. De camino llegó a una explanada donde florecían los tarayes (o tamariscos). En medio de aquella planicie había una roca con un bordo encima; allá arriba se sentó Milarepa por un rato y muchas diosas aparecieron inclinándose ante él y sirviéndole viandas apetecibles. Una de las diosas dejó sus dos pies impresos en la roca y luego desapareció como arco iris. Cuando Milarepa continuó su camino, una hueste de demonios se reunió y conjuró para impresionarlo con visiones de grandes órganos femeninos, los cuales aparecieron en el camino. Entonces el Jetsun concentró su mente y expuso su pene erecto con un gesto peculiar. Siguió adelante y después de la momentánea aparición de otros nueve órganos femeninos, llegó a un lugar donde había una roca en medio con forma de vagina, quintaesencia de la región. Entonces él insertó en el hueco de la roca una piedra de forma fálica (acto simbólico ) con lo cual dispersó las imágenes lascivas creadas por los demonios. Este lugar fue llamado "Ladgu Lungu".
Cuando Milarepa llegó a media planicie, el demonio Bha Ro vino a darle la bienvenida. Le preparó un sitio para predicar y ofreció al Jetsun muchas ofrendas y servicios pidiéndole que le diera enseñanzas budistas. Milarepa dio conferencias comprensibles sobre karma y así, el demonio se fundió en una gran roca que estaba frente al asiento de la prédica. Milarepa, con el ánimo muy alegre, permaneció en esa planicie central durante un mes, luego viajó hacia Nya Non Tsar Ma. Allí dijo a la gente que en verdad aquella planicie había sido un sitio infame antes que él dominara a los demonios y transformara la región en lugar propicio para practicar el dharma. También les dijo que quería, tan pronto como fuera posible, regresar allí a meditar.

Ésta es la historia del "Viaje a Lashi".


3 El canto de las sierras nevadas


Reverencia a todos los gurús

La reputación del Jetsun Milarepa como conquistador de demonios malignos y de fantasmas, aumentó después de su visita a la montaña nevada de Lashi. Todos los del poblado Nya Non fueron sus protectores y le ofrecieron servicios y homenajes. Entre ellos había una mujer llamada Wurmo, quien con profunda y sincera fe solicitó las enseñanzas del dharma. Tenía un hijo joven llamado Joupuva, el cual decidió entregar a Milarepa como su sirviente cuando creciera.
Los vecinos de Nya Non Tsar Ma invitaron a Milarepa a quedarse con ellos; Shindormo fue su protectora. Allí estuvo el Jetsun por algún tiempo, pero pronto se sintió abatido por el carácter mundano de las personas. Demostrando su infelicidad, les dijo que quería regresar a la montaña nevada de Lashi.
Los aldeanos rogáronle: "¡Reverendo Señor! Es por nuestro beneficio y no por el bienestar de las demás criaturas sensibles que te rogamos permanezcas en nuestro pueblo durante el invierno y nos instruyas. Tú puedes conquistar a los demonios en cualquiera ocasión. En la próxima primavera te tendremos todo arreglado para el viaje". El venerable Dunba Shajaguna (un monje) y Shindormo fueron especialmente sinceros en sus ruegos: "El invierno ya viene y tendrás muchas dificultades y trabajos con la nieve de la montaña. Por favor retarda tu viaje".
Desatendiendo las repetidas súplicas, Milarepa se decidió a partir. "Soy hijo de la sucesión de Naropa", dijo. "No temo los trabajos ni las rabiosas tormentas en la montaña nevada. Para mí, quedarme permanentemente en un poblado es peor que la muerte. Mi gurú Marpa también me ordenó evitar las distracciones mundanas y permanecer en la soledad para llevar a cabo mis devociones." Entonces los habitantes de Tsar Ma prepararon rápidamente las provisiones; él les prometió ver a todos aquellos que fueran durante el invierno en busca de las instrucciones del dharma. Dunba Shajaguna, Shindormo y otros cuatro, unos monjes y otros laicos, llevando la bebida para brindar por el buen viaje, acompañaron al Jetsun. Cruzaron una colina y llegaron a una meseta pequeña. Entonces tomando un poco de harina, arroz, un pedazo de carne y un trozo de mantequilla, Milarepa marchó solo hacia la "Gran Cueva de los Demonios Conquistados" donde pensaba residir.
De regreso a sus casas, los seis discípulos se encontraron con una terrible tormenta que se había desatado al otro lado de la montaña; era tan formidable que apenas podían hallar el camino. Hubieron de reunir todas sus fuerzas para luchar contra el mal tiempo y llegaron al poblado cuando ya todos dormían. La nieve cayó durante dieciocho días con sus noches cortando toda comunicación entre Drin y Nya Non por seis meses. Todos los discípulos de Milarepa pensaron que su gurú había muerto en la tormenta y, en su memoria, hicieron una fiesta sacramental.
En el mes de la Saga (marzo-abril) los discípulos, cargados con hachas y otras herramientas, fueron en busca del cadáver del Jetsun. Ya cerca de su destino, se sentaron a descansar. A la distancia vieron un leopardo de las nieves que, trepado a una roca, bostezaba y se estiraba. Lo observaron por un buen rato hasta que, finalmente, desapareció. Seguros estaban de no encontrar ni el cadáver del Jetsun ya que creyeron que el leopardo lo había matado, comiéndose su cuerpo. Entre sí comentaron: "¿Será posible conseguir aunque sea un trozo de su vestido, un mechón de sus cabellos?" Este pensamiento los hizo llorar en un penoso padecer. Luego descubrieron muchas huellas humanas junto a las del leopardo. Más tarde ese angosto sendero se llamó: "El Sendero del Tigre y del Leopardo". Los aldeanos estaban muy confusos con esta visión del leopardo fantasma y pensaban: "¿Podrá ser esto un conjuro de los dioses o un fantasma?" Recelosos, se acercaron a la "Cueva de los Demonios Conquistados" y escucharon a Milarepa cantando; entre ellos se dijeron: "¿Será posible que los cazadores transeúntes hayan dado comida al Jetsun o que haya conseguido alguna presa olvidada por ellos y por eso no ha muerto?" Cuando llegaron a la cueva, Milarepa les gritó: "Ustedes, perezosos, hace mucho tiempo que llegaron al otro lado de la montaña, ¿por qué han tardado tanto en llegar hasta aquí? La comida que para ustedes he preparado ya debe estar fría. ¡Apúrense y entren!" Los discípulos estaban eufóricos: cantaban y bailaban. Se abalanzaban sobre el Jetsun y se postraban ante él. Milarepa indicó: "Ahora no es tiempo de discutir nada; es hora de comer". Pero ellos hicieron antes muchas reverencias y se congratularon por su salud. Luego miraron en derredor y vieron allí la harina que le habían dado, intacta. En otro lado un platón de cebada, arroz y carne que estaba listo. Dunba Shajaguna exclamó, dirigiéndose al Jetsun: "Ciertamente es hora de cenar, pero tú sabías seguramente que veníamos". Milarepa dijo: "Cuando estaba sentado en la roca los vi a todos descansando al otro lado del paso". "Nosotros vimos allí a un leopardo echado", dijo Dunba Shajaguna, pero a ti no te vimos, ¿dónde estabas?" "Yo era el leopardo", respondió Milarepa. "Para un yogui que ha dominado completamente la mente-prana, la esencia de los cuatro elementos está perfectamente controlada, puede transformarse a sí mismo en el cuerpo que escoja. Les mostré que tengo poderes ocultos para realizar actos supranormales, porque ustedes son discípulos bien dotados y avanzados. Sin embargo, de esto no hay que hablar a nadie."
Shindormo dijo: "Jetsun, tu cara y tu cuerpo se ven más resplandecientes y saludables que el año pasado. El camino, a ambos lados de la montaña, estuvo bloqueado por la nieve y nadie pudo atravesarlo para traerte comida. ¿Acaso fuiste alimentado por las divinidades o encontraste algún animal muerto por las bestias? ¿Cuál es el secreto?"
Milarepa contestó: "La mayor parte del tiempo estuve en samadhi, y así no se requiere alimento. En días festivos, las Dakinis me ofrecieron comida en las reuniones de sus festivales tántricos. Ocasionalmente comí una poca de harina seca en la punta de una cuchara, tal como lo hice ayer y algunos días antes. A finales del 'Mes del Caballo' tuve la visión de que todos ustedes, discípulos míos, me rodeaban, ofreciéndome mucha bebida y bastante comida a tal punto, que durante varios días no sentí nada de hambre. A propósito, ¿qué hicieron ustedes a fines del 'Mes del Caballo'?" Los discípulos sacaron cuentas y resultó que fue entonces cuando hicieron la fiesta sacramental porque creían que el Jetsun había muerto.
Milarepa comentó: "Si los hombres mundanos hacen ofrendas de caridad, es seguro que les ayudará cuando estén en el estado del Bardo. Sin embargo, es aún mejor y más útil realizar el Bardo-de-aquí-y-ahora". Los discípulos, con mucha sinceridad, pidieron a Milarepa que bajara con ellos a Nya Non, pero él rehusó diciendo: "Disfruto mucho de mi estadía aquí; también mi samadhi progresa. Deseo quedarme aquí, regresen, pues, sin mí". Pero los discípulos replicaron: "Si el honorable Jetsun no baja con nosotros la gente de Nya Non nos golpeará por haberlo dejado ir solo a su tumba. Habrá daño y abusos contra nosotros". Wurmo lloró diciendo: "Si no vienes, tampoco bajaremos nosotros y aquí sentados nos quedaremos hasta morir". Entonces Milarepa no pudo resistir tanta insistencia y forzado a ceder, mostró estar de acuerdo con todos. Entonces dijeron los discípulos: "Tal vez las Dakinis no te necesiten, pero los discípulos de tu linaje ciertamente que sí. Mostremos a las Dakinis cómo podemos conquistar los caminos nevados sin necesidad de raquetas".
A la mañana siguiente todos dejaron la cueva y partieron hacia Nya Non. Shindormo se adelantó para llevar a los aldeanos las buenas nuevas de que el Jetsun aún vivía y que regresaba con ellos.
Ya cerca del poblado, Milarepa y sus discípulos llegaron a una gran roca que como plataforma amplia servía a los campesinos para extender el trigo. Para entonces ya se había esparcido la noticia de su regreso. Hombres y mujeres; niños, adultos, viejos y jóvenes, todos rodeaban al Jetsun, mirándolo, abrazándolo, llorando de emoción, preguntándole sobre su bienestar, dándole la bienvenida con gran reverencia y postrándose ante él. En respuesta Milarepa cantó con las raquetas aún en sus pies y descansando su barbilla sobre el bastón:

Ustedes y yo —mis benefactores y el viejo Milarepa—
bajo el dosel propicio de este cielo bendito,
nos encontramos una vez más antes que
nuestras vidas terrestres hayan acabado para siempre.
Canto en respuesta a vuestras preguntas sobre mi bienestar,
¡escuchen atentamente, presten oído a mi canto!

A finales del Año del Tigre,
antes del comienzo del Año del Conejo,
en el sexto día de Wa Jal,
surgió en mí un sentimiento de renunciación.
A la remota montaña nevada de Lashi
el anacoreta Milarepa, que ansiaba soledad, se retiró.
Parecía que cielo y tierra estaban acordes; entre ambos
soplaba un viento que partía la piel,
corrían ríos y crecían torrentes,
nubes negras en todas direcciones,
Sol y Luna lanzados a la oscuridad,
las Veintiocho Constelaciones inmovilizadas.
La Vía Láctea estancada
y los Ocho Planetas atados a una gran cadena de hierro.
El firmamento quedó envuelto en niebla;
entre brumas cayó nieve durante nueve días y sus noches.
Luego más y más durante dieciocho noches y sus días.

Caía la nieve, gruesa como pacas de algodón,
caía como pájaros que volaran por el cielo,
caía como enjambres giratorios;
los copos caían pequeños como de la rueda de un huso,
caían leves como pepitas,
caían como copos de algodón.

La caída de nieve fue desmedida,
cubrió todas las montañas y llegó a tocar el cielo.
Cayendo entre arbustos y abrumando los árboles,
montañas negras tornáronse blancas;
todos los lagos se helaron.
El agua clara quedó congelada entre las rocas,
el mundo fue una meseta lisa y blanca;
colinas y valles fueron aplanados.

Fue tanta la nieve que ni los malhechores pudieron aventurarse a salir.
Hambrientas estaban las bestias salvajes y también las domésticas,
todas abandonadas en las montañas,
lastimosamente hambrientas y débiles.
En el follaje helado los pájaros caían muertos de hambre,
mientras bajo tierra escondíanse ratas y ratones.

Durante este gran desastre yo permanecía en completa soledad.
Arriba en la montaña nevada
la lluvia y la ventisca de fin de año
lucharon contra mí, vestido sólo con algodón;
yo luché contra ellas a medida que sobre mí caían
hasta que se tornaron brisa y llovizna breve.
Conquisté los vientos tormentosos
y los domé hasta tornarlos en reposo silencioso.
El traje de algodón que llevaba parecía que fuera caliente y nuevo.

A vida o muerte fue la lucha,
como un batirse a sable entre gigantes.
Yo, el yogui competente, salí victorioso,
modelo para todo budista,
ejemplo para todo gran yogui.

Así se mostró mi poder sobre
el Calor Vital y los Dos Canales.
Observando cuidadosamente los Cuatro Males
causados por la meditación
y manteniendo la práctica interior,
tomáronse en esencia los pranas de frío y calor.
Por eso el viento huracanado fue domeñado
y la tormenta, dominada, perdió su poder;
ni aun el ejército de los dioses pudo competir conmigo.
Esta batalla la gané yo, el yogui.

Hijo ferviente del dharma en piel de tigre,
nunca he llevado una piel de zorro.
Hijo de gigante, nunca
he huido de la ira.
Hijo de león —rey de todas las bestias—,
siempre he vivido en las montañas nevadas.
Hacer una tarea de la vida es como un chiste para mí.

Si ustedes creen lo que les dice este anciano,
escuchen esta profecía:

La enseñanza del Linaje Practicante
crecerá y se esparcirá ampliamente;
algunos seres realizados aparecerán en la Tierra.
La fama de Milarepa se extenderá sobre el mundo.
Ustedes, discípulos, en memoria de este hombre,
abundarán en fe;
en tiempos futuros se escucharán
elogios y famas de nosotros.

En lo que respecta a mi salud,
yo, el yogui Milarepa, estoy bien.
Y ¿cómo están ustedes, queridos benefactores?
¿Están bien y felices?

El canto de felicidad del Jetsun inspiró de tal modo a los lugareños que danzaron y cantaron de alegría, y Milarepa, con ánimo festivo, se unió a ellos. La gran plataforma sobre la cual danzaron quedó impresa con las huellas de manos y pies, como si la hubiesen tallado. El centro de la plataforma se hundió formando una pequeña olla con formas irregulares; por eso lo que antaño se llamó "Roca blanca de las pisadas", ahora recibe el nombre de "Roca de las raquetas".
Después de la fiesta los aldeanos escoltaron a Milarepa hasta el pueblo de Nya Non Tsar Ma, le prestaron sus servicios y le hicieron ofrendas. La protectora Lesebum le dijo: "Reverendo, nada nos ha dado tanta alegría como saber que estás vivo y sano, y que has regresado con bien a nuestra aldea. Tu aspecto es más radiante que nunca y estás lleno de energía y espiritualidad. ¿Es porque las diosas te presentaron ofrendas cuando vivías en la soledad? En respuesta Milarepa cantó:

Me inclino a los pies del gurú Marpa.
El regalo de la bendición es otorgado por las Dakinis;
el néctar de Samaya es alimento abundante;
los órganos de los sentidos están alimentados
con la devoción ferviente;
de tal manera se almacenan los actos meritorios de mis discípulos.

La mente inmediata no tiene sustancia;
está vacía, es menor aún que el más pequeño átomo.
Cuando el vidente y lo visto se eliminan,
la "visión" es en verdad realizada.

En cuanto a la "práctica", en la Corriente de Iluminación
no puede hallarse ningún estado.
La perseverancia se confirma en la práctica
cuando es anulado el binomio actor-acción.

En el Reino de la Iluminación,
donde sujeto y objeto son uno,
no veo causa, pues todo es Vacío.
Cuando acción y actor desaparecen,
todo acto se torna correcto.

Los pensamientos finitos se disuelven en Dharmadhatu;
los Ocho Vientos Mundanos no traen ni esperanza ni temor.
Cuando desaparece el precepto y quien lo guarda,
son mejor observadas las disciplinas.

Al conocer mediante un voto sincero y altruista,
que la mente propia es el Dharmakaya
(el absoluto cuerpo del Buda),
desaparecen el actor y el acto. Entonces triunfa el glorioso dharma.

¡Éste es el canto alegre que entona un anciano
en respuesta a la pregunta de un discípulo!
La nieve que cayó
demarcó mi casa de meditación,
las diosas me dieron alimento y sustento;
el agua de la montaña fue el trago más puro,
todo se efectuó sin esfuerzo;
no hay necesidad de sembrar cuando no se requiere alimento.

Mi bodega está llena sin previa preparación ni provisiones,
todas las cosas he visto al observar mi propia mente;
sentándose en el lugar más bajo se alcanza el trono real.
La perfección se obtiene por la gracia del gurú;
la deuda se paga con la práctica del dharma.
Seguidores y benefactores aquí reunidos,
den sus servicios con fe,
sean todos felices y alegres.

Dunbar Shajaguna hizo reverencias a Milarepa diciendo: "En verdad es maravilloso y grato saber que tanta nieve no dañó al Jetsun y que nosotros, sus discípulos, podemos —sanos y salvos— regresar con él a la villa. ¡Qué dicha que todos los discípulos puedan ver a su gurú! Estaremos profundamente agradecidos si, como regalo de su llegada, nos predica el dharma de sus experiencias mientras meditaba durante este invierno".
En respuesta a la petición de Shajaguna y como regalo por el reencuentro, Milarepa entonó para sus discípulos el canto de Las Seis Esencias de la Experiencia Meditativa.

Reverencia a mi gurú, el de las tres perfecciones.

Esta tarde, contestando
a mis discípulos, a Shajaguna y al protector Dormos,
yo, Milarepa, narro mi experiencia de meditación,
yo, el que mora siempre en las remotas fortalezas.

La pureza del voto ha hecho posible esta congregación;
la pureza del precepto del dharma me une a mis benefactores.
¡Hijos míos!, lo que ustedes preguntan he de responder
yo, el padre, como regalo de mi regreso.

Renuncié al mundo y no me lamenté de ello.
Yo, Milarepa, me fui a la montaña nevada de Lashi
para ocupar solo la Cueva de los Demonios Conquistados.
Durante seis meses completos creció la experiencia de la meditación;
ahora la revelo en este canto de las Seis Esencias.

Primero, vienen las Seis Parábolas de la Experiencia Externa;
segundo, las Seis Conductas Internas Erróneas,
que uno debe considerar con mucha atención;
tercero, las Seis Cuerdas que nos atan a Samsara;
cuarto, las Seis Vías para alcanzar la liberación;
quinto, las Seis Esencias del Conocimiento
mediante las cuales uno obtiene confianza;
sexto, las Seis Experiencias Gozosas de la Meditación.

Si uno no memoriza este canto
no quedará ninguna impresión en la mente;
atiendan pues cuidadosamente mi explicación.

No puede llamarse espacio
si tiene obstáculos;
ni puede nombrarse estrella
si hay números.
No podrá decirse: "Eso es una montaña",
si eso se mueve y tiembla,
ni podrá llamarse océano
algo que crece y se encoge.
No es posible llamar nadador
a quien necesite un puente,
ni es arco iris
lo que puede palparse.
Éstas son las Seis Parábolas Externas.

Límites de lo definido
limitan el saber.
Pereza y distracción
no son meditación.
Aceptación y rechazo
no son actos voluntarios.
Constante fluir del pensar
no es yoga.
Si hay Este y Oeste,
no hay sabiduría.
Si nace y muere,
no es Buda.
Éstas son las Seis Faltas Internas.

Habitantes del infierno están atados al odio,
fantasmas hambrientos a la miseria,
y las bestias a la ceguera.
Los hombres, por lujuria se atan;
por celos, los asuras,
y los dioses del cielo, por orgullo.
Estas seis amarras son los obstáculos
que impiden la liberación.

Gran fe y confianza
en un gurú sabio y estricto,
buena disciplina,
soledad en una ermita,
decisión, perseverancia,
práctica y meditación.
Éstas son las Seis Vías que conducen a la liberación.
La sabiduría innata original
es la esfera de lo primordial (profundo).
La esfera de la conciencia no
tiene "exterior" ni "interior".
Sin brillo ni oscuridad
es la esfera interior.
Omnipresente y que todo abarca es
la esfera del dharma;
sin cambio ni transición
la esfera de Tig Le;
la esfera de la Experiencia no tiene interrupción.
Éstos son los Seis Reinos Inmutables de la Esencia.

El gozo surge cuando se abanica el Calor Vital,
cuando el aire de los Nadis fluye en el Canal Central,
cuando la mente-bodhi fluye desde arriba,
cuando es purificada abajo,
y cuando blanco y rojo se encuentran en el centro.
Éstas son las Seis Experiencias Gozosas del Yoga.
Para complaceros, hijos míos y seguidores,
entono este canto de las Seis Esencias;
ésa ha sido mi experiencia cuando meditaba.
Que todos los que están en esta encantadora reunión
beban el néctar celestial de mi canto.
Que todos estén contentos y llenos de alegría,
que vuestros deseos puros sean satisfechos.
Éste es el canto simple, entonado por este anciano;
no achiquen su importancia, es un regalo del dharma,
sino a zancadas grandes y con alegre corazón,
avancen en el sendero de esta doctrina bendita.

Shindormo exclamó: "¡Jetsun! ¡Oh, preciosísimo! Eres como un Buda entre los Budas del pasado, presente y futuro. La oportunidad de servirte y aprender de ti es un privilegio extraordinario. Quienes no tienen fe en ti son realmente tan tontos como los animales".
Milarepa replicó: "No es tan importante que tengan fe en mí. No importa mucho cuál camino se tome. Pero si tienen un valioso cuerpo humano y han nacido en el lugar y el tiempo en que prevalece el budismo, será verdaderamente tonto no practicar el dharma". Luego Milarepa cantó:

A los pies de Marpa el Traductor me postro,
y para ustedes mis benefactores fervientes canto.

¡Qué estúpido es pecar temeraria o imprudentemente
mientras el dharma puro se esparce a tu alrededor;
qué tonto gastar el tiempo de tu vida sin sentido,
cuando es don tan raro obtener el valioso cuerpo humano;
qué ridículo atarse a una ciudad-prisión y allí permanecer;
qué risible pelear y querellarse con esposas y parientes
que apenas si son visitantes pasajeros;
cuan vano estimar palabras dulces y tiernas
que apenas son ecos vacíos en un sueño;
cuan fatuo malgastar la vida litigando con enemigos
que son como flores delicadas;
qué tonto es atormentarse hasta la agonía pensando en la familia,
que nos ata a la mansión de maya;
qué estúpido restringirse a la tarea del dinero y de la propiedad,
que es la deuda contraída sobre el préstamo que otros nos hacen;
qué ridículo embellecer y engalanar el cuerpo,
que es vaso lleno de inmundicia;
qué fatuo excitar cada nervio con riqueza y bienes
y descuidar el néctar de la enseñanza interior!

Entre una multitud de tontos, el que es listo y sensible
practicará el dharma como yo lo hago.

La gente de la reunión dijo a Milarepa: "Estamos muy agradecidos por tu sabio canto, pero nunca lograremos emular tu laboriosidad e inteligencia. Apenas si podremos evitar las acciones estúpidas que has enumerado. Nuestro único deseo es tener el privilegio de gozar de tu continua presencia, que los vivos te sirvan y reciban tu instrucción, que los muertos sean por tu gracia salvados". Milarepa replicó: "Obedeciendo las órdenes de mi gurú, he meditado en la montaña nevada de Lashi. Estaré aquí por un tiempo, pero nunca podré quedarme como ustedes, gente mundana. Falta de respeto y malas voluntades sería el resultado de permanecer entre ustedes". Entonces cantó:

Reverencia a Marpa el Traductor.

Que todos mis benefactores aquí reunidos
tengan fe inmutable y oren con genuina sinceridad.

Si uno está mucho tiempo con los amigos,
ellos pronto se cansan;
vivir muy cerca trae disgusto, y odio.
Es de humanos esperar y demandar mucho
cuando se tiene demasiado tiempo viviendo juntos.

Entre humanos, la beligerancia conduce
a que se violen los preceptos;
las malas compañías destruyen los actos buenos;
palabras honestas causan daño cuando son dichas en público;
argüir sobre bien y mal sólo trae más enemigos.

Apegarse al fanatismo sectario y al dogma
hace de uno un malvado y un pecador sumo.

Una respuesta obligada por las ofrendas de
los piadosos causa siempre pensamientos dañinos.
Disfrutar el Alimento de la Muerte es pecaminoso y peligroso.
Las ofrendas de los mundanos son bajas e indignas.

En sí, la compañía causa desdén
y del desdén nacen el odio y la aversión.

Mientras más propiedades tengamos,
más sufriremos a la hora de la muerte.
Sufrimientos y lamentaciones son en verdad intolerables,
especialmente para yoguis que viven en soledad.

Yo, Milarepa, iré a una tranquila ermita a vivir solo.
Benefactores fervorosos, vuestro comportamiento es
maravilloso para acumular méritos.
Protectores míos, es bueno
hacer ofrendas y servir a vuestro gurú.
Ratifico mi deseo de encontrarlos pronto
y volver a verlos muchas veces.

Todos los protectores de Milarepa le dijeron: "Nosotros nunca nos cansamos de oír tus instrucciones y prédicas, pero tal vez eres tú quien se ha cansado de nosotros. Ya sabemos que aunque cálidamente te roguemos quedarte, todo será en vano. Sólo deseamos que de tiempo en tiempo vuelvas desde Lashi para visitarnos". Luego, ofrecieron provisiones y otros bienes, pero Milarepa no los aceptó. Todos sentían gran veneración y mostraban profundo respeto. Con ánimo deleitoso y feliz los lugareños reafirmaron su fe inconmovible en el Jetsun.

Éste es "El Canto de las Sierras Nevadas".


4 El desafió de la demonia sabia


Reverencia a todos los gurús

Una vez Milarepa permaneció en Nya Non por un corto periodo. La gente de allí le rogó se quedara, pero él no aceptó y, de acuerdo con la orden de su gurú, se fue a Riwo Balnbar a practicar meditación en una cueva cerca de Linba. A la derecha de su asiento había una hendidura en la roca. Ya tarde en la noche, Milarepa oyó un sonido crujiente que provenía de la grieta. Se levantó y miró en rededor, pero no vio nada. Pensó que debía ser una ilusión y volvió a su asiento, que también le servía de cama. De pronto, un gran resplandor salió por la hendidura y en medio de la luz apareció un hombre rojo sobre un venado negro guiado por una bellísima mujer. El hombre dio a Milarepa un codazo acompañado de sofocante viento y luego desapareció. La mujer se tornó en bruja roja y de inmediato comenzó a patear a Milarepa. Éste comprendió que esa aparición era un conjuro del demonio femenino Draug Srin Mo, y entonó el siguiente canto:

Hago reverencias ante Marpa el misericordioso.

Tú, maligna Draug Srin Mo de Linba Draug;
tú, fantasma pecador
que apareces en forma perversa de conjuro,
vienes buscando ocasión para dañarme.
No estoy seduciéndote con un canto melodioso:
canto sólo con palabras honestas y veraces.
En medio del cielo azul
las bendiciones del Sol y de la Luna se juntan;
desde el maravilloso palacio celestial brillan los rayos de luz,
gracias a los cuales todas las criaturas son iluminadas y vistas.
Ruego al planeta Chamju no rivalizar con
el Sol y la Luna cuando ellos circundan los Cuatro Continentes.

En el Este, sobre lo alto de la montaña nevada,
la leona de la nieve, Darsen Gharmo, trae prosperidad;
ella es la reina de las bestias
y jamás come carne dañada;
cuando aparezca en el horizonte
¡no la aflijas con una tormenta!

En el Sur, entre los árboles de la floresta,
Darsen Gharmo, la leona de la nieve, trae prosperidad;
ella es la campeona de las bestias salvajes, galante e invencible;
cuando camine en un sendero angosto y peligroso
¡no le tiendas emboscada con trampa de cazador!

En el Oeste, en el océano Ma Pam, azul y vasto,
el pez-hembra de vientre blanco, Dogar Nya, trae prosperidad;
ella es la danzante suprema del elemento agua,
y gira sus ojos de modo maravilloso;
cuando busque alimento delicioso
¡no la hieras con el anzuelo!

En el Norte, sobre la amplia Roca Roja,
la gran buitre brinda prosperidad;
es la reina de las aves;
realmente majestuosa, nunca quita a otros la vida;
cuando busque alimento en lo alto de las tres montañas
¡no la atrapes en una red!
En la cueva de Linba, donde viven los buitres, yo, Milarepa, brindo prosperidad; persigo mi propio bienestar y el de los otros renunciando a la vida mundana;
con mente iluminada,
lucho por obtener el estado búdico en el curso de una vida;
diligente y sin distracción practico el dharma.
Draug Srin Mo, ¡no me aflijas!
Te ruego escuches éste mi canto de
cinco parábolas y seis significados,
el canto con ritmo, el canto semejante a una cuerda de oro.

¡Misericordiosa Draug Srin Mo! ¿Me entiendes?
Cometer karma dañino es un pecado grave,
¿podrías dejar de incurrir en ese karma pecaminoso?
¿Podrías controlar tus pensamientos dañinos y tu perverso corazón?
Si no entiendes que todo está sólo en la mente,
las apariciones interminables de Nhamdog nunca cesarán.
Si uno no comprende que la Esencia-Mente es un vacío,
¿cómo podrá disipar el espíritu del mal?
¡Oye tú, demonia pecadora, bruja! ¡No me aflijas!
¡No me dañes, y regresa sola a tus moradas!

Instantáneamente, ella desapareció. Sin embargo, agarrándolo por un pie contestó a Milarepa:

Oh, hijo bien dotado del dharma,
el solitario que tiene' valor y fortaleza,
el yogui que huella el Sendero del Cementerio,
el santo budista que sigue la vida ascética:
es tu canto enseñanza budista
más preciosa que el oro.
Cambiar oro por cobre es vergonzoso;
si no expiara yo los pecados cometidos
todo lo dicho sería mentira.
En respuesta a tu canto del karma
que acabas de entonar para mí,
escucha atentamente mis alegorías.

En medio del cielo azul
brilla la luz del Sol y de la Luna,
mediante la cual llega la prosperidad a la Tierra.
Tal como has dicho,
los rayos del Inconmensurable Palacio de los Dioses
dispersan la oscuridad de los Cuatro Continentes.
mientras Luna y Sol circundan las Cuatro Islas,
irradiando gustosamente sus resplandores.
Si ellos no se deslumbran con sus rayos resplandecientes,
¿Cómo podría Rahu afligirlos?

En el Este, donde se eleva la montaña de cristalina nieve,
Dar sen Gharmo brinda prosperidad;
es ella la reina de las bestias;
ella las manda como a sus sirvientes.
Cuando aparezca en el horizonte,
los huracanes y tormentas no la afligirán
mientras no se torne muy orgullosa y arrogante.

En el Sur, entre la densa floresta,
la tigresa de la montaña brinda prosperidad;
campeona es de todas las bestias.
Con orgullo alardea de conquistas con sus garras;
cuando se acerca a un sendero angosto y peligroso
muestra su orgullo con gran arrogancia.
Mientras no haga ostentación de sus rayas y gracias
nunca caerá en la trampa del cazador.

En el Oeste, en lo profundo del azul océano,
el pez-hembra de vientre blanco brinda prosperidad;
ella es la danzante del elemento agua
y proclama ser vidente de los grandes dioses.
Debido a su glotonería, busca alimento deliciosos.
Si no utiliza su cuerpo ilusorio
para buscar alimentos humanos,
¿cómo podrá dañarla el anzuelo?

En el Norte, sobre la amplia Roca Roja,
la buitre, reina de las aves, brinda prosperidad;
ella es la Deva de los pájaros que viven entre los árboles,
y orgullosa proclama que decide del destino de todos ellos.
Vuela sobre los árboles de las montañas
cuando busca sangre y carne que comer;
si no se abalanza sobre su presa
¿cómo podrá caer en las redes captoras?
En la roca donde mora el buitre, tú, Milarepa, brindas prosperidad;
proclamas que haces el bien para ti y para los demás,
con el perfecto corazón-bodhi florecido meditas atentamente,
siendo tu ambición tornarte Buda en el curso de una sola vida.
Tu esperanza es salvar a los seres sensibles de los Seis Reinos.
Cuando estás embelesado en tu práctica de meditación,
surgen las poderosas fuerzas de tus pensamientos habituales,
ello agita tu propia mente y aparece el discernimiento de lo ilusorio.
Si en tu mente no ha surgido el pensamiento
discriminante de "enemigo",
¿cómo podré afligirte yo, Draug Srin Mo?

Has de saber que sólo de la propia mente
viene el mal de los pensamientos habituales.
¿Qué utilidad tendría que yo siguiera tu guía
si no has realizado la Mente de Eseidad?
Mejor sigue tu camino, que yo seguiré el mío.

Quien no logra el vacío mental,
nunca estará exento de la influencia del mal.
Si uno por sí mismo conoce la propia mente,
cualquier obstáculo y dificultad será una ayuda.
Aun yo, Draug Srin Mo, seré entonces gustosamente tu criada.
Tú, Milarepa, aún tienes ideas equivocadas,
aún tienes que taladrar dentro de la naturaleza de la propia mente,
aún tienes que penetrar en la raíz de lo ilusorio.

Cuando Draug Srin Mo terminó su canto, Milarepa estaba muy impresionado y más esclarecido. Se veía muy complacido y en cierto modo sorprendido de escuchar tales expresiones por parte de la diablesa, y en respuesta replicó con el canto de Ocho Parábolas del Pensamiento:

Sí, sí, lo que has dicho es bien cierto.
Oh, tú, perversa Draug Srin Mo,
difícil será hallar palabras más veraces que ésas.
Aunque he viajado amplia y remotamente,
nunca había escuchado un canto tan hermoso.
Ni teniendo aquí un centenar de grandes eruditos
lograríamos mejor ilustración.
Tú, fantasma, has entonado hermosas palabras;
son como barras de oro
golpeando mi propio corazón.
Así se ha desvanecido el Aire del Corazón, el apego al dharma;
así se ha iluminado mi ignorante ceguera;
así ha florecido el blanco loto de la sabiduría;
la lámpara que aviva la autoconciencia está encendida.
y está totalmente liberada la atención prestada al conocimiento.

Al observar esto la atención se libera;
miro fijamente hacia el inmenso cielo azul,
comprendo plenamente la vacuidad de la naturaleza del ser; no tengo ni ansiedad ni temor por la existencia palpable.

Cuando miro el Sol y la Luna
entiendo su desnudez, lo radiante de la esencia mental;
no temo distracción ni pereza.

Cuando echo una ojeada a lo alto de las montañas,
claramente experimento el samadhi inmutable;
no temo cambio ni fluctuación.

Cuando vuelvo mis ojos hacia el fluente río,
veo plenamente la naturaleza dinámica de todas las corrientes;
no temo ni me confundo con la visión falsa sin origen.

Cuando contemplo esta existencia ilusoria como un arco iris,
veo claramente la identidad entre Forma y Vacío;
no temo las falsas nociones realistas o nihilistas.

Cuando veo las sombras y el reflejó de la Luna en el agua,
percibo plenamente la refulgencia propia del desapego;
no temo pensamientos subjetivos ni objetivos.

Cuando miro hacia adentro a la mente autoconsciente,
veo claramente la luz de la lámpara interior;
no temo la ceguera de la ignorancia.

Cuando escucho lo que tú, espíritu pecador, has cantado,
entiendo plenamente la naturaleza de la autoconciencia;
no temo obstáculos ni dificultades.

¡Tú, espectro, eres en verdad elocuente al hablar!
¿De veras entiendes la naturaleza de la mente tal como lo dices?
¡Mira qué feo nacimiento de bruja espectral has merecido!
No haces más que cosas erróneas y malas.
Esto se debe a tu ignorancia del dharma y al descuido de la moralidad.
Debes escuchar más diligentemente
los males y sufrimientos del samsara,
debes renunciar firmemente a las diez acciones malignas.
Yo, el yogui semejante a un león, no temo ni tengo pavor.
Tú, demonio pecadora, no debes creer que mis palabras
juguetonas y humorísticas son ciertas;
sólo estaba bromeando contigo.
¡Oh, espíritu! ¡Me has divertido esta tarde!
Pero sigamos la leyenda del Buda y los Cinco Demonios,
¡y que la mente-bodhi perfecta surja en ti!,
que tu voto puro, combinado con mi compasión,
haga de ti uno de mis discípulos en la próxima vida.

Conmovida por esta contestación, Draug Srin Mo sintió su corazón lleno de fe hacia el Jetsun, soltó el pie de Milarepa y cantó con dulce voz:

¡En virtud del cúmulo de tus méritos,
tú, oh yogui bien dotado,
eres capaz de practicar el dharma
y de permanecer solo en estas solitarias montañas!
¡Tus ojos misericordiosos se mantienen compasivos
sobre todas las criaturas!

Yo soy del linaje de Bedma Tutrin,
y he escuchado el rosario de palabras
preciosas sobre el sagrado dharma.
Aunque he oído muchas prédicas
y he asistido a grandes congregaciones,
aún son excesivos mi codicia y mi apego.

Conduzco hacia la bondad a quienes practican el dharma;
muestro el buen camino a los budistas dotados.

Aunque mi intención es amistosa y mis motivos son buenos,
tengo que encontrar alimento para nutrir este cuerpo depravado.

Vagabundeo sobre la Tierra en esta forma diabólica
deseando por comida sangre y carne.

Entro en el alma de cualquiera que encuentro;
incito el corazón de las muchachas bonitas y encantadoras;
enloquezco con lujuria la sangre de los jóvenes vigorosos y bien parecidos.
Con mis ojos, me entretengo observando todos los dramas;
con mi mente, a todas las naciones instigo a la codicia;
con mi cuerpo, incito a la gente, inquietándola y excitándola

Mi hogar está en Linba,
mi residencia está en la Roca.

Éstas son las cosas que hago,
ésta es mi réplica sincera y mi honesta confesión,
éstas las palabras de bienvenida por nuestro encuentro,
ésta la evidencia de mi fe en ti y mi ofrenda.
Seamos pues inspirados y felices
con este canto de honestidad.

Milarepa pensó: "Este inquirir sincero de la demonia debe ser bien contestado y su orgullo debe ser dominado". Entonces cantó:

Escucha, escucha con atención, tú, bruja depravada;
el gurú es bueno, pero el discípulo es malo.
Aquellos que sólo han oído y leído las enseñanzas del dharma,
apenas captan las palabras.
No entienden ellos el verdadero dharma.
Así suenen elocuentes y convincentes las palabras,
no hay en ellas utilidad ni valor algunos.
Dichos engañosos y charlas vanas no ayudan
a eliminar la corrupción de la mente.

Debido a la propensión que tienes hacia los hábitos dañinos,
formada en el pasado,
y también a tu conducta malvada del presente,
has violado preceptos y votos.
La fuerza de estas transgresiones
te hizo nacer en esta baja forma de mujer.
Tu cuerpo vagabundea en las miserables guaridas
de los caníbales;.......
tu charla es cháchara ególatra y falaz;
tu mente está saturada de pensamientos que afligen a otros.

Debido a tu negligencia por la ley del karma
tomaste nacimiento bajo ese horrible cuerpo.
Ahora debes pensar en las perversidades del samsara,
debes confesar tu culpa y prometer hacer el bien.

Como un león, no temo;
como un elefante, no tengo ansiedad;
como un loco, no tengo pretensión ni esperanza.
Te digo honestamente la verdad.

Causarme problemas y afligirme
sólo te traerá más pesares.

Haz un voto por el dharma puro,
haz una promesa de ser mi discípula en el futuro.
¡Oh tú, confusa y depravada bruja,
piensa en estas palabras con atención!

Draug Srin Mo se hizo entonces visible como antes y con honestidad cantó:

De los sagrados Budas de los Tres Tiempos,
el Buda Vajradhara es el jefe; él es también.
Señor de la maravillosa doctrina.
El surgir de la mente-bodhi es en verdad notable.
Podrás llamarme bruja depravada, pero tengo grandes méritos.
Cuando escucho tus advertencias nace en mí
entendimiento verdadero.
En un principio juré obedecer las instrucciones de mi gurú,
estudié y aprendí el sagrado dharma,
pero luego fui indulgente conmigo misma y cometí actos dañinos.
Con pasiones malvadas ardiendo salvajemente en mi corazón,
nací bajo la horrible forma demoníaca;
intento ayudar a todas las criaturas,
pero una y otra vez los resultados son malos.

Viniste, gran yogui, al principio del año pasado,
permaneciendo solo en la cueva, meditando en soledad.
¡Algunas veces me gustabas, pero otras no!
Porque me agradas he venido esta noche;
porque no me agradas te agarré el pie;
ahora me arrepiento de mi mala acción.

Sin embargo, esta bruja miserable renunciará a sus malas acciones;
practicará el dharma con todo su corazón;
servirá al budismo tanto como pueda.
De ahora en adelante, con la fresca sombra de tu árbol de gracia,
protégela, por favor, de los Cinco Venenos Insaciables.

Yo, la bruja de horrible forma, me refugio en ti,
y confío en las instrucciones que me has dado.
Incluso renuncio a mis maliciosas intenciones;
desde ahora hasta el momento en que alcance el estado búdico,
prometo proteger a los yoguis y ser amigable
con todo aquel que medita.
Serviré y asistiré a los seguidores
de la doctrina, a los observadores de los preceptos;
para los yoguis avanzados y ante el dharma,
seré una honesta servidora.

En seguida Draug Srin Mo juró ante Milarepa que nunca en el futuro dañaría a nadie. También hizo voto de proteger a todos los que meditaran. Con objeto de guiar a Draug Srin Mo, Milarepa cantó:

Soy el hombre venerable que ha renunciado al samsara;
soy el noble hijo de mi gurú;
en mí se guardan las preciadas enseñanzas;
soy un budista con gran sinceridad y devoción.

Soy el yogui que persigue la esencia del Ser;
soy como una madre para todas las criaturas;
soy el hombre que tiene valor y perseverancia,
el sostenedor del espíritu de Gautama el Buda,
el maestro del corazón que aspira a bodhi.

Soy quien siempre se ha apegado a la bondad,
quien ha dominado con mucha compasión todo pensamiento de mal;
soy quien permanece en la cueva de Linba,
quien practica la meditación sin distraerse.

¿Crees que eres feliz ahora? ¡Tú, miserable y confusa bruja!
Si no has encontrado felicidad es por tu culpa.
¡Despierta! El apego que tienes a tu ego es más grande que tú.

¡Presta atención! Tus emociones son más poderosas que tú.
¡Oh, espectro!, tu torcida voluntad es mucho más perversa que tú.
Tus pensamientos habituales son más característicos que tú.
Tu incesante actividad mental es más frenética que tú.

Afirmar la existencia de un fantasma sólo trae perjuicio;
entender la inexistencia de un fantasma es el camino del Buda;
saber que fantasma y realidad son uno es el camino de la liberación;
conocer que todos los fantasmas son nuestros padres
es verdadero entendimiento;
comprender que el mismo fantasma es la propia mente
es la suprema gloria.
Te emanciparás de toda traba o cadena
si comprendes la verdad que he establecido;
ésta es mi instrucción para ti, oh demonia. .
Para ser mi discípula debes observar los preceptos.
No violes las reglas del Vajrayana,
no envilezcas o degrades la gran compasión,
no aflijas el cuerpo ni la palabra ni la mente de los budistas.
Si alguna vez violas estas reglas,
puedes estar segura de que caerás de cabeza al Infierno Vajra.
Recita estas importantes reglas tres veces;
recuerda su significado y practícalas.
Pide ahora un deseo y que pronto se te conceda.
Con el inmaculado corazón-bodhi, inconcebiblemente grande,
tengas mucha felicidad en tu vida futura.
Entonces, conviértete en mi mejor discípulo,
oh, mujer del Dorje Semba.

Después que Draug Srin Mo juró ante el Jetsun, hizo reverencias y caminó a su alrededor muchas veces. Prometió que de allí en adelante obedecería sus órdenes. Luego desapareció como un arco iris que se desvanece en el cielo.
Mientras tanto, el día declinaba y el Sol llegaba al ocaso. Después de un rato, Draug Srin Mo regresó trayendo consigo a sus hermanos y hermanas, toda una comitiva, todos bien parecidos y vestidos con los mejores de sus trajes, para que vieran al Jetsun y le llevaran ofrendas.
Draug Srin Mo le dijo a Milarepa: "Soy un fantasma pecador; forzada por el karma maligno caí en un nacimiento bajo; impulsada por los pensamientos malignos habituales, influyo para que otros se tornen malos. Te ruego me perdones. La mala intención me indujo a hacerte diabluras. Imploro perdón por todo lo que te hice; además, prometo obedecer tus órdenes estrictamente y tratar de ser tu honesta sierva o seguidora. Sé misericordioso y dinos algo acerca de la verdad que has alcanzado". Haciendo esta petición Draug Srin Mo cantó:

¡Oh tú, el grande! ¡Tú, hijo de grandes héroes,
que por acumular tantos méritos
has llegado a ser una persona llena de excelencias!;
tú, que por pertenecer a distinguido linaje
estás dotado de Ondas de Gracia

Tú eres quien medita con gran perseverancia,
quien soporta morar en la soledad,
quien practica asiduamente las profundas enseñanzas.
Para ti no hay mal ni obstáculo.

¡Por haber comprendido al microcosmo de los canales interiores y de los pranas, puedes hacer milagros!

Tú y yo estamos en relación armoniosa,
nuestros buenos deseos de vidas pasadas
hicieron posible nuestro encuentro.
Aunque he encontrado muchos santos realizados
sólo de ti he recibido gracia y guía.
¡Yo, bruja espectral, hablo sinceramente!

La verdad del Hinayana puede ser ilusoria;
¡realmente es difícil dominar las pasiones producidas por el karma!
Uno debe hablar elocuentemente sobre el dharma;
pero de nada sirven las palabras cuando llega el sufrimiento
y la miseria.
El gurú que se desvíe del dharma
no se ayudará a sí mismo, sino que incurrirá en odios.

Tú, encarnación del cuerpo del Buda de los Tres Tiempos,
realiza la inmutable verdad del Dharmadata
con la enseñanza interna, practica la quintaesencia del dharma.
En este lugar bendito donde crece la Iluminación Fundamental,
nosotros, Draug Srin Mo y su comitiva,
rogámoste dilucidar las enseñanzas del Secreto Más Interno.
¡Por favor! Revélanos las palabras secretas del Vajrayana,la verdad última;
¡por favor! Enséñanos la gran sabiduría iluminadora,
¡por favor! ¡Obtén para nosotros la luz radiante!

Al escuchar la verdad inmutable, la profunda doctrina secreta,
no caeremos en el sendero inferior.
Practicando la enseñanza de la doctrina secreta
no erraremos en las veredas del samsara.
Sin dolo ni engaño
te rogamos nos des a conocer la verdad completa.

Milarepa dijo: "Según lo que ahora puedo ver, no todos ustedes son capaces de practicar las altas enseñanzas de la verdad inmutable. Si insisten en aprender la enseñanza interna deben jurar por sus vidas y hacer un voto solemne".
Entonces Draug Srin Mo juró prometiendo cumplir todas las órdenes del Jetsun y dijo asimismo que ayudaría y serviría a todos los budistas. En respuesta a sus dudas, Milarepa entonó un canto, El Inmutable y Real Dharma Sobre los Veintisiete Desvanecimientos:

Ante el Buda oculto con cuerpo humano,
ante el incomparable Marpa el Traductor, mi padre gurú,
¡me inclino a sus pies, misericordiosos!

No soy un cantante que desea exhibir su arte,
pero tú. espectro, me incitas a cantar y cantar.
Hoy te cantaré la verdad última.

Trueno, relámpago, nubes
surgen del cielo,
y al cielo vuelven desvaneciéndose.

Arco iris, niebla y llovizna
surgen del firmamento,
y a él vuelven desvaneciéndose.

Miel, fruto y grano crecen en la tierra;
todos vuelven a ella desvaneciéndose.

Flores, hojas y floresta
surgen de la tierra,
y a ella vuelven desvaneciéndose.

Ondas, mareas y corrientes
surgen del gran océano,
y también a él regresan desvaneciéndose.

Pensamientos habituales, apegos y deseos
surgen en la conciencia Alaya;
todos retornan a Alaya desvaneciéndose.

Autoconciencia, autoiluminación, autoliberación
surgen de la esencia mental;
todo se disuelve en la mente desvaneciéndose.

Lo inmanifestable, lo inextinguible y lo indescriptible
surgen del Dharmadata;
todo retorna de nuevo a él.

Fantasmas, alucinaciones y visiones de demonios
son producidos por la yoga,
y todos regresan nuevamente desvaneciéndose.

Si uno se apega a la realidad de las visiones
se confundirá en su meditación.
Si no sabe que todos los obstáculos
revelan el vacío, la manifestación de la mente,
estará confundido al meditar.
La verdadera raíz de la confusión
también viene de la mente.

Quien comprende la naturaleza de la mente,
ve la gran iluminación que ni llega ni parte.
Al observar la naturaleza de las formas externas,
se da cuenta que sólo son visiones ilusorias de la mente.
También ve la identidad de vacío y forma.

Asimismo, meditar es un pensamiento ilusorio;
no meditar también es una ilusión;
igul es que medites o no.

Discriminar entre "los dos" es la fuente de toda idea errónea.
Desde el punto de vista último, no hay ninguno de "los dos".
Esta es la naturaleza de la mente.
La enseñanza para observar la naturaleza
del dharma se ilustra mediante el símil del espacio.
Tú, Draug Srin Mo, debes investigar el significado de lo que está
más allá de los pensamientos;
debes entrar al reino sereno de la meditación;
debes actuar natural y espontáneamente,
siempre consciente de la esencia.

El logro está más allá de toda palabra,
y está exento de esperanza y temor.
No tengo tiempo para cantar por entretención
parloteando palabras huecas.
¡Oh, espíritu! Piensa en el auspicioso dharma.
¡Inquiere poco, no hagas demasiadas preguntas,
sino relájate y ponte cómodo!

Canto a tu requerimiento.
Éstas son mis palabras locas.
Si puedes practicarlas,
comerás el alimento del Gran Gozo
cuando estés hambriento, y cuando estés sediento, beberás el néctar.
Entonces podrás ayudar a los yoguis con tus actos.

Así pues, Draug Srin Mo y su comitiva se sintieron inundados de devoción por el Jetsun, hicieron repetidas reverencias ante él y caminaron nuevamente a su alrededor muchas veces. Luego dijeron: "¡Reverendo Señor, te estamos profundamente agradecidos!" Y desaparecieron como arco iris, desvaneciéndose en el cielo. De allí en adelante obedecieron las órdenes de Milarepa; sirvieron a los yoguis; nunca más los afligieron, sino que tornáronse sus buenos amigos.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa y Draug Srin Mo en la cueva de Linba.


5 Milarepa en Ragma


Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa decidió ir de Linba Draug a Riwo Balnbar a meditar, lo comunicó a sus benefactores de Ragma, quienes dijeron: "Cerca de Riwo Balnbar, en un lugar delicioso, hay un templo. Te recomendamos quedarte allí, ya que no conocemos bien Riwo Balnbar. Mejor será que te quedes en ese templo, reverendo señor, mientras mandamos gente a inspeccionar la región".
Milarepa pensó: "Primero iré al templo por un rato, luego seguiré a Riwo Balnbar". Entonces les dijo: "No necesito vuestra guía, puedo encontrar el camino por mí mismo". Cuando sus protectores le preguntaron: "¿Tienes ya un guía?", Milarepa replicó: "Sí, lo tengo". "¿Quién es? Cuéntanos algo de él." Milarepa contestó cantando:

El gurú glorioso y realizado
que dispersa la oscuridad es el guía.

Sin producir calor ni frío, este vestido de algodón,
con el cual renuncié al deseo, es el guía.

Las yogas de invocación, identificación y transformación,
que destruyen la ilusión del Bardo, son el guía.

El que muestra el camino en todas las jornadas y a través de todas las tierras
— el dominio completo de la mente-prana—, es el guía.
La entrega del propio cuerpo como una ofrenda
la enseñanza del, dominio del yo— es el guía.

Permanecer en soledad y practicar meditación
conduce a la iluminación, que es el guía.

Dirigido por estos seis guías y residente en Jaung Chub Tsong,
todo estará bien para mí.

De este modo, Milarepa se dirigió a la parte alta de Ragma, que desde entonces se llamó Jaung Chub Tsong. Luego se absorbió en el Samadhi del Río Fluente. Un día a medianoche, escuchó gran ruido y clamor; cuernos estruendosos rasgaban el aire como si se acercaran ejércitos para entrar en batalla. Milarepa pensó: "¿Es que hay guerra en este país?" Entonces se concentró en el Samadhi de la Gran Compasión. Pero el sonido se acercaba más y más. Tanto el cielo como la tierra parecían bañados de luz roja. Milarepa estaba perplejo preguntándose qué pasaría. Miró a su alrededor y vio que la planicie entera estaba ardiendo, que nada quedaba en la tierra ni en el cielo. Una banda del ejército de los demonios se ocupaba de encender fuegos, agitar las aguas y derribar montañas. Por medio de innumerables conjuros, los demonios amenazaban a Milarepa con diversos tipos de armas, derribaban las rocas y la cueva, y también lo colmaban de insultos. Milarepa tuvo conciencia de que los demonios se habían reunido para atormentarlo. Pensó: "Qué lástima, desde tiempo inmemorial hasta ahora, estos pecadores demonios Ah Tsa Ma han practicado actos malignos en los Seis Reinos, para lo cual se han convertido en hambrientos espectros voladores. Con sus malos pensamientos e intenciones dañinas han perjudicado a tantas criaturas sensibles, que con ese negro karma no tienen otra posibilidad que la de ir al infierno en sus vidas futuras". Sintiendo por ellos gran compasión cantó:

A ti, Marpa el Traductor, rindo homenaje.
En el cielo inmenso de tu misericordia
se reúnen por todos lados las nubes de tu compasión,
de las cuales cae fecunda lluvia de gracia.
Por ello crece la cosecha de tus discípulos.
A las innumerables criaturas sensibles, tan infinitas como
el espacio,
otórgales tus ondas de gracia para que alcancen la iluminación.

Asamblea de subhombres y demonios:
ustedes que vuelan y viajan por el firmamento
ansiando perpetuamente alimento,
¡ustedes, espectros hambrientos!,
impulsados por la fuerza del karma completamente maduro,
han nacido en esta vida como fantasmas famélicos;
también por el karma de las malas acciones,
que daña a otros,
caerán al infierno en su vida futura.
Canto sobre la verdad del karma;
piensen cuidadosamente en estas palabras benéficas.

Soy el hijo de los gurús Ghagyu;
con fe que surge de mi corazón
aprendo el dharma;
conociendo la ley de causa y efecto
practico un vivir austero:
con diligencia y perseverancia
veo la verdadera naturaleza de la mente.

Acepto que todas las formas son ilusiones (maya)
V por ello me libero a mí mismo del apego al yo.
También corlo el grillete sujeto-objeto, causa del samsara,
V alcanzo el reino del Buda, el inmutable Dharmakaya.
Soy un yogui que ha ido más allá de la mente humana,
¿cómo pues podrán afligirme ustedes, malhechores?
Vuestros actos malvados e. intenciones ruines
a ustedes fatigan, pero a mí no me dañan.

Una vez más, han de saber que la mente es la fuente del odio.
Aunque reunieran las fuerzas que hay desde lo más profundo
del decimoctavo infierno, el más bajo,
hasta el más alto cielo de Brahma, para echármelas encima,
apenas podrían agitar levemente mi sabiduría que todo lo abarca,
porque en mi mente no puede surgir el miedo.

Ustedes, demonios y subhombres en asamblea,
con todos sus conjuros y armas mágicas
no pueden dañarme;
todo lo que han hecho es inútil;
¡qué pérdida de esfuerzos, qué pena que retornen
sin poder dañarme!
Muestren su poder, hagan lo peor, ¡oh demonios dignos de lástima!

En seguida, Milarepa quedó absorto en el Samadhi de la Eseidad. Espantados y vencidos por su grandeza, todos los demonios se arrepintieron ante él y se sintieron llenos de fe. Hicieron reverencias muchas veces diciendo: "En verdad hemos sido ciegos al no reconocer que te has realizado como un gran yogui. Perdónanos por lo que te hemos hecho. De ahora en adelante seguiremos todas las instrucciones que nos des. Bríndanos la enseñanza necesaria para establecer entre nosotros una comunidad dentro del dharma".
Milarepa replicó: "Muy bien. En ese caso les daré esta enseñanza:

¡Abstente de pecado, practica la virtud!"

Todos los demonios gritaron: "¡Sí, obedeceremos!" Luego ofrecieron sus vidas y corazones, y prometieron también acatar las órdenes del Jetsun. Después de esto, se fueron a sus respectivos reinos. Había entre ellos uno llamado Seyi Lhamo, de Mang; los otros eran deidades locales de Riwo Balnbar. Milarepa consideró que si los demonios de Riwo Balnbar estaban vencidos, ya no había necesidad de ir allá. Decidió entonces quedarse en el lugar-bodhi por unos días. Con ánimo exaltado cantó:

Aquí, en el hogar de la iluminación,
yo, Milarepa, practicante del sendero-bodhi,
que ha dominado la mente-bodhi,
ejercito la yoga del corazón-bodhi.
Pronto obtendré el gran bodhi
y traeré las inmensurables criaturas madres
al santuario de la iluminación perfecta.

Un día, uno de sus benefactores fue a la choza de Milarepa llevando consigo una carga de leña y media de harina. Como el visitante no llevaba suficiente ropa, sentía mucho frío y dijo: "Ragma es la región más fría del Sur y este lugar el más frío de Ragma. Desearía, lama, regalarte un saco de piel, si es que lo aceptas". Milarepa contestó: "Querido protector; ¿cómo te llamas?" Y aquél replicó: "Labar Shawa". Entonces Milarepa afirmó: "En verdad tienes bonito nombre. Aunque no necesito tu harina ni tu saco de piel, mucho agradezco tu ofrecimiento. Tomaré, si así lo deseas, la harina, pero el saco de piel de veras no me hace falta". Y cantó:

Como niño que pierde el camino de su casa,
vaga la mente confusa en los Seis Reinos.
Debido a la fuerza del karma,
ve uno miríadas de visiones y siente interminables emociones.

A veces tengo la ilusoria sensación del hambre;
entonces preparo mis alimentos y mi bebida.

Otras veces me ejercito construyendo una casa;
y otras resisto el trabajo arduo de comer piedras.
En ocasiones ingiero el alimento de Sunyata (Vacío)
o cambio mis hábitos y no como nada.

Alguna ocasión, cuando siento sed, bebo la pura agua azul;
otras, me nutro de mis propias secreciones;
frecuentemente bebo el fluido de la Fuente de la Compasión;
muy a menudo sorbo el néctar de las diosas.

Algunas ocasiones siento frío; entonces me pongo el traje
de los Dos Canales;
otras, la yoga del calor me da ardiente gozo y tibieza.

Ocasionalmente, cambio mi vida ascética;
de tiempo en tiempo, cuando me siento
como si estuviera rodeado de amigos,
vivo con la sabia conciencia como mi compañera.

Practico los actos blancos de las diez virtudes.
Contemplo el verdadero conocimiento de la realidad
reconozco como cierta a la mente autorradiante.

Adornado con la gema preciosa del conocimiento verdadero,
soy el yogui Milarepa, león entre hombres.

Aventajado y victorioso, soy diestro en la meditación;
la practico a solas en las montañas nevadas.
Soy el yogui que obtiene los frutos de los méritos.
soy el yogui Milarepa, tigre entre los hombres.

Tres veces he animado la mente-bodhi;
sonrío alegremente ante la no distinción de medios y sabiduría;
resido en el bosque del Valle Radiante del Remedio
y produzco frutos para el bienestar de las criaturas sensibles.

Soy el yogui Milarepa, águila entre los hombres;
tengo el par de alas poderosas de la discernidora yoga que eleva;
poseo las dos alas voladoras de la estable yoga de perfección;
surco el cielo de la Eseidad Dos en Uno;
duermo en la cueva de la verdad trascendental;
obtengo el fruto para mi beneficio y el de los otros.
Soy el yogui Milarepa, hombre entre hombres.

Soy aquel que ve el rostro de las formas,
soy quien da buen consejo,
soy el yogui sin atributos.

Soy un hombre que no se cuida de lo que pueda pasar;
soy un limosnero que no tiene comida,
un ermitaño desnudo sin ropa,
un mendigo sin joyas.
No tengo sitio dónde reposar mi cabeza;
soy aquel que nunca piensa en los objetos externos,
maestro en toda acción yóguica.

Como un loco, estoy feliz si llega la muerte;
nada tengo y nada deseo.

Si uno desea adquirir propiedades,
sólo consigue celos y ansiedad;
eso nada más trae conflictos a sus dueños
y los conduce por los caminos errados de la vida.

¡Todo es bueno y espléndido para un yogui!
Con corazón benévolo y bendiciones,
la caridad ha de ser su práctica constante.

Te deseo toda felicidad y prosperidad;
te deseo salud, comodidad y larga vida.
Que en la próxima vida nazcas en la tierra pura del Buda,
para que allí practiques alegremente el dharma.
Que puedas ser capaz de dedicarte
incesantemente a contribuir al bienestar de todos los hombres.

Entonces surgió en aquel hombre una gran fe en el Jetsun y dijo: "Porque eres el yogui realizado, Milarepa, puedes vivir sin esas cosas. Es sólo en beneficio de nosotros, gente pecadora, que permaneces aquí. Ten piedad de mí y acepta mis ofrendas".
De allí en adelante, mientras Milarepa permaneció en el lugar-bodhi, aquel hombre le llevó abundantes provisiones y alimentos. Lleno de gran gozo, Milarepa se quedó allí por un tiempo. Un día visitaron al Jetsun unos lugareños de Ragma. "¿Te gusta este lugar?", le preguntaron, "¿te sientes feliz permaneciendo aquí?"
Él replicó: "Sí, en verdad soy muy feliz. Y estoy, además, muy complacido con mi progreso". Ellos preguntaron de nuevo: "¿Por qué te gusta tanto este sitio? ¿Por qué eres tan feliz aquí? Dinos lo que piensas de esto".
Milarepa contestó cantando:

Aquí está el lugar del bodhi, quieto y apacible.
La montaña nevada, sitio en que moran las deidades,
se yergue arriba;
abajo, lejos de aquí, en la villa,
viven mis fervientes benefactores;
rodeando todo esto, las colinas anidan
en la blanca nieve.

Al frente se levantan los árboles dispensadores de deseos;
en el valle se extienden las vastas praderas que florecen silvestres;
alrededor de los deleitosos lotos de aromas dulces,
zumban los insectos;
a lo largo de las riberas del arroyo
y en medio del lago,
las grullas estiran sus cuellos disfrutando la escena,
y están contentas.

Cantan los pájaros en la arboleda;
cuando el viento gentil sopla,
danza lentamente el sauce llorón;
en las copas de los árboles los monos saltan alegres;
en las verdes pasturas silvestres pacen disgregados los rebaños,
y pastores felices, llenos de alegría y libres de penas,
entonan hermosos cantos y tocan sus caramillos.
La gente mundana con deseos y apegos ardientes,
distraída por sus problemas, tórnase esclava de la tierra.

Desde lo alto de la Roca de la Gema Resplandeciente,
yo, el yogui, veo estas cosas.
Observándolas, compruebo que son fugaces y pasajeras;
contemplándolas, entiendo que comodidad y placer
son sólo espejismos, reflejos en el agua.

Veo esta vida como un conjuro y un sueño.
Surge en mi corazón gran compasión
por aquellos que no tienen conocimiento de esta verdad.

El alimento que como es el Vacío Espacial;
mi meditación es dhyana, más allá de la distracción.
Miríadas de visiones y diversos sentimientos
ante mí aparecen.

¡En verdad, el fenómeno de la existencia es extraño!
Verdaderamente entretenidos son los dharmas de los tres Mundos.
¡Oh, qué maravilla, qué maravilla!
Su naturaleza es Vacío, aunque se manifieste en todo.

Los aldeanos estaban embelesados con este canto y, con su fe fortalecida, regresaron a sus hogares con el ánimo alegre.

Ésta es la primera parte de la historia de Milarepa en Ragma.


6 Milarepa en Junpan Nanka Tsang


Reverencia a todos los gurús

De Ragma, Milarepa fue a Junpan Nanka Tsang y allí permaneció por algún tiempo.
Un día llegó a la choza de Milarepa un mono montado en un conejo. Por coraza llevaba un hongo y portaba arco y flecha hechos de caña. Su apariencia era tan ridícula que Milarepa no pudo contener la risa. El demonio dijo al Jetsun: "Viniste aquí por miedo; si ya no temes, puedes irte". Milarepa replicó: "Comprendo perfectamente que cualquier manifestación es un efecto de la propia mente; también veo que la esencia mental es idéntica al Dharmakaya. Tú, ¡pobre fantasma!, sea cual fuere la aparición que invoques, para mí sólo serás motivo de risa". Entonces el demonio presentó ofrendas e hizo un voto ante Milarepa. Luego, como arco iris, desapareció en el cielo. Era el rey demonio de Dro Tang.
Otro día fueron a visitar a Milarepa los vecinos de Dro Tang. Le preguntaron qué beneficio le ofrecía Junpan Nanka Tsang. En respuesta, Milarepa cantó así:

Ruego a mi gurú, el santo.
Escuchen, benefactores, les diré lo benéfico de este lugar.

Arriba, en lo alto de este hermoso y quieto Castillo Celestial
de Junpan, se reúnen oscuras nubes;
abajo, a lo lejos, corre, azul intenso, el río Tsang.

A mis espaldas se alza la Roca Roja Celestial;
flores silvestres vibrantes florecen con profusión a mis pies.

A orillas de mi cueva rugen y braman las bestias salvajes,
giran libres en el cielo los buitres y las águilas,
mientras cae menuda la lluvia.

Las abejas zumban y susurran con monótono canto,
las yeguas y sus potros caracolean y galopan alocadamente;
parlotea el arroyo entre guijarros y rocas;
en los árboles saltan y se columpian los monos
y la alondra entona alegremente su dulce canción.

Los sonidos esporádicos son mis compañeros,
inconcebible es la bondad de este lugar.

Y en este canto la narro para ustedes.
¡Oh, protectores bondadosos!
Sigan, por favor, mi sendero y mi ejemplo.
Abandonen el mal y. practiquen buenas acciones.
Con todo mi corazón, espontáneamente,
os doy esta instrucción.

Entre los benefactores había un yogui tántrico, el cual dijo a Milarepa: "Estaríamos muy agradecidos si, como un saludo o regalo de bienvenida, nos dieras, misericordiosamente, las instrucciones esenciales sobre visión, meditación y acción.
Milarepa cantó en respuesta:

Entra en mi corazón la gracia de mi gurú,
ayudándome a realizar la verdad del vacío!

En respuesta a mis fervientes benefactores,
canto para complacer a deidades y Budas:

La manifestación, el vacío y la indiferenciación
son la quintaesencia de la visión.

La iluminación, la mente vacía y la concentración
son la quintaesencia de la meditación.

El desapego, el desligamiento y la completa indiferencia
son la quintaesencia de la acción.

La ausencia de esperanza, de miedo y de confusión
es la quintaesencia de la realización.

El desistimiento, el desvelamiento y la indiscriminación
son la quintaesencia de los preceptos.

Después de escuchar este canto de Milarepa, los benefactores regresaron a sus hogares. Algunos días más tarde, fueron a visitar al Jetsun muchos discípulos, quienes preguntaron por su salud y bienestar deseándole lo mejor. Milarepa en respuesta cantó:

Me inclino a los pies de mi gurú.

En lo profundo de la floresta donde el hombre no ha hollado,
yo, Milarepa, practico alegremente la meditación.

Sin apego ni vínculo,
es igualmente placentero caminar o estar tranquilo.

Libre de enfermedad y desorden, sostengo a voluntad este cuerpo ilusorio
y aun sin dormir nunca, me siento en confortable quietud.

Residiendo en el Samadhi de la Transitoriedad paladeo el gozo;
en verdad es deleitoso mantenerse en la yoga del calor.

Sin cobardía ni desmayo,
alegremente sigo las prácticas tántricas;
sin esfuerzo perfecciono la labor;
sin ninguna distracción
permanezco en soledad y soy verdaderamente feliz.
¡Éstos son los placeres del cuerpo!

El sendero de sabiduría y el de los medios son dichosos,
la yoga de elevarse y perfeccionarse es dichosa,
dichosa la meditación de dos en uno,
dichosa Prajna, la conciencia de no ir ni venir;
dichosa la ausencia de charlas, amigos y pláticas.
Éstos son los placeres de la palabra.

Dichosa la comprensión del no codiciar;
dichoso meditar sin interrupción;
dichoso el logro sin esperanza ni temor;
dichosa la acción hecha sin apego.
Éstos son los placeres de la mente.

¡Dichosa la iluminación sin pensamiento ni mutación!
¡Dichoso el gran gozo de la pureza del Dharmadhatu!
¡Dichoso el incesante reino de la forma!

Este pequeño canto de la gran dicha que fluye libre desde mi corazón,
está inspirado por la meditación.
Por la unión de acción y conocimiento, quienes persiguen el fruto del bodhi
pueden seguir esta práctica yoga.

Los discípulos dijeron a Milarepa: "En verdad son maravillosos los gozos de cuerpo, palabra y mente tal como lo has dicho. Explícanos por favor cómo se obtienen". Milarepa replicó: "Mediante la realización de la mente". Los discípulos dijeron: "Aunque nosotros nunca seremos capaces de adquirir tal dicha y placer como los que tú disfrutas, esperamos alcanzar una pequeña porción; por lo tanto, te rogamos darnos una enseñanza clara, fácil de entender y de práctica simple, mediante la cual podamos realizar la esencia de la mente". Entonces el Jetsun cantó Los Doce Significados de la Mente.

Me inclino a los pies de mi gurú.

¡Oh protectores bondadosos! Si ustedes desean realizar la esencia
de la mente, deben practicar las siguientes enseñanzas:
Fe, conocimiento y disciplina constituyen el árbol
de vida de la mente.
Éste es el árbol que deben sembrar y cultivar.

Desapego, desligamiento, visión clara son los tres escudos
de la mente;
son luces a llevar, fortalezas en la defensa
y resguardos que deben buscar.

Meditación, diligencia y perseverancia
son los tres caballos de la mente;
¡corren rápido y vuelan veloces!
Si buscan caballos, éstos son los buenos.

Autoconciencia, autoiluminación y éxtasis
son los frutos de la mente;
siembra la semilla, madura el fruto,
refina el jugo y emanará la esencia.
Si desean frutos, éstos son los que han de buscar.

Este canto de los doce significados de la mente
surge de la intuición yoga.
Continúen en su práctica inspirados en su fe,
¡oh mis buenos protectores!

Entonces los benefactores tuvieron más fe en Milarepa y le llevaron muchas ofrendas. Posteriormente Milarepa decidió ir a las colinas nevadas de Yolmo.

Ésta es la historia de Milarepa en Junpan Nanka Tsang (Castillo Celestial de Junpan).


7 Canto a la alegría del yogui

Reverencia a todos los gurús

El maestro de Yoga, el Jetsun Milarepa, acatando las órdenes de su gurú, fue de Junpan a las colinas nevadas de Yolmo. Allí vivió en la "Cueva del Tigre de Senge Tson", situada en los bosques de Singalin. La diosa de Yolmo apareció en forma agraciada y, obedeciendo las órdenes del Jetsun, le prestó sus mejores servicios.
Milarepa permaneció allí por algún tiempo con ánimo profundamente inspirado.
Un día llegaron a visitarlo cinco monjas que procedían de Mon, las cuales se dirigieron a él de esta manera: "Se dice que este lugar es terrorífico y que es un sitio ideal para obtener gran progreso en la meditación. ¿Será esto cierto? ¿Opinas que es así?"
Milarepa cantó alabanzas al sitio:

Reverencia a ti, ¡gurú mío!
Te hallé después de hacer grandes méritos
y ahora estoy en el lugar que profetizaste.

Éste es un sitio delicioso, lugar de colinas y florestas.
En las praderas de las montañas florecen las plantas.
Danzan ondulantes los árboles en el bosque.
Para los monos éste es sitio de recreo.
Cantan armoniosamente los pájaros,
revolotean zumbando las abejas,
y del día a la noche arco iris vienen y van.

En verano e invierno cae dulcemente la lluvia
y brumas y neblinas se acumulan en otoño y primavera.
En este grato lugar, yo, Milarepa,
resido en soledad y felicidad,
meditando sobre la mente de vacío iluminante.

¡Cuan felices son las miríadas de manifestaciones!
Mientras más altibajos hay, más alegre me siento.
Feliz el cuerpo sin karma ominoso,
¡en verdad, la interminable confusión es una dicha!
A mayor temor, mayor es mi alegría.
¡Dichosa la muerte de las sensaciones y pasiones!

¡Mientras mayores sean la angustia y la pasión,
mayores serán el gozo y la alegría!
¡Qué felicidad no sentir achaques ni enfermedades,
qué felicidad: dicha y sufrimiento son uno;
qué felicidad jugar con el movimiento corporal
gracias al poder que surge de la yoga!
Saltar y correr, danzar y columpiarse
es aún más gozoso.

¡Qué felicidad cantar el canto de la victoria,
qué felicidad cantar y tararear;
aún más gozoso es hablar y cantar en voz alta!
Feliz es la mente —poderosa y segura—
que se ha empapado del reino de la totalidad.

Extrema felicidad
es la autoemanación del autopoder;
felices son las miríadas de formas, las multitudes de revelaciones.
Como obsequio de bienvenida a mis fervientes discípulos,
canto esta felicidad yóguica.

Luego, Milarepa inició a las cinco jóvenes monjas novicias y les dio instrucción verbal. Después de practicar sus enseñanzas por algún tiempo, nació en ellas la luz de la realización interior. Milarepa estaba muy dichoso, y cantó el Néctar de la Instrucción.

¡Oh, mi gurú, que muestras
el inconfundible sendero de la liberación;
oh tú, el salvador perfecto, el gran compasivo,
te ruego no me dejes nunca, permanece por siempre
sobre mi cabeza como corona de joyas!

Escuchen, seguidoras del dharma,
meditabundas aquí sentadas,
¡aunque las enseñanzas del Buda son muy numerosas,
quien pueda practicar este profundo sendero
será en verdad bien dotado!

Si ustedes desean llegar a ser Buda en una sola existencia,
no deben codiciar las cosas de esta vida
ni aumentar el propio anhelo,
no sea que se embrollen entre el bien y el mal
y caigan en reinos de miseria.

Cuando presten servicios a su gurú,
guárdense de pensar "yo soy quien trabaja y él quien disfruta".
Si tienen este tipo de pensamiento,
con seguridad padecerán disputas y discordia,
y nunca podrán alcanzar lo que desean.

Cuando observen los preceptos tántricos,
cesen su asociación con los malvados,
no sea que se contaminen de influencias dañinas
y corran el riesgo de quebrantar dichos preceptos.

Cuando se ocupen del estudio y aprendizaje,
no se apeguen con orgullo a las palabras,
no sea que el fuego dormido de las Cinco Pasiones Venenosas
levante llama y consuma los pensamientos y actos virtuosos.

Cuando en retiro mediten con sus amigos,
no ambicionen demasiadas cosas,
no sea que cesen sus actos virtuosos
y se pierda su devoción.

Cuando practiquen el Sendero con Forma
de la Transmisión Susurrada,
no exorcicen demonios ni imprequen a los fantasmas para otros,
no sea que surjan demonios de vuestra propia mente
y arda,, en anhelos por bienes mundanos.

Cuando hayan adquirido experiencia y realización,
no desplieguen vuestros poderes milagrosos ni profeticen,
no sea que las palabras secretas y los símbolos se escapen,
disminuyendo los méritos y la espiritualidad interior.

Cuídense y eviten caer en ese precipicio.
No cometan actos malos. No coman alimentos seductores.
No carguen con el cadáver
ni usen palabras dulces para complacer a otros.
Sean humildes y modestas, y hallarán su camino.

Las monjas preguntaron luego a Milarepa cómo hallarían su propio camino y le pidieron más instrucción. En respuesta Milarepa cantó:

Rindo homenaje a mi gurú misericordioso.
Te ruego me otorgues tus ondas de gracia;
ayúdame a mí, el mendigo gozoso de meditar.

Aunque ustedes, hijas de la nueva generación,
vivan en poblados infestados de karma dañino,
el vínculo del dharma aún perdura.
Vienen ahora a mí
porque escucharon las enseñanzas del Buda
y esto evitará que se descarrilen.

Por la práctica constante de la acumulación de méritos
desarrollarán aptitud para la devoción
y entrarán en ustedes las ondas de gracia,
mientras crezca la realización verdadera.

Pero aun si hacen todo esto, de poco servirá
si no pueden alcanzar el dominio total.
Por compasión hacia ustedes les doy esta instrucción.
Escuchen con atención, ¡oh, jóvenes amigas mías!

Cuando vivan en soledad,
no piensen en las diversiones del pueblo,
no sea que el maligno surja en vuestro corazón;
vuelvan su mente hacia adentro
y hallarán su camino.

Cuando mediten con perseverancia y determinación,
piensen en los males del samsara
y en lo incierto de la muerte;
rehuyan el anhelo de placeres mundanos;
entonces crecerá en ustedes el valor y la paciencia,
y hallarán su camino.

Cuando soliciten la profunda enseñanza de la práctica,
no aspiren a la erudición ni a llegar a ser doctas,
no sea que las dominen las acciones mundanas y los deseos;
si así fuere, esta misma vida seria malgastada.
Sean humildes y modestas,
y hallarán su camino.

Cuando les lleguen en la meditación diferentes experiencias,
no estén orgullosos ni ansiosas de contarlas,
no sea que disturben a las diosas y madres.
Mediten sin distracción
y hallarán su camino.

Cuando acompañen a su gurú,
no presten atención a sus méritos o deméritos,
no sea que encuentren montañas de faltas.
Sólo con fe y lealtad
hallarán su camino.

Cuando asistan a reuniones devotas
con hermanos y hermanas en el dharma,
no piensen en dirigir el grupo o encabezar la fila,
no sea que despierten odio y deseos,
y ofendan así los preceptos.
Adáptense, compréndanse mutuamente
y hallarán su camino.

Cuando pidan limosna en la villa,
no utilicen el dharma como trampa o modo de explotación,
no sea que se fuercen a sí mismas a caer al sendero más bajo.
Sean honestas y sinceras,
y hallarán su camino.

Antes que nada, recuerden en todo tiempo y lugar:
nunca sean arrogantes ni orgullosos de sí mismas,
no sea que se sobrepasen en la propia estimación
y se sobrecarguen de hipocresía.
Si abandonan la pretensión y el engaño
hallarán su camino.

Quien ha encontrado el camino
puede pasar sus enseñanzas misericordiosas a los otros; ,
así se ayuda a sí mismo y también a los demás.
Entonces, el único pensamiento que guarda su corazón es el de dar.

Las discípulas estaban muy inspiradas con la determinación de efectuar diligentemente la práctica y de renunciar al mundo. En ellas se estableció una inalterable fe en el Jetsun y dijeron: "Queremos ofrecerte una mandala de oro. Por favor acéptala y danos la enseñanza empírica de la visión, la práctica y la acción".
Milarepa replicó: "Yo no necesito el oro, pueden usarlo ustedes para mantenerse durante su meditación. Y con respecto a la enseñanza de la visión, la práctica y la acción, les diré lo siguiente. Por favor presten atención a mi canto:

¡Oh, mi gurú! Ejemplo de visión, práctica y acción,
te ruego me otorgues tu gracia y me capacites
para estar absorto en el reino de la propia naturaleza.

Para la visión, la práctica y la acción
hay tres puntos claves que deben conocer:

Toda manifestación, el universo mismo, está contenido en la mente;
la naturaleza de la mente es el reino de la iluminación,
el cual no puede ser ni concebido ni tocado.
Éstos son los puntos claves de la visión.

Los pensamientos errantes se liberan en el Dharmakaya;
la conciencia —que es la iluminación— siempre es gozosa;
mediten de modo que no haya esfuerzo ni acción.
Éstos son los puntos claves de la práctica.

En la acción natural
crecen espontáneamente las Diez Virtudes
y se purifican los Diez Vicios.
El Vacío Iluminante no se disturba
con correcciones ni remedios.
Éstos son los puntos claves de la acción.

No hay ningún nirvana que obtener más allá,
no hay ningún samsara al cual renunciar;
en verdad, conocer la propia mente
es ser el mismo Buda.
Éstos son los puntos claves del logro o realización.

Reduzcan interiormente los tres puntos claves a uno.
Este uno es la naturaleza vacía del ser,
la cual sólo un gurú insigne
podrá ilustrar claramente.

Mucha actividad no sirve de nada;
si alguno ve la sabiduría que nace simultáneamente,
habrá alcanzado la meta.

Para todos los practicantes del dharma
esta prédica es como una joya,
es mi experiencia directa de la meditación yóguica.
Reflexionen con atención y guárdenla en la memoria,
oh, hijas mías y discípulas.

Las discípulas preguntaron a continuación a Milarepa: "Según hemos entendido, la guía inconfundible a lo largo del sendero de la práctica es orar a nuestro gurú con toda sinceridad. ¿Hay algo más allá de esto?" Milarepa sonrió y contestó: "El Árbol Guía también tiene muchas ramas". Y para explicar esto cantó:

El gurú, el discípulo y las enseñanzas secretas;
paciencia, perseverancia y fe;
sabiduría, compasión y forma humana.
Éstas son las guías de siempre a lo largo del camino.
Soledad sin conmoción ni disturbio
es guía que protege la meditación.
El gurú realizado, el Jetsun,
es guía que dispersa ignorancia y oscuridad.
Fe sin pena ni hastío
es guía que los conducirá a una felicidad segura.
Las sensaciones de los cinco órganos
son guías que conducen a la liberación del "contacto".

Las enseñanzas verbales del linaje de los gurús
son guías que ilustran los tres Cuerpos del Buda.
Los protectores, los Tres Inmaculados
son guías sin tacha ni error.
Conducido por esos seis guías,
uno alcanzará el feliz nivel de yoga,
residiendo en el reino de la no diferenciación,
donde ya no hay más visiones ni sofismas.

Permanecer en el reino del autoconocimiento y
la autoliberación
es en verdad una felicidad y una dicha;
morar en el valle donde no vive ningún hombre,
lleno de confianza y conocimiento,
permite vivir según el propio modo.
Con voz de trueno
uno entona el feliz canto de yoga.
Hacia las diez direcciones cae la lluvia de la fama;
a punto de florecer están hojas y flores de compasión.
La empresa de bodhi abarca todo el Universo.
El fruto puro del corazón-bodhi obtiene así la perfección.

Las discípulas pensaron: "Como ahora al Jetsun ya no le afecta el lugar donde viva, invitémosle a nuestro pueblo". De tal modo, dijeron a Milarepa: "Reverendo señor, como ahora tu mente es inmutable, ya no necesitas practicar meditación. Así pues, en bien de las criaturas sensibles, ven por favor a nuestro pueblo y predícanos el dharma". Milarepa replicó: "Practicar la meditación en soledad ya es un servicio a la gente. Aunque mi mente no cambie, es buena costumbre de un yogui seguir la tradición y permanecer en soledad".
Luego, Milarepa cantó:

Mediante la práctica de la meditación,
yo demuestro gratitud a mi gurú.
Te ruego me otorgues tu gracia,
haciendo que yo madure y me libere.

Ustedes, discípulos dotadas, seguidoras del dharma,
escuchen cuidadosamente y con atención
mientras canto sobre las profundas enseñanzas esenciales.

La gran leona de la alta montaña nevada,
orgullosa se aposenta en la cumbre del pico; no teme.
Morar en la montaña orgullosamente
es costumbre del león de las nieves.

La reina buitre de la Roca Roja
extiende sus alas sobre el ancho cielo; no teme caer.
Costumbre del buitre es volar en el firmamento.
En lo profundo del gran océano
brilla Darts, reina de los peces; ella no teme.
Costumbre del pez es nadar.

En las ramas de los encinos
los monos ágiles saltan y se columpian; no temen caer.
Tal es la costumbre del mono salvaje.

Bajo el dosel frondoso del bosque espeso
ruge y corre veloz la tigresa listada, no porque tema o se preocupe,
sino porque ésta es la manera en que, majestuosa,
muestra su arrogante orgullo.

En el bosque de la montaña Singa
yo, Milarepa, medito en el Vacío,
no porque tema perder mi entendimiento,
sino porque la constante meditación
es el modo de ser de un yogui.

Sin distracción, absorto, medita el yogui
sobre la mandala pura del Dharmadhatu,
no porque tema descarriarse,
sino porque es costumbre del yogui
mantener la autoquintaesencia.

Cuando él trabaja sobre nadis, prana y bindu,
suprime los obstáculos y errores;
no porque la enseñanza tenga en sí fallas,
sino porque es un buen modo de progresar en la realización.

Con comportamiento natural y espontáneo,
seguramente sufrirá uno altibajos incontables,
no porque haya discriminación y pensamiento dualístico,
sino porque la naturaleza causal tiende a manifestarse en todo.

Cuando el yogui mejora a otros seres
mediante demostraciones del poder del karma,
aunque aparentemente vea como reales el bien y el mal,
no se debe a que se haya descarriado en su práctica,
sino a que la verdad debe explicarse a las diversas personas
con ilustraciones apropiadas.

Aquellos grandes yoguis que han dominado la práctica,
nunca desean nada de este mundo.
Si permanecen en soledad
no es porque deseen fama,
sino porque brota naturalmente de sus corazones esa necesidad,
como señal del sentimiento verdadero
de desapego y renunciación.

Los yoguis que practican las enseñanzas del profundo sendero
siempre moran en cuevas y montañas,
no porque sean cínicos u ostentosos,
sino porque concentrarse en la meditación
es su voluntad propia.

Yo, el vestido de algodón, he entonado muchos cantos
no para entretenerme en sofismas,
sino por la salvación de ustedes, seguidoras fervientes aquí reunidas.
Desde mi corazón he dicho palabras útiles y profundas.

Entonces, las discípulas dijeron a Milarepa: "Uno puede vivir en soledad, pero es necesario tener suficiente comida y una morada adecuada donde se pueda meditar en forma apropiada". El Jetsun replicó: "Tengo mi propio alimento y morada, acerca de los cuales daré una explicación a ustedes".

Me inclino a los pies del gurú que satisface todo deseo.
Te ruego me concedas la gracia de obtener alimento benéfico
y de que pueda tener conciencia de que mi cuerpo
es la casa del Buda.
Te ruego me otorgues este seguro conocimiento.

Construí la casa por temor,
la casa de Sunyata, la vacía naturaleza del ser;
ahora ya no temo que se derrumbe.
Yo, el yogui, con la joya que satisface todo deseo,
siento alegría y felicidad doquiera que esté.

Por temor al frío, busqué abrigo;
el abrigo que he encontrado
es el Ah Shea, el calor vital.
Ahora ya no temo al frío.

Por temor a la pobreza, busqué riquezas;
la riqueza que he hallado
son las inextinguibles Siete Joyas Sagradas.
Ahora ya no temo a la pobreza.

Por temor al hambre, busqué alimento;
el alimento que he hallado es el Samadhi de Eseidad.
Ahora ya no temo al hambre.

Por temor a la sed, busqué bebida;
la bebida celestial que he hallado
es el vino de una mente atenta.
Ahora ya no temo a la sed.

Por temor a la soledad, busqué un amigo;
el amigo que he encontrado
es el goza del perpetuo Sunyata.
Ahora ya no temo a la soledad.

Por temor a descarriarme,
busqué un sendero recto a seguir;
el ancho sendero que he hallado es el Sendero de Dos en Uno.
Ahora ya no temo perder mi camino.

Soy un yogui con todas las posesiones deseables,
un hombre feliz doquiera que esté.

Aquí, en Yolmo Tagpu Senge Tson,
la tigresa lanza rugidos patéticos y trémulos,
recordándome que sus indefensos cachorros juegan inocentemente.
No puedo evitar el sentir gran compasión por ellos.
no puedo evitar el practicar con más diligencia,
no puedo evitar el incremento de esta mente-bodhi.

El emocionante grito de los monos,
tan impresionante y conmovedor,
inevitablemente hace que surja en mí profunda piedad.
El parloteo de los monitos es divertido y patético;
cuando lo escucho no puedo evitar pensamientos de compasión.

La voz del cuco es tan enternecedora,
y tan afinado el dulce canto de la alondra,
que cuando los oigo no puedo dejar de escucharlos,
y escuchándolos no puedo evitar las lágrimas.

Hasta los diversos gritos y graznidos del cuervo
son buenos amigos y auxiliares de un yogui.
Aun cuando no tenga ni un solo amigo,
es un placer permanecer aquí.
Con la alegría que brota del corazón entono este canto gozoso;
que la sombra oscura de las penas de todos los hombres
sea disipada por mi canto gozoso.

Las discípulas estaban profundamente conmovidas y un sentimiento de hastío del samsara las invadió. Juraron ante Milarepa que nunca dejarían la montaña. Al final, mediante la práctica de la meditación, todas alcanzaron el estado de perfección. Un día, el Buda protector de Milarepa le dijo que había llegado el tiempo en que debía irse al propio Tíbet y meditar en soledad para ayudar a las criaturas sensibles. Además, el Buda protector le profetizó los éxitos de su carrera como auxiliador de la gente y divulgador del dharma. Por lo tanto, Milarepa decidió irse al Tíbet.

Ésta es la historia de la montaña nevada de Yolmo.


8 Milarepa y la paloma


Reverencia a todos los gurús

De acuerdo con la profecía, Milarepa se fue al Tíbet. Llegó a Gu Tang y vivió en una cueva, absorto en la meditación de la Gran Iluminación. Un día se le acercó una paloma que llevaba ornamentos de oro. El ave inclinó la cabeza, hízole reverencias y giró varias veces a su alrededor. Luego voló en dirección a la Roca Inmaculada. Milarepa interpretó aquello como una bienvenida que le llegaba de parte de los subhombres. Siguió pues a la paloma, subiendo a la colina, donde halló un montón de blanco arroz. El ave picoteó y llevó granos en su pico a Milarepa, demostrándole hospitalidad y parabienes. Milarepa, sorprendido y deleitándose, rompió a cantar:

¡Oh, mi gurú bendito, Marpa Lho Draug Wa!,
en ti pienso desde lo más profundo de mi corazón.
En ti medito con honda sinceridad;
mi oración tiene por fin no separarme jamás de ti.

Fundir la propia mente con la mente del gurú es cosa feliz.
La manifestación es, en sí misma, la esencia de la realidad.
Mediante la realización de este Dharmakaya no nacido
me absorbo en el reino de la no acción.
Soy indiferente a ambas visiones, la alta y la baja;
con la mente sin esfuerzo me siento feliz y contento.

La naturaleza de la mente es Luz y Vacío.
Al comprender esa conciencia de Luz y Vacío
me absorbo en el estado original de la no acción.
Soy indiferente a las experiencias malas o buenas;
con la mente sin esfuerzo me siento feliz y contento.

Los seis sentidos y los objetos de los sentidos
se disuelven en el Dharmadhatu.
Cuando se realiza la indiferenciación de sujeto y objeto,
absorbo felicidad y pena juntas,
y entro en el estado original de la no acción.
Soy indiferente a las acciones buenas o malas.
En verdad es feliz la mente sin esfuerzo.

La naturaleza pura del Dharmakaya
es identificada por sus formas innumerables;
tales formas innumerables son el Nirmanakaya del Buda.
Con este entendimiento en la mente,
yo puedo hacer frente a cualquier circunstancia,
¡soy libre en el reino feliz de la Liberación!
¡Ya no deseo regresar al hogar del Buda!
En verdad es feliz la mente sin esfuerzo.

Entretanto, la paloma y siete compañeras acercáronse a Milarepa. Todas se inclinaron ante él y caminaron a su alrededor muchas veces, tal como lo había hecho antes la primera. Milarepa pensó: "Estas palomas deben ser subhombres; les preguntaré por si quieren decir la verdad". Así pues inquirió: "¿Quiénes son ustedes y por qué vienen aquí?" Entonces las palomas rompieron el hechizo y tomaron sus verdaderas formas de devas femeninos. La jefa dijo: "Somos doncellas angélicas del cielo. Venimos aquí a aprender el dharma porque tenemos mucha fe en ti. Te rogamos nos des instrucción".
En respuesta Milarepa cantó:

¡Oh, la maravillosa transformación corporal dé mi gurú!
Ruégote que amablemente me concedas tus ondas de gracia.

¡Ustedes, las ocho encantadoras doncellas del cielo
que aparecen ahora en forma de palomas,
tienen fina palabra, y de conformidad con el dharma!
Si quieren ustedes, ocho bellas doncellas del cielo,
practicar el blanco dharma del Buda,
recuerden, por favor, este canto.

Los placeres y la felicidad mundanos
parecen deliciosos y gratos,
aunque pasen pronto.

Las damas de alto rango, orgullosas y regocijadas
en sus encumbradas dignidades,
¿cuál amparo o refugio tienen?

Morar en el vehemente mundo de samsara
a veces parece grato, pero es casi una desdicha.

Si un hijo bien dotado y muy amado
no se respeta a sí mismo ni se esfuerza,
sólo tristeza dará a su padre.

Si un discípulo comete actos malos,
debe caer al samsara,
no importa cuan excelente sea su gurú.

Para ustedes, doncellas del cielo, invocadoras de las palomas,
es fácil preguntar por el dharma,
pero difícil tener profunda fe en él.
Deben recordar las inevitables desgracias
conectadas a los placeres mundanos.
Consideren las penas y miserias de esta vida
como amigos que conducen al nirvana.
Yo estoy muy agradecido
a las desgracias que he encontrado.
¡Oh, amigas, guarden esto en sus mentes y hagan lo mismo!

Sonrieron las diosas a Milarepa y le aseguraron: "Así lo haremos". Luego, reverenciándolo, circundáronlo. El Jetsun preguntó a los ángeles: "¿Por qué vinieron aquí en forma de paloma?" Ellas replicaron: "Eres un yogui que no tiene el menor apego a sí mismo, ni ningún deseo por la vida mundana. Es sólo en beneficio del bodhi y por el bienestar de las criaturas sensibles que permaneces en soledad y meditas sin distracción. Con nuestros celestiales ojos fuimos capaces de verte, y con fe y respeto vinimos en busca del dharma. Pero con objeto de ocultar nuestra forma verdadera a las criaturas pecadoras, nos transformamos en palomas.
"Rogamos que Su Reverencia sea lo suficientemente bondadoso como para irse con nosotras al cielo y predicar allí el dharma para todos." Pero Milarepa replicó: "Tanto como dure mi vida, permaneceré en este mundo para beneficiar a las criaturas sensibles. Han de saber ustedes que el cielo dista mucho de ser lugar seguro, no es eterno y uno no ha de confiar en él. Nacer en el cielo no es necesariamente algo magnífico. Deben prestar atención v seguir estas instrucciones":

A los pies de Marpa Lho Draug me inclino.
¡Oh, padre gurú! Otórgame tus ondas de gracia y tus logros.

Ustedes, ocho beldades del reino divino,
me han ofrecido blanco arroz,
fruto excelente de dhyana.
Al comerlo mi cuerpo se ha fortalecido
y mi mente se ha vivificado.
En señal de gratitud, entono este canto del dharma para ustedes.
Ahora, abran sus oídos y escuchen esmeradamente.

Aun si uno alcanza el cielo más alto de los devas blancos
¡esto no tiene valor permanente ni sentido!
Llenas de encanto y muy conmovedoras
están en el cielo estas flores de juventud,
pero aunque sean muy gratas
al final habrá separación.

Aunque el gozo celestial parece muy grande
es sólo un engañoso espejismo, una alucinación que aturde;
¡en efecto, es la causa misma
de volver al sufrimiento!

¡Al pensar en las desdichas de los seis reinos del samsara
no puedo evitar un sentimiento de disgusto y aversión,
un sentimiento de angustia y de emotiva tristeza!
Si ustedes intentan practicar la enseñanza del Buda,
deben refugiarse en los Tres Inmaculados
y orar ante ellos.

Como a vuestros padres han de considerar
a las criaturas sensibles de los seis reinos.

Den a los pobres y ofrenden al gurú.
Dediquen vuestros méritos al beneficio de todos.
Recuerden siempre que la muerte puede llegar en cualquier momento.

¡Identifiquen sus cuerpos con el cuerpo del Buda!
¡Identifiquen vuestras propias voces con el mantra del Buda!
¡Contemplen el Sunyata de la sabiduría autoconsciente
y traten de ser siempre señoras de vuestras mentes!

Las devas del cielo dijeron: "En seres ignorantes como nosotras las klesas están siempre en la mente. Danos, por favor, una enseñanza mediante la cual podamos corregir esta falta, una enseñanza en la que podamos fiarnos y practicarla frecuentemente".
En respuesta a esta petición, Milarepa cantó:

¡Reverencia a Marpa, el gurú misericordioso!
Te ruego me otorgues la bendición del remedio virtuoso.

Si ustedes, damas devas fervientes,
intentan practicar a menudo el dharma,
deben ejercitar interiormente concentración y contemplación,
Vuestro adorno será la renuncia a los asuntos externos.

¡Oh, recuerden este remedio para las complicaciones externas!
Con autocompostura y atención han de permanecer serenas.
¡Gloria es la ecuanimidad de mente y palabra!
¡Gloria es la renuncia a muchas acciones!

Si se topan con situaciones desagradables
que perturban su mente,
autovigílense y estén alertas;
adviértanse a ustedes mismas:
"El peligro de la ira está en el camino".

Si se topan con riquezas tentadoras,
autovigílense y estén alertas;
adviértanse a ustedes mismas:
"El peligro de la codicia está en el camino".

Si a sus oídos llegan palabras injuriosas,
autovigílense y estén alertas;
recuérdense a ustedes mismas:
"Sonidos injuriosos sólo son engaños del oído".

Cuando se traten con sus amigos,
autovigílense y díganse a ustedes mismas:
"Que en mi corazón no surjan celos".

Cuando estén afanadas en servicios y ofrendas,
pónganse alertas y díganse a ustedes mismas:
"Guárdeme de que el menor orgullo nazca en mi corazón".

En todo tiempo, de todas formas, autovigílense.
Siempre traten de vencer los pensamientos dañinos en su interior.
Sea lo que fuere que encuentren en su rutina diaria,
deben contemplar el vacío y la naturaleza ilusoria de ello.

Aunque aquí se reunieran
cien santos y eruditos,
no podrían decirles más de esto.
¡Que todas ustedes sean felices y prósperas!
Que todas ustedes, con corazón contento,
se consagren a la práctica del dharma.

Las doncellas celestiales estaban muy felices, y con deleite y satisfacción tornáronse sus cuerpos nuevamente en palomas y volaron al cielo. Entonces Milarepa comió la ofrenda de arroz y se marchó al Coto Vajra de la Roca Gris.

Ésta es la historia de las doncellas angélicas (en forma de paloma) y sus ofrendas.

Todas las historias anteriores se refieren a la subyugación y conversión de demonios por Milarepa


 

 

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