Paso a Paso
1. Apóyese en el suelo, sobre sus manos y rodillas en una superficie no
deslizante. Sitúe sus rodillas directamente debajo de sus caderas y sus
manos un poco más allá de sus hombros bien extendidos en el suelo, de
manera que los dedos formen una buena base, asegurando firmeza y
estabilidad.
2. Doblando los dedos de los pies y apoyándose en ellos, exhale y levante
sus rodillas del suelo, apoyando todo su peso en las manos y la parte
delantera de los pies, ya que sus talones estarán un poco levantados.
Levante las caderas, haciendo que su cóccix y nalgas se eleven en
dirección del techo o el cielo.
3. Exhalando, presione la parte alta de sus muslos hacia atrás, estirando
bien las piernas, llevando sus talones al suelo, procurando hacerlo con
cuidado, para no lesionar sus tendones de Aquiles.
4. Asegurando sus manos contra el suelo, estire los brazos desde las
muñecas hasta los hombros. Mueva su cabeza entre los hombros, haciendo que
la barbilla toque el pecho, para que no quede colgando. Entonces empuje
los hombros hacia las rodillas, de manera que la parte superior de la
espalda y los brazos conformen una línea recta.
5. Es recomendable mantener la postura entre 1 y 3 minutos, respirando
profunda y suavemente. Al abandonarla, exhale, doble sus rodillas con
suavidad y lentitud, llévelas al suelo y asuma La Postura del Niño o Balasana, descanse y póngase de pie lentamente.
Detalles Técnicos
Debe dar prioridad en lo posible al alargamiento y fortalecimiento de la
columna, más que al estiramiento de las piernas.
Las caderas tienen que levantarse con firmeza para que la postura resulte
cómoda. Después, los hombros pueden estar separados y relajados.
Cierre los ojos y respire profunda y lentamente, expandiendo el pecho al
máximo.
Haga 5 ó 10 respiraciones completas para empezar.
Concentración
Durante la fase dinámica enfoque la atención en ejecutar
correctamente los detalles técnicos.
En la fase estática, observe la respiración y la acción de la postura
sobre toda la espalda. |