El Buda expone e insiste en el Camino del Medio, aquel que se aparta de
los extremos: la ascesis, por un lado, y la excesiva indulgencia
sensorial, por otro. Invita al triple entrenamiento.
Entrenamiento moral o
sila.
Consiste en estimular
una genuina moralidad con todas sus cualidades positivas imprescindibles,
cultivo de virtudes, respeto profundo por todo ser viviente, honda
compasión y benevolencia. El entrenamiento moral mejora las relaciones con
nosotros mismos y con los demás. Exige autocontrol consciente y el cultivo
de hábitos positivos. Hay que poner los medios para que los otros seres
sean felices y, en lo posible, evitar cualquier sufrimiento a toda
criatura viviente.
Entrenamiento mental.
El entrenamiento moral
debe ir acompañado forzosamente por el entrenamiento de la mente. Uno y
otro se enriquecen y complementan. El entrenamiento mental previene contra
el dogmatismo, la moral sembrada de inhibiciones, los falsos puntos de
vista. El entrenamiento mental, por su parte, ayuda a desarrollar el
corazón y no sólo la mente, y hace al individuo más humano y sensible. Las
dos formas de meditación budista (samatha y vipassana) con sus numerosas y
sagaces técnicas, desarrollan todas las potencias de la mente y hacen
posible la visión esclarecedora y liberadora.
Entrenamiento de la
Sabiduría.
El entrenamiento moral
y mental conducen a la cúspide la Sabiduría, o sea la visión penetrante y
liberadora de todas las cosas y la comprensión supraconsciente de las tres
características básicas e inherentes de la existencia. |