Siéntate
cómodamente con la columna extendida.
Al inhalar, eleva los
brazos en cruz a la altura de los hombros. Dobla los codos de modo que los
brazos queden frente al pecho, con las palmas hacia abajo. Las yemas de
los dedos han de tocarse ligeramente.
Exhala. Inhala
lentamente y ve empujando con los codos los brazos hacia atrás para que
las dos manos se alejen. Siente cómo los omóplatos van acercándose entre
si con un movimiento uniforme.
Mantente así varios
segundos, con las manos alejadas lo máximo posible, sin forzar el
movimiento y respirando con normalidad.
Al exhalar lleva los
brazos a la posición inicial concentrándote en ello.
Repite lentamente el
movimiento de 3 a 5 veces.
Al exhalar, deja los
brazos a lo largo de los costados. Relájalos encogiendo los hombros y
sacudiendo suavemente las manos varias veces. |