La respiración
abdominal profunda es la mejor, por cuanto lleva aire a la parte más baja
y más amplia de los pulmones. La respiración es lenta y profunda,
efectuándose por tanto un uso adecuado del diafragma. Permite experimentar la
respiración diafragmática y purificar el organismo. Elimina la tensión y
calma la ansiedad.
Es la más común. Hay que concentrarse en el
abdomen.
Aunque
este ejercicio puede realizarse sentado, te resultará más cómodo y fácil
hacerlo tumbado boca arriba. Asegúrate de estar cómodo para poder
concentrarte en la respiración sin que nada te distraiga.
Cuando se
inspira se llena de aire la parte baja de los pulmones, desplazando el
diafragma hacia abajo y provocando que el vientre salga hacia fuera. Se
nota porque el abdomen se hincha. Cierra los ojos. Coloca
las manos son suavidad sobre la barriga. Concéntrate en esa zona del
cuerpo.
El suave
descenso del diafragma ocasiona un masaje suave, constante y eficaz de
toda la masa abdominal. Poco a poco la parte baja de los pulmones se llena
de aire. La inspiración debe ser lenta, cómoda y silenciosa. Si no nos
escuchamos respirar, la respiración tendrá la lentitud deseada. Si nos
escuchamos significará que estamos inspirando demasiado deprisa. Inhala lentamente.
Siente cómo la barriga se expande y redondea. El pecho no ha de moverse.
Cuenta hasta cinco mientras respiras.
Durante la
espiración abdominal el diafragma sube. Se nota porque la zona del
estomago desciende.
Exhala lentamente el aire y siente cómo la barriga se va aplanando. Cuenta
hasta cinco mientras exhalas.
Al espirar, los
pulmones se vacían y ocupan un lugar muy restringido. Es importante vaciar
al máximo los pulmones y expulsar suavemente la mayor cantidad posible de
aire. Después de haber vaciado a fondo los pulmones, la respiración exige
ponerse en marcha otra vez. El vientre se relaja y comienza el proceso de
nuevo. Durante el mismo es esencial inspirar y espirar por la nariz y
mantener la musculatura abdominal relajada. Lo ideal es ejercitar la
respiración diafragmática tumbado de espaldas, porque esta posición
favorece la relajación de la musculatura abdominal.
Tanto al
inspirar como al espirar se debe vivir conscientemente la entrada y salida
del aire y los movimientos que se suceden en el diafragma. Se puede
colocar una mano sobre el vientre, aproximadamente en el ombligo y poder
así seguir el movimiento abdominal.
Si se hace el
movimiento contrario es que la respiración abdominal es muy débil o
inexistente. |