Selección, C. del Tilo
Traducción, J. Lohest
Fragmentos de Chuang-Tsé
El maestro carpintero Cheu, en su viaje en el país de Tsí
pasó junto al roble que sombreaba el cerro del genio del suelo, en
Köiu-yuan. El tronco de este famoso árbol podía esconder un buey. Se
elevaba recto a ochenta pies de altura y esparcía unas ramas maestras, en
cada una de las cuales se habría podido excavar una lancha. La gente
acudía por decenas para admirarlo. El carpintero pasó junto a él sin
echarle ninguna mirada. Pero, ¡mirad!, le dijo su aprendiz. Desde que
manejo el hacha jamás he visto una pieza de madera tan hermosa. ¡Y ni se
digna a mirarla! He visto, dijo el maestro. Inadecuado para hacer una
barca, un ataúd, un mueble, una puerta, una columna. Madera sin utilidad
práctica. Vivirá mucho tiempo. Cuando el maestro carpintero Cheu volvió de
Tsí, pernoctó en Köiu-yuan. El árbol se le apareció en sueños y le dijo:
Sí, los árboles de madera hermosa son talados jóvenes. A los árboles
frutales se les rompen las ramas con el frenesí de robarles los frutos. Su
utilidad les resulta fatal a todos. Asimismo, yo también soy feliz de ser
inútil. A los árboles, nos ocurre lo mismo que a los hombres. Si eres un
hombre útil, no llegarás a viejo. A la mañana siguiente, el aprendiz
preguntó al maestro: si este gran árbol es feliz de ser inútil, ¿Por qué
se dejó hacer genio del lugar?. Lo plantaron allí sin preguntarle su
parecer, dijo el maestro, y además le importa un comino. No es la
veneración popular que protege su existencia, sino su incapacidad para las
utilidades comunes. Su acción tutelar se reduce a no hacer nada. Tal es el
sabio taoísta, que es colocado allí a pesar suyo y se abstiene de actuar.
(Chuang-tsé)
*
Al producir los bosques, la montaña atrae a aquellos que la
despojarán. Al dejar gotear su grasa, la carne activa el fuego que la asa.
El canelero es cortado porque su corteza constituye un condimento
apreciado. Se entalla el árbol de barniz para hurtarle su valiosa savia.
La casi totalidad de los hombres se imagina que ser juzgado apto para algo
es un bien. En realidad, lo que es una ventaja es ser considerado inepto
para todo.
*
Convertid el no-actuar en vuestra gloria, en vuestra
ambición, en vuestro oficio, en vuestra ciencia. El no-actuar no desgasta.
Es impersonal. Devuelve lo que ha recibido del cielo sin guardar nada para
sí. Es esencialmente un vacío.
El hombre superior no ejerce su inteligencia sino a la
manera de un espejo. Sabe y conoce sin acarrear atracción ni repulsión,
sin que ninguna huella persista. Siendo así, es superior a todas las cosas
y neutro respecto a ellas.
*
No, no alabaré a aquel que ha violentado su naturaleza por
la práctica de la bondad y de la equidad. No alabaré a aquel que se ha
dedicado al estudio de los sabores o de los sonidos, o de los colores aún
cuando fuera célebre como U-eull, como Cheu-koang, como Li-Chou. No, el
hombre no es bueno por practicar la bondad o la equidad artificial. Es
bueno por el ejercicio de sus facultades naturales. Aquel que sigue sus
apetitos naturales utiliza correctamente sus gustos. Aquel que escucha su
sentido íntimo utiliza correctamente su oído. Aquel que no mira más que a
sí mismo utiliza correctamente su vista. Aquellos que miran y escuchan a
los demás, fatalmente toman algo de las maneras y juicios de los demás, en
detrimento de la rectitud de su sentido natural. A partir del momento en
que se han desviado de su rectitud natural, que tengan la fama de
bandolero como Chee o de sabio como Pai-i, poco me importa; a mi juicio no
son más que hombres desviados. Ya que para mí, la regla consiste en la
conformidad o disconformidad con la naturaleza. La bondad y la equidad
artificial son para mí tan odiosas como el vicio y la depravación.
*
En el centro de todas las cosas y superior a todas ellas,
se encuentra la acción productora del Principio supremo. El Principio
supremo es único y se transforma en acción productora. Trascendente y
actuando sin cesar, es el Cielo (el instrumento físico de la acción
productora del Principio). Por ello, los sabios adoptan como norma dejar
hacer al cielo sin ayudarle, dejar actuar la acción productora sin
interferir, dejar el primer Principio libre, sin pretender platicar en su
lugar.
*
Cheu-Choeng-koi se fue a visitar a Lao-tsé y le dijo: he
oído decir que eres un sabio y he recorrido muchas tierras para venir a
verte. He andado durante cien días, hasta tener la planta de los pies
callosa, y he aquí que me percato de que no eres un sabio, pues haces
conservar indefinidamente los restos de tus comidas; has maltratado a tu
hermana porque las ratas hurtaron unas pocas legumbres.
Lao-tsé, con la mirada distraída le dejó hablar y no
respondió palabra.
Al día siguiente Cheu-Choeng-koi volvió a casa de Lao-tsé y
le dijo: ayer te culpé. Tu silencio me ha hecho reflexionar. Te pido
disculpas.
Hago tan poco caso de tus disculpas como de tus reproches,
dijo Lao-tsé. Me he desprendido de todo deseo de hacerme llamar sabio,
trascendente. Aún cuando me tratases de buey o de caballo, no replicaría
nada. Incluso si lo que dicen es verdadero o si es falso, dejar hablar a
los hombres es ahorrarse la molestia de contestarles. Mi principio
consiste siempre en dejar decir. Mi silencio de ayer fue una aplicación de
ello.
Entonces Cheu-Choeng-koi pasó en torno a Lao-tsé, evitando
pisar su sombra; luego, presentándosele cara a cara le preguntó lo que
debía hacer para enmendarse. Lao-tsé le contestó con repulsa: ¡Tú, ser
enmascarado cuyos ademanes y gestos denotan pasiones indómitas e
intenciones desviadas! ¿Pretendes impresionarme y hacerme creer que estás
deseoso y eres capaz de cultura? ¡Ve, pues confío tan poco en ti como en
cualquier bandolero de fronteras!
*
El espíritu del sabio está dominado por una idea única y
fija, no intervenir, dejar actuar la naturaleza y
el tiempo.
*
Aquellos que conocen la naturaleza no intentan expresarla
con palabras; los que lo intentan, muestran con ello que no la conocen. El
hombre vulgar yerra buscando en los libros de las verdades; no contienen
sino ideas trucadas. Un día, mientras que el duque Hoan de Tsoi estaba
leyendo en la sala alta, el carretero Pien estaba trabajando en la
confección de una rueda en el patio. De pronto, dejando su martillo y su
cincel, subió las escaleras, se dirigió al duque y le preguntó: -¿Qué
estás leyendo? -Las palabras de los sabios, respondió el duque. -¿De los
sabios vivos? preguntó Pien. -De los sabios muertos, dijo el duque. -¡Ah!
dijo Pien, los detritus de los antiguos. Irritado, el duque le dijo:
Carretero, ¿en qué te metes? Apresúrate a disculparte o mando que te
sentencien a muerte. -Me disculparé como un hombre de mi oficio, exclamó
el carretero. Cuando fabrico una rueda, si lo hago con poca intensidad, el
resultado será débil; si lo hago con mucha intensidad, el resultado será
macizo; si lo hago, no sé como, el resultado será conforme a mi ideal, una
buena y hermosa rueda; soy incapaz de definir este método; es un truco que
no puede ser expresado, hasta tal punto que no he podido enseñárselo a mi
hijo y a mis setenta años, para obtener una buena rueda todavía es
necesario que la haga yo mismo. Los antiguos sabios difuntos cuyos libros
estás leyendo, ¿acaso han podido hacerlo mejor que yo? ¿Han podido
depositar en sus escritos sus trucos, su genio, lo que hacía su
superioridad frente al hombre vulgar? De lo contrario, los libros que lees
no son, como he dicho, más que los detritus de los antiguos, el
desperdicio de sus espíritus, los cuales han dejado de ser.
*
La naturaleza no se modifica, el destino no cambia, el
tiempo no puede ser detenido, la evolución no puede ser obstruida. Dejad
que las cosas sigan su curso natural y triunfaréis. Id en contra y
fracasaréis.
*
El detentor de un excelente sable de Kan-ue, lo conserva
cuidadosamente en su vaina y sólo lo utiliza en grandes ocasiones por
temor a gastarlo en vano. ¡Qué extraño! la mayoría de los hombres se
esfuerzan menos en la conservación de su espíritu vital que no obstante es
más valioso que el mejor filo de Kan-ue. Pues este principio de vida se
extiende en todo, desde arriba del cielo hasta abajo en la tierra, en
todas las transformaciones de todos los seres, y es tan poco sensible que
no puede ser figurado, confundiendo su acción con la del Soberano (se
entiende el Soberano cósmico, el alma del mundo). Integridad y pureza
conservan el alma e impiden que se desgaste. En su estado de integridad y
pureza entra en comunión con la regla celeste.
*
El abandono de las preocupaciones y de los asuntos
conservan la vida, ya que este abandono preserva el cuerpo del cansancio y
el espíritu vital del desgaste. Aquel cuyo cuerpo y espíritu vital están
intactos y despiertos, está unido a la naturaleza. Y la naturaleza es
padre y madre de todos los seres. El ser es formado por condensación y es
deshecho por disipación para convertirse en otro ser. Y si en el momento
de esta disipación, su cuerpo y su espíritu están intactos, entonces es
capaz de transmigrar. Quintaesenciado, se convierte en cooperador del
cielo.
*
Imaginemos una chalana que atraviesa un río. Si una barca
vacía, a la deriva, viene y choca con ella, los marineros, aun siendo
irascibles, no se enfadarán, porque no hay nadie que ha entrado en
conflicto con ellos, puesto que la barca estaba vacía. Si por el
contrario, hay alguien en la barca, gritos e insultos saldrán
inmediatamente de la chalana. ¿Por qué? Porque ha habido un conflicto de
personas... Aquel que habrá podido despojarse incluso de su personalidad,
podrá recorrer el mundo entero sin experimentar ningún conflicto.
*
Un subalterno no debe rebelarse contra las decisiones de su
superior. ¡Tanto más el deber de la sumisión incumbe a cada hombre
respecto al cielo!
*
El apogeo del ying (condensado en la tierra) es la
pasividad tranquila. El apogeo del yang (condensado en el cielo) es
la actividad fecunda. La pasividad de la tierra ofreciéndose al cielo, la
actividad del cielo ejerciéndose en la tierra, de ambos nacieron todos los
seres.
*
Para llegar a conocer el Principio, se debe ante todo no
pensar, no reflexionar. Para llegar a comprenderlo, no hay que tomar
ninguna posición, no hacer nada. Para llegar a alcanzarlo, no hay que
partir de ningún punto preciso ni seguir ninguna vía determinada... El
adagio dice: Quien sabe no habla; quien habla, enseña que no sabe nada. El
sabio no habla ni siquiera para enseñar.
*
Escuchad esta historia: Un hombre tenía miedo de la sombra
de su cuerpo y de la huella de sus pasos. Para liberarse de ello, decidió
huir. Pero cuanto más pasos daba, más huellas dejaba. Por rápido que
corriera su sombra no le dejaba. Persistiendo a pesar de todo en creer que
la adelantaría, corrió tanto y tanto que acabó muriendo. ¡Qué imbécil! Si
se hubiera sentado en un lugar cubierto, su cuerpo no habría proyectado
ninguna sombra; si hubiera estado quieto, sus pies no habrían producido
huellas. Sólo habría tenido que estar tranquilo y todos sus males habrían
desaparecido.
*
No venerar a un anciano es no respetar los ritos. No honrar
a un sabio es carecer de juicio. No inclinarse ante la virtud que irradia
de otra persona es perjudicarse a sí mismo. ¡Recuérdalo, ganso! Y si esto
es cierto para cualquier virtud, tanto más lo es para la ciencia del
Principio, por el cual todo lo que es subsiste, cuyo conocimiento es vida
y su ignorancia es muerte. Conformarse al Principio proporciona el éxito,
oponerse a él, el fracaso asegurado. El deber del sabio es honrar la
ciencia del Principio donde la hallare. Ahora bien, este viejo pescador la
posee. ¿Acaso podía no honrarle como lo he hecho?
*
Cantidad de recetas han sido inventadas por diferentes
autores para gobernar el mundo, cada uno ha ofrecido la suya como si fuese
la más perfecta. Sin embargo, todas han resultado ser insuficientes. Sólo
hay un único procedimiento eficaz, dejar actuar el Principio sin
contrarrestarlo. Está por todas partes, lo penetra todo. Si los influjos
trascendentes bajan del cielo y suben de la tierra, si existen sabios, es
gracias a él, inmanente en el todo universal. Cuanto más estrecha sea su
unión con el Principio, más perfecto será el hombre. Los grados superiores
de esta unión producen los hombres celestes, los hombres trascendentes,
los hombres superiores.
CHUANG TSE
(Extractos)
Selección
y traducción, V. Cortina
El espíritu que anima «el Tao» es el mismo que alienta en toda verdadera
Tradición pues ¿no pretende, en realidad, reencontrar un estado en el
hombre que ahora está perdido y que sólo pocos han conseguido encontrar?
¿Y no pretende también, el regreso, la «re-unión» a ese origen y fuente de
los que el hombre se encuentra separado?
Es por esto que nos ha parecido apropiado incluir en este número un
extracto de «Nan-Hoa-Tchenn-Kina» de Tchoang-tze, uno de los grandes
maestros del Taoísmo después de Lao-Tse.
Capítulo 19-A
Aquel que ha penetrado el sentido de la vida, no se preocupa de lo que no
contribuye a la vida. Aquel que ha penetrado la naturaleza del destino, no
intenta ya escrutar esta entidad inescrutable. Para cuidar el cuerpo hay
que utilizar unos medios convenientes; sin excesos no obstante, porque
todo exceso es inútil. Hay que esforzarse además de mantener el espíritu
vital, sin el cual el cuerpo está perdido. El ser vivo no se ha podido
oponer a su vivificación ( en el momento de su nacimiento); tampoco podrá
oponerse a que un día (cuando muera) la vida se retire de él. El vulgo se
imagina que, para conservar la vida; es suficiente ocuparse del cuerpo. Se
equivoca. Hace falta además, y sobretodo, prevenir el deterioro del
espíritu vital, lo que es prácticamente imposible entre las preocupaciones
del mundo. Es necesario pues, para conservar y hacer durar la vida,
abandonar el mundo y sus problemas. Es en la tranquilidad de una
existencia ordenada, en la apacible comunión con la naturaleza, donde se
encuentra una recrudescencia de vitalidad, una renovación de la vida. He
aquí el fruto de la inteligencia del sentido de la vida. Repitamos: Es el
abandono de los problemas y de las ocupaciones (1) lo que conserva la
vida; porque este abandono protege el cuerpo de la fatiga y el espíritu
vital de desgaste. Aquel cuyo cuerpo y cuyo espíritu vital están intactos
y dispuestos, está unido a la naturaleza. Y la naturaleza es padre y madre
de todos los seres. Por condensación se forma el ser; por disolución se
deshace, para reconvertirse en otro ser. Y si, en el momento de esta
disolución, su cuerpo y su espíritu vital están intactos, él es capaz de
transmigrar. Quintaesenciado, se vuelve cooperador del cielo.
Capítulo 19-B
Si un hombre está completamente borracho y se cae de un coche, quizás
quedará contusionado, pero no morirá ¿Por qué? ¿Sus huesos y
articulaciones difieren de las de los otros hombres? No, pero en el
momento de la caída, el espíritu vital de este hombre, concentrado por la
inconsciencia, estaba absolutamente intacto. En el momento de la caída,
debido a su inconsciencia, la idea de vida y muerte, el miedo y la
esperanza, no han conmovido el corazón de este hombre. Y no se ha
puesto rígido, no ha notado la dureza del suelo, he aquí por qué no se ha
roto ningún miembro. Este borracho debe la integridad de su cuerpo a su
estado de embriaguez. Así el Sabio perfecto será conservado intacto por su
estado de unión con la naturaleza. El Sabio está escondido en la
naturaleza; de esto le viene el que nada pueda herirle. –Considerando
esto, cuando alguien es herido, no debe culpar a lo que lo ha herido; debe
culparse a sí mismo, su vulnerabilidad es prueba de imperfección. Un
hombre razonable no culpa el sable que lo hiere, ni la teja que le cae
encima. Si todos los hombres buscaran en su imperfección la causa de sus
desgracias, tendría la paz perfecta, el fin de las guerras y suplicios.
Sería el fin del reino de esta falsa naturaleza humana, que ha llenado el
mundo de bandidos; sería el comienzo del reinado de la verdadera
naturaleza celeste, fuente de toda buena acción. No ahogar a su
naturaleza, no creer en los hombres, he aquí la vía del retorno a la
verdad, a la integridad original.
Este mundo humano
Conversación de Yen Huei con Confucio.
.....-Entonces -dijo Yen Huei-, no avanzaré
más. Y me permitiré solicitarle un método.
-Ayuna, -dijo Confucio-, y te lo diré. Será
fácil para ti, que tienes todavía una mente estrecha. El que trata
las cosas tan fácilmente no será nunca aprobado por el cielo brillante.
-Mi familia es pobre, -replicó Yen Huei-, y
por muchos meses no hemos probado ni el vino ni la carne. ¿No es ése ayuno
suficiente?
-Ese es ayuno de acuerdo-, a los ritos
religiosos, -respondió Confucio-, pero no el ayuno del corazón.
-Y puedo preguntarte, -dijo Yen Huei- ¿en
qué consiste el ayuno del corazón?
-Concentra tu voluntad. No oigas con
tus oídos, sino con tu mente; no con tu mente sino con tu espíritu.
Deja que tu facultad auditiva cese con tus oídos -Y deja que tu mente cese
con sus imágenes. Deja, no obstante que tu espíritu sea como algo en
blanco, respondiendo pasivamente a todo lo externo. En tan abierta
receptividad, sólo Tao puede habitar. Y esa abierta receptividad es el
ayuno del corazón.
-Entonces dijo Huei-, la razón por la que no
puedo usar este método es la conciencia de un yo. Si pudiera aplicar
este método, la suposición de un yo se habría ido. ¿Es esto lo que quieres
significar por estado de receptividad?
- Exactamente, --replicó el Maestro-.
Déjame aconsejarte. Entra al servicio de ese hombre, pero sin idea
de lograr fama. Habla cuando se halle dispuesto a escucharte y cesa de
hablar cuando no lo esté. Obra sin ninguna clase de auto-propaganda.
Mantente al lado del Único y deja que las cosas sigan su curso natural.
Entonces, puede presentársele una oportunidad de tener éxito. Es
fácil de parar cuando se camina; la dificultad está en caminar sin tocar
la tierra. Como un agente del hombre, es fácil usar artificios; pero
no puedes hacerlo como agente de Dios. Has oído de aladas criaturas que
vuelan. Pero nunca has escuchado que lo hagan sin las alas. Has oído
de hombres sabios con conocimientos. Pero no has oído de hombres
sabios sin conocimientos.
Mira al vacío. Hay claridad en un
cuarto vacío. La buena suerte lo habita, en él reposa. Si
no hay reposo (interior), tu mente galopará por todos lados aunque te
mantengas quieto. Deja que tus ojos y tus oídos se comuniquen; quita todo
el conocimiento de la mente. Entonces los espíritus vendrán a
habitarlo, sin mencionar al hombre. Este es el método para la
transformación (influencia) de toda la Creación. Fue la llave de la
influencia de Yü-y Shun, y el secreto del éxito de Fu Hsi y Chi Chü. ¿No
debería el hombre común seguir la misma regla?......
Deformidades o evidencias de un carácter
completo
Huei Tsé dijo a Chuang Tsé:
-¿Han estado los Hombres, en su origen,
exentos de pasiones?
-Por supuesto -replicó Chuang tsé.
-¿Pero si un hombre no tiene pasiones
-arguyó Huei Tsé-, qué esto que lo hace un hombre?
-Tao -replicó Chuang Tsé-, le da sus
expresiones y Dios le da su forma. ¿Cómo puede entonces dejar de ser un
hombre?
Si es entonces un hombre -dijo Huei Tsé---,
¿cómo puede estar exento de pasiones?
-El bien y el mal (aprobación y
desaprobación) -contestó Chuang Tsé-, es lo que yo significo como
pasiones. Por un hombre sin pasiones quiero dar a entender uno que
no permite que los gustos y disgustos perturben su economía interna, sino
que prefiere estar en línea con la naturaleza y no trata de mejorar (los
materiales de) lo viviente.
-¿Pero cómo puede un hombre vivir su vida
corporal -preguntó Huei Tsé-, si no trata de mejorar (lo que hay de
material) en su vida?
- Tao le da su expresión -dijo Chuang Tsé-,
y Dios le da su forma. Él no permitirá que los gustos y los disgustos
perturben su economía interna. Porque ahora estás tú dedicando tu
inteligencia a lo externo, desgastando tu espíritu vital, ¡Apóyate contra
un árbol y canta; o siéntate contra una mesa y duerme! Dios te ha
dado la forma, pero tu único pensamiento es lo duro y lo blando.
El gran supremo
....¿Pero qué es un hombre verdadero?
Los hombres verdaderos de la antigüedad. No pasaban por encima del débil,
no lograban sus fines por la fuerza bruta y no se rodeaban de consejeros.
En esta forma, fracasando no tenían causas para lamentarse; de tener
éxito, no tenían motivos de satisfacción propia. Y podían, por lo
tanto. Alcanzar las más grandes alturas sin temblar. Entrar en el agua sin
mojarse, y pasar por el fuego sin sentir el calor. Esa es la clase
de conocimiento que llega a las profundidades de Tao. El hombre
verdadero de la antigüedad dormía sin sueños, y despertaba sin
preocupaciones. Comía indiferente al sabor, y respiraba profundamente.
Porque los hombres verdaderos traían aire de sus talones; y los hombres
comunes sólo de su garganta. De los pícaros brotan las palabras como
el vómito de las arcadas. Cuando los vínculos que unen a los hombres
son profundos, sus dotes divinas son superficiales
El hombre verdadero de la antigüedad no
sabía lo que era amar la vida u odiar la muerte. No se regocijaba con el
nacimiento ni trataba de impedir la disolución. Indiferente venía e
indiferente se iba. Eso era todo. No olvidaba de dónde había
surgido, ni nunca preguntaba cuando había de operarse su retorno hacia
allá. Aceptaba la vida alegremente, aguardando con paciencia la
restauración (redención) final. Esto es lo que se llama no apartar
el corazón de Tao, y no tratar de suplir lo natural por medios humanos.
El que reuniera estas virtudes podría llamarse un hombre verdadero.....
Nanpo Tsek'uei dijo a Nü Yü (o la Yü hembra)
-Tienes una edad avanzada y la complexión de
un niño. ¿Cómo puede ser esto?
Nü Yü respondió:
-He obtenido a Tao.
-¿Podría obtener a Tao, estudiándolo?
-preguntó el otro.
-¡No!, ¿cómo podrías hacerlo? -dijo Nü Yü-.
No eres el tipo de persona. Existió un Puliang I. Tenía todo el
talento mental del Sabio, pero no el Tao del Sabio. Ahora bien;
yo tengo a Tao, pero ningún talento. ¿Pero tú crees que
pude enseñarle a ser en verdad un Sabio? Si hubiera sido así,
enseñar Tao a quien posee el talento de un Sabio, sería algo sumamente
fácil. No era así porque he tenido que esperar pacientemente para
poder revelárselo. En tres días podía escapar al mundo
mundano. Esperé siete días más y no podía escapar a la
existencia material. Después que pudo escapar a la existencia
material, esperé otros nueve días, después de los cuales pudo escapar a
todo lo que era vida. Después de haber podido escapar a todo lo que
era vida. Poseyó la clara visión de la mañana, y después de eso, le fue
posible ver al Solitario (Único). Después de ver al Solitario, pudo
abolir la distinción entre el presente y el pasado. Después de abolir el
presente y el pasado, pudo entrar allí, donde la vida y la muerte ya no
son más, donde el matar no quita la vida, ni el dar vida agrega nada a la
misma. Se mostraba de acuerdo con las exigencias del medio
ambiente, aceptando todo con agrado, considerando a todo como destruido y
a todo como si estuviera por completarse. Esto es estar "seguro
entre la confusión", y alcanzar la seguridad atravesando el caos.
Sobre la tolerancia
Permanece quieto, sé puro; no fatigues tu
cuerpo, no perturbes tu esencia vital, y vivirás por siempre.
Porque si los ojos no ven nada, y los oídos
no oyen nada, y la mente no piensa nada, tu espíritu quedará en tu cuerpo,
y el cuerpo vivirá entonces por siempre.
Estima lo que se halla dentro de ti. Y
apártate de lo que se halla fuera de él; porque demasiado conocimiento es
una maldición.
Y recién entonces te llevaré al refugio de
la Gran Luz para alcanzar la Meseta del Yang Absoluto. Te guiaré a
través de la puerta de lo Desconocido Sombrío, a la Meseta del Ying
Absoluto.
El Cielo y la Tierra tienen funciones
separadas. El ying y el yang tienen sus raíces escondidas. Conserva
cuidadosamente tu cuerpo, y las cosas materiales prosperarán por sí
mismas.
Yo conservo el único original, y descanso en
armonía con lo externo. Por lo tanto, he podido vivir durante doscientos
años y mi cuerpo no ha envejecido.
El emperador Amarillo hizo otras dos
profundas reverencias y dijo: -Kuangch'engtsé es, seguramente, Dios ...
-Ven -le dijo Kuangch’engtsé- te diré.
Esa cosa es eterna; pero todos los hombres piensan que es mortal.
Esa cosa es infinita: pero todos los hombres piensan que es finita.
Los que poseen mi Tao son príncipes en esta vida y gobernantes en las que
le suceden. Los que no poseen mi Tao contemplan la luz del día en
esta vida y se transforman en trozos de tierra en las que le suceden.
Hoy en día, todas las cosas surgen del polvo
y al polvo vuelven. Pero te guiaré a través de los portales de la
Eternidad para que flotes en los grandes espacios del Infinito. Mi luz es
la luz del Sol y de la Tierra. Mi vida es la Vida del Cielo y de la
Tierra. Ante mí todo es nebuloso; detrás de mí todo es sombrío,
desconocido. Todos los hombres podrán morir; pero yo viviré por
siempre.
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