LIBRO EXTERNO
1
Tranquilamente sentado,
el Viejo Maestro
compuso estos
heptámetros
En los que
explica el cuerpo
y los dioses.
En lo alto está el patio
amarillo
abajo, el
principio de los pasos;
Detrás se
levantan las sombrías torres;
delante, las
puertas del destino.
Respirad la vacuidad:
entraréis en el
campo de cinabrio.
Que el agua pura
del estanque de jade
riegue la raíz
mágica.
El muchachito en quien
los reales se juntan
traga la saliva
del embrión.
Si os ejercitáis
en ello verdaderamente,
podréis existir
durante largo tiempo.
2
El ser verdadero del
Patio Amarillo
está vestido de
bermellón.
Al principio de los
pasos, la varilla macho
del cerrojo
conjunta los dos batientes.
Entre las
sombrías torres trepando
a alturas
vertiginosas,
Esencia y aliento
son sutiles
en el campo de
cinabrio.
La tierra fertiliza con
agua pura
del estanque de
jade.
Raíz mágica firme
y dura:
vejez sin
decrepitud.
3
El estanque central
alberga un gentilhombre
vestido de rojo y
bermellón.
Tres pulgadas por debajo
del campo
son lugares
habitados por dioses.
Cerrad herméticamente el
espacio
que separa el
dentro del fuera:
En la choza de
los dioses,
trabajad para
reformaros.
El misterioso pecho y el
canal del aliento
acogen el
talismán de la esencia.
Apresuraos a reforzar
vuestra simiente
si queréis
preservaros.
4
En el corazón del
palacio está un gentilhombre
siempre vestido
de carmesí.
Si conseguís
verlo,
venceréis la
enfermedad.
De través, Largo-de
Un-Pie
ciñe el estómago.
Si conseguís
guardarlo,
dejaréis atrás el
sufrimiento.
Respirad en la choza:
saldaréis cuentas
con vosotros mismos.
Protegedla en su
integridad y su firmeza:
recibiréis sus
bendiciones.
En el corazón de
vuestra pulgada cuadrada
escondedlo con
cuidado y veneración.
Con la vuelta de
la esencia y del espíritu,
rejuveneceréis al
envejecer.
La obra de las sombrías
torres
es derrame y fin.
Alimentad vuestro
árbol de jade
y tallad de él un
bastón para la vejez.
5
La vía suprema no es
difícil
pero ignora las
aproximaciones.
La terraza mágica se
hunde en el cielo
y se inclina
sobre el erial central.
En el centro de la
pulgada cuadrada,
se llega bajo las
torres gemelas.
En la habitación de jade
se abre la puerta
de los dioses.
Todas estas cosas me han
sido enseñadas
por el Príncipe
de los Dioses.
6
La sala de las luces
llega a los cuatro horizontes
a la manera
de la fuente de los mares.
El hombre real Cinabrio
Hijo
está delante de
mí.
En el corazón de los
tres pasos,
esencia y aliento
son profundos.
Vosotros, los que
aspiráis a la Inmortalidad,
cultivad el
Monte-Caos.
7
Al templo carmesí
por los doce
niveles del pabellón doble.
En la habitación de
rubí,
los cinco colores
se reúnen.
El hijo del dios rojo
se levanta en el
estanque central.
Bajo él: la larga
muralla,
el valle
misterioso y la ciudad.
Los secretos de la
longevidad se reducen
a los ardores de
la alcoba.
8
Renunciad al deseo
lúbrico
concentrando
vuestra esencia.
En el campo de una
pulgada, el palacio de un pie,
es posible
regular la propia vida.
Atad vuestros largos
chorreos,
el corazón
apacible y sereno.
Contemplad vuestro
pensamiento, y vuestro espíritu
jugará con las
tres maravillas mágicas.
Paz suprema del corazón
en el colmo de la
ociosidad.
9
Continuad en la
habitación de jade:
la divina
claridad la invadirá.
A cada instante, evocad
el granero supremo
y no tendréis más
hambre ni sed.
¡Llamad a las Seis Ding,
que se acerquen
las jóvenes diosas!
Cerrad las puertas de
vuestra esencia
y viviréis mucho
tiempo.
10
En la cámara derecha
los dioses tienen
su estancia.
Purificad vuestro
corazón, controlaos
y no os manchéis
en absoluto.
Tened una clara visión
de vuestras cinco vísceras:
conoceréis sus
menstruaciones.
Restaurados, vuestros
seis receptáculos
inmaculados
parecen seda blanca.
Vacuidad y espontaneidad
son las causas de
la Vía.
11
Entre las cosas, hay una
espontánea:
el Tao no es
difícil.
Ofrenda de no-actuar
sobre las palmas abiertas:
para la paz del
cuerpo.
Un cuerpo vacío
donde no hay nada:
ocio natural del
espíritu.
Estallido de calma y
silencio
cuando la boca se
calla.
Solo y uno mismo para
reparar la armonía:
palacio del
hombre real.
Desapegado, sin deseos:
paseo por el
jardín de la virtud.
Puras, suaves,
inmaculadas,
persisten las
chicas de jade.
Cultivad la virtud: la
claridad invadirá
las puertas de la
Vía.
12
Para obrar en la Vía,
disfrutad de la vida
en la soledad.
Sustentad lo natural y
lo vital
preservando la
vacuidad.
Desapegados, en pleno
no-actuar,
¿cuáles serían
vuestras preocupaciones?
Cuando vuestras alas
sean perfectas
serán espesas y
vastas.
Viviréis mucho tiempo
una eterna juventud,
después,
levantaréis el vuelo.
13
Entremezclándose, los
cinco elementos
comparten raíz y
nudos.
Los tres cinco juntan su
aliento:
lo esencial al
uno fundamental.
¿Quién los
acompaña? La Osa,
el Sol y la Luna.
Besad la perla, el jade
perfecto:
la armonía reina
en vuestra habitación.
Cuando podáis guardar el
uno,
todo asunto
llegará a su fin.
Vosotros estáis
provistos de él de forma natural:
guardadlo sin
perderlo.
Si queréis no
morir,
escondedlo en la
cámara de oro.
14
Sale el Sol, entra la
Luna:
he aquí mi Vía.
El cielo, siete,
la tierra, tres,
que guarde la
inversión.
Sube, baja, avanza y
retrocede:
el uno se une al
nueve.
Dispersos
guijarros de jade:
he aquí mi
tesoro.
Vosotros también sois
ricos de ello:
¿por qué no lo
protegéis?
Habiendo
comprendido la raíz y la base,
el corazón nutre
la espléndida floración.
Obedeced al cielo y a la
tierra
escondiéndolo en
el océano de los alientos.
En siete días,
regreso cumplido:
unión.
Sobre la esencia
del Monte-Caos
no os
confundiréis más.
15
La montaña de las Nueve
Fuentes
se alza tan alto.
Allí vive un ser
real
dispuesto a
ejecutar vuestras órdenes.
Al abrigo del templo
púrpura,
en el piso de los
muros cinabrinos;
Entre el Sol y la
Luna
parecen perlas
fugaces.
Diez mil años de
resplandeciente claridad:
aquellos tiempos
ignoran los cálculos.
Sobre la base
exterior de los tres yang,
la cosa viene por
sí misma.
Alimentad en vosotros
los tres divinos
y viviréis mucho
tiempo.
Las almas
espirituales quieren subir al cielo
y las sensitivas
sumergirse en el abismo.
Que estas almas
inviertan sus alientos
siguiendo la vía
de la espontaneidad.
Más de uno,
entonces, concretando la perla,
consolidará su
raíz mágica.
16
Esfera armilar y perlas
suspendidas
giran sin fin.
Cerradura de jade
y llave de oro:
cuerpo intacto y
fuerte.
Apoyados en la tierra,
dad vueltas al cielo
cumpliendo una
revolución
A imagen de las
cuatro estaciones,
y enrojeced como
cinabrio.
Delante: elevado;
detrás: bajo.
Cada uno su
puerta.
Volved a
acompañar al cinabrio volcado
y confiadlo a la
fuente de los misterios.
Imitad a la tortuga al
conducir vuestros alientos
hasta la raíz
mágica.
17
En el centro está un ser
real
peinado con un
turbante de oro.
Cubierto con una
armadura, apretando un talismán,
él abre las siete
puertas.
He aquí lo que no es en
absoluto hoja o rama
sino, realmente,
raíz.
Pensad en ello
noche y día,
y perduraréis.
18
Los Inmortales humanos y
los adeptos del Tao
niegan la
existencia de los dioses.
Acumulad vuestra
esencia, amontonad vuestro aliento:
os convertiréis
en reales.
Todos los hombres comen
cereales
cediendo a los
cinco sabores.
Sólo yo me
alimento de los alientos
yin y yang de la
armonía suprema.
No podré morir jamás,
como el cielo
interminable.
19
Intentemos explicar las
leyes
propias de cada
víscera.
El corazón es el dueño
del reino,
el rey de las
cinco vísceras.
El pensamiento
que se mueve y se para en él,
el aliento que le
acompaña.
La Vía: preservar
naturalmente,
los rayos de mi
divina claridad.
Yo he perforado
mi esencia florida,
armonizo yin y
yang.
Durante el día,
cuantas luces.
En la noche, se
conserva por sí solo.
Sedientos, tendréis
bebida;
hambrientos,
seréis hartados.
Recorred los seis
receptáculos
y escondeos en
mao y you.
Desviad el yin
del yang
y ocultadlo en el
nueve.
Expertos en este
arte,
ignoraréis el
envejecer.
20
El aliento del hígado
resplandece,
largo y afilado.
Debidamente
ordenadas, las cinco vísceras
producen tres
rayos de luz.
En lo alto, se
unen al triple calentador;
abajo, a la
escarcha de jade.
Mi divino y mis
almas
se encuentran en
medio.
Fuente que brota, la
saliva
disipa los
perfumes y los miasmas.
Se levanta contra
el tapón invertido,
y la sala de las
luces la contiene.
El fragor del trueno
reverbera en
ecos.
A la izquierda
mao y a la derecha you:
he aquí mi
tesoro.
Prosternado a las
puertas del misterio,
esperad la vía
del cielo.
Está muy cercana.
Solo queda
guardarla de
forma natural.
A lo divino le
gusta fijarse
en lo puro y en
el no-actuar.
Esencia y dios suben y
bajan:
claras son sus
razones.
Libremente circulad
sobre la vía del cielo
- hierba de larga
vida.
Recorred los
siete orificios:
ignoraréis la
vejez.
Volved a sentaros a las
puertas del cielo
y esperad yin y
yang.
Volved a bajar por la
garganta
para entrar en la
divina claridad.
Pasad bajo los doseles
floridos,
donde se está
puro y fresco.
Arrojaos al
abismo claro y frío:
veréis mi forma.
Si conseguís
volver al cinabrio
podréis vivir
mucho tiempo.
Abajo está el estanque
florido
donde la esencia
de los riñones se emite.
Se alza hasta la
sala de las luces
y llega al campo
de cinabrio.
Obrad de modo que los
dioses
abran las puertas
del destino.
Progresad en la
vía del cielo
hasta la raíz
mágica.
Yin y yang
desfilarán
como estrellas
fugaces.
21
El aliento de los
pulmones
se eleva en el
triple calentador.
Postergaos a las
puertas del cielo
y esperad la
antigua vía.
Los licores puros de la
fuente exquisita
impregnan los
seis receptáculos.
Sube y baja por
las narices.
las orejas lo
saben.
Observad el cielo y la
tierra:
preservad al
muchachito.
El armonioso
equilibrio de las esencias tornasoladas
inhibe los
cabellos y la dentadura.
Tenéis un aspecto
radiante
sin recorrer a
ninguna droga.
Esto vuelve a descender
por la garganta
en forma de
gotitas de lluvia
Que los dioses
reunidos
recogen juntos.
Más abajo, en el templo
carmesí,
un resplandor
purpúreo se extiende.
Sumergíos en el
dosel florido
hasta la divina
choza.
No guardéis más que el
corazón o su dios:
se interpelarán.
Contemplando mi
divina claridad,
aparto a los
demonios.
Encontrad al dios
de vuestro bazo,
os habréis
reunido con la gran familia.
Id después hasta
el tubo del estómago:
entrad en la
vacuidad.
Escoged la raíz mágica y
cultivadla
para que nunca se
marchite.
Cerrad las
puertas del destino
como las de la
Capital de Jade.
Vuestra
longevidad, durante decenas de miles
de años, no
tendrá fin.
22
El principio divino del
bazo
domina el centro.
Por la mañana,
departe con los cinco dioses;
armoniza las tres
luminarias.
En lo alto, toca las
puertas del cielo
y se recoge en la
sala de las luces.
Impregna los seis
receptáculos y los cuida
equilibrando los
cinco elementos.
Metal, madera, agua y
fuego
tienen por
monarca la tierra.
Sol, luna y
constelaciones:
manifiestan el
yin y el yang.
Invadiendo las venas,
el sudor se hace
elixir.
Defended las
siete cavidades:
separad de ellas
los malos augurios.
Dos dioses se abrazan:
caída de cimas
antiguas.
Desde lo alto
recibid el aliento primordial:
vuestros años
siempre se alargarán.
23
Señor de las cinco
vísceras,
el riñón es el
venerable mayor.
Posternado ante
el yin supremo,
esconde su
realidad.
Entra por los dos
orificios; vuelve a salir de ellos:
unión en el Patio
Amarillo.
Respiración de vacuidad
manifiesta mi
forma.
Consolida mis
tendones y mis huesos;
mis venas
desbordan de sangre.
Mi corazón se ilumina y
yo desaparezco
visitando lo puro
y lo mágico.
Sentado en la
choza,
contemplo al
muchachito.
Mantengo mi pensamiento
en la respiración interior:
resplandece la
divina claridad.
Surgiendo de las
puertas del cielo,
accedo a lo
ininterrumpido.
Sin deseo y desligados
de todo,
cultivad la raíz
florida.
Alimentaos del
aliento oscuro
y viviréis largo
tiempo.
De vuelta a las siete
puertas,
bebed en el
abismo supremo.
Atravesad el pecho
misterioso:
recorreréis las
magias de la pureza.
Sentados en la choza,
percibiréis al
muchachito.
Os interroga
sobre el Tao de la Inmortalidad,
os pregunta
vuestras técnicas especiales.
He absorbido hierbas
mágicas,
el púrpura de las
cimas floridas.
Peinado con la más
simple blancura,
tengo los talones
en el campo de cinabrio.
Me baño en el
estanque florido
para regar la
raíz mágica.
El acuerdo de las cinco
vísceras
abre las puertas
del destino.
Los cinco sabores
alcanzan su perfección:
es el regreso del
aliento de bondad.
Practicad con el pelo
suelto
y viviréis largo
tiempo.
24
La gran Vía, es la
inmensidad
que ningún
pensamiento puede complicar.
He aquí, he dicho. No
habléis de ello
vanamente.
Diálogos para el
Tao Supremo para el mundo. |