1. Cuando predicamos el Dharma a aquéllos que solo ven el mundo
ilusorio del ego, predicamos en vano. Igualmente podríamos predicarle
a un muerto.
Que tontos son aquellos que se alejan de lo que es real, verdadero y
duradero y en cambio persiguen las formas fugaces del mundo material,
formas que son simples reflejos en el espejo del ego. Sin preocuparse
por mirar más allá de las superficies, los seres engañados están
satisfechos atrapando unas cuantas imágenes. Piensan que la incesante
energía que fluye de la vida puede ser transformada en formas, a las
cuales pueden dar nombre y valor, y entonces, como grandes señores,
ejercer dominio sobre ellas.
Los objetos materiales son como cosas muertas y el ego no puede darles
vida. Así como el gran señor está por su misma identidad aferrado a su
reino, el ego, cuando se aferra a objetos materiales, dirige un reino
de muertos. El Dharma es para los vivos. Lo permanente no puede
habitar en lo efímero. No puede encontrarse la verdadera y duradera
alegría en la ilusión cambiante del ego. Nadie puede beber agua de un
espejismo.
2. Hay también aquéllos que, proclamando la Iluminación, insisten en
que entienden la naturaleza no-material de la realidad. Alardeando que
la enfermedad del materialismo no puede infectarlos, intentan
demostrar su inmunidad huyendo cuidadosamente de todo goce terrenal.
Pero ellos también están en la oscuridad.
3. Tampoco están en lo correcto aquellos que se dedican a develar el
fraude de cada objeto sensorial que encuentran. Es cierto, las
percepciones de los objetos materiales dan lugar al deseo salvaje en
el corazón. Es cierto, una vez que se entiende que tales objetos
carecen verdaderamente de valor, los deseos salvajes se reducen a
tímidos pensamientos. Pero nosotros no podemos limitar nuestra
práctica espiritual a la disciplina de desenmascarar la ilusión. Hay
más del Dharma que entender la naturaleza de realidad.
4. ¿Cuál es la manera mejor de deshacernos de nuestra atadura a las
cosas materiales?
Primero, necesitamos una espada bien afilada, la espada de la
discriminación, una que corte a través de las apariencias para exponer
lo real. Empezamos haciendo progreso al notar cuan rápido nos
desencantamos con las cosas materiales y qué pronto nuestros placeres
sensoriales también se funden en el descontento. Con atención
persistente afilamos y pulimos esta espada. Muy pronto encontramos que
rara vez la usamos. Hemos doblegado los viejos deseos y los nuevos no
se atreven a molestarnos.
5. Los verdaderos buscadores del Dharma que viven en el mundo utilizan
su actividad diaria como una herramienta para pulir. Exteriormente
pueden parecer estar muy ocupados, como el pedernal golpeando contra
el acero, levantando chispas por todas partes. Pero interiormente
ellos crecen silenciosamente. Porque aunque pueden estar trabajando
muy duro, ellos están trabajando por el trabajo en sí mismo y no por
las ganancias que les traerá. Desprendidos de los resultados de su
trabajo, transcienden lo frenético para alcanzar la tranquilidad
esencial del Camino. ¿Acaso una voraz y poderosa corriente de agua no
se espuma centellante a su paso, mientras que a su vez pule con
suavidad cada piedra que encuentra en su camino?
6. En el mundo ilusorio del ego, todas las cosas fluyen. Pero el
cambio continuo es el caos constante. Cuando el ego se ve a sí mismo
como el centro de una gran actividad en torbellino, no puede
experimentar la armonía cósmica.
Por ejemplo, lo que el ego considera ser un huracán devastador, en
cuando al universo se refiere, es un evento absolutamente natural, un
eslabón en la cadena sin fin de causas y efectos. El universo, al no
tener ego, continúa su existencia sin emitir juicios sobre huracanes o
brisas del océano.
Cuando estamos vacíos de ego, nosotros también podemos aceptar
tranquilamente los eventos variables de la vida. Cuando desistimos de
hacer distinciones llenas de prejuicios - gentil o tosco, bonito o
feo, bueno o malo - una quietud pacífica penetrará nuestra mente. Si
no hay ego, no hay agitación alguna.
7. Nuestra mente y nuestro cuerpo son puros por naturaleza; pero
nosotros los empañamos con obras y pensamientos pecaminosos. Para
restaurar nuestra pureza original, solo necesitamos limpiar la
suciedad acumulada. ¿Pero cómo proceder con el proceso de limpieza?
¿Debemos colocar una barrera entre nosotros y las ocasiones propicias
para el desarrollo de nuestros malos hábitos? ¿Alejarnos de los
lugares de tentación? No. No podemos cantar victoria simplemente por
evitar la batalla. El enemigo no es nuestro ambiente, él está en
nosotros mismos. Tenemos que confrontarnos e intentar entender nuestra
debilidad humana. Darnos una mirada honrada, a nuestras relaciones y
nuestras posesiones, y preguntar, que nos ha traído nuestra propia
indulgencia. ¿Nos ha traído felicidad? Ciertamente no.
Si somos despiadadamente honestos tendremos que admitir que fue
nuestro propio y tonto egotismo lo que nos enlodó. Aceptar esto es
algo doloroso. Ahora, si queremos derretir el hielo tenemos que
aplicar calor. Entre más caliente el fuego, más rápido se derrite el
hielo. Lo mismo pasa con la sabiduría. Entre más intenso nuestro
escrutinio, más pronto alcanzaremos la sabiduría. Cuando somos grandes
en sabiduría empequeñecemos nuestro viejo y egoísta Yo. La competencia
entonces habrá terminado.
8. Hay momentos en que actuamos con una fe inquebrantable en el
Dharma, incluso aunque no entendamos la situación. Hay otros en que
entendemos la situación pero tememos ser completamente fieles.
En el primer ejemplo actuamos desde el corazón y en el segundo desde
la mente. Pero nuestro deber es unirlos los dos: el entendimiento y la
fe.
9. Con un esfuerzo pequeño, una palanca puede mover toneladas de peso.
Con un pensamiento ávido, pueden adulterarse años de integridad. Un
pensamiento ávido es la semilla del miedo y la confusión. Crecerá
salvajemente. La ganancia material que un acto ávido pueda
proporcionar es de hecho una ganancia pequeña. Actuar sin codicia y
perder algún beneficio material también es, por consiguiente, una
pérdida pequeña. ¡Pero perder nuestra integridad! ¡Ésa sí es una
pérdida inmensa! La persona iluminada permanece atenta a dicha
palanca.
10. ¿Para qué se esfuerzan las personas? Dinero, fama, relaciones
exitosas, el Dharma. Bien, un hombre puede hacerse muy rico pero puede
ser odiado por su familia. Otro hombre puede ser amado por todos pero
no tener un peso a su nombre. Incluso un tercer hombre puede ser
considerado como un héroe por sus compatriotas y no tener ni fondos ni
una familia amorosa. Generalmente, tanto esfuerzo se coloca en lograr
una meta que otras metas no pueden ser alcanzadas. ¿Pero qué hay de
aquel hombre que se esfuerza por lograr el Dharma? Si tiene éxito
habrá alcanzado mucho más ganancia en esa meta, que en las otras tres
combinadas. Aquel que tiene el Dharma no carece de nada.
11. Ponga un pez en la tierra y recordará el océano hasta el día de su
muerte. Coloque un pájaro en una jaula, y aún así, no olvidará del
cielo. Cada cual permanece nostálgico de su verdadero hogar, el lugar
dónde su naturaleza ha decretado que debe estar.
El hombre nace en estado de inocencia. Su naturaleza original es el
amor, la gracia y la pureza. Pero aún así emigra con tal ligereza,
incluso sin detenerse a pensar en su antiguo hogar. ¿No es esto más
triste que lo del pez y el pájaro?
12. Aquéllos que persiguen el dinero siempre están apurados, ocupados
y con premura. Aquéllos que buscan el Dharma, lo toman con suavidad,
sin problema. ¡Qué aburrido! - dirán algunos. Quizá. Quizá sea
realmente triste detenerse a oler una flor o a escuchar el canto de un
pájaro. Quizá un destello de oro deslumbre más que la vista de nuestro
propio rostro original. Quizá lo que necesitamos es una mejor
definición de "tesoro."
13. El clima del corazón debería estar siempre despejado, siempre
soleado y calmado. El único momento en que se puede dañar es cuando
aparecen las nubes de la codicia y cuando el apego toma forma. Esto
siempre traerá tormentas de preocupación y confusión.
14. Una sola partícula en el ojo obstaculiza la buena visión, vemos
las imágenes dobles o triples. Un solo pensamiento sucio confunde a
una mente racional. Muchos errores de juicio pueden surgir de esto.
¡Remuevan la partícula y vean claramente! ¡Remuevan ese pensamiento
sucio y piensen claramente!
15. Los grandes logros están compuestos de detalles diminutos.
Aquéllos que tienen éxito logrando el Todo, han atendido
cuidadosamente cada partícula diminuta. Aquéllos que fracasan, las han
ignorado o las han tomado a la ligera juzgándolas insignificantes. La
persona iluminada no pasa nada por alto.
16. ¿Por qué son ciertos objetos materiales tan valorados? Una gema es
casi inútil y un adorno grabado es tan bueno como uno sencillo.
El hombre decide que el oro es valioso porque es raro, duradero y
brillante. Piensa entonces que si posee oro, él, a su vez, será raro o
único, que su valor individual será duradero, y que él también será
considerado una persona bastante inteligente. Tanto se puede
obsesionar con estas ridículas nociones que en la búsqueda del oro,
destruirá esa misma vida que tanto está tratando de embellecer.
En la oscuridad del engaño el ignorante cree que puede brillar
reflejando las cualidades que ellos han asignado a sus posesiones.
Aquéllos que viven una vida Iluminada rápidamente entienden que las
cualidades de un objeto no se transfieren a quien lo posee. Un montón
de tesoros apilados en su camino no obstruirá su visión. Pueden mirar
a través de ellos. Oro en el bolsillo no es oro en el carácter.
17. Miren a las personas que tienen tigres como mascotas. Incluso
riéndose y jugando con ellas, en el fondo de sus mentes tienen miedo
que su mascota los ataque de repente. Ellos nunca olvidan lo
peligrosos que son los tigres.
Pero que hay de las personas que ambicionan posesiones, halagándose
ellos mismos con sus adquisiciones, una tras de otra. Permanecen
completamente despreocupados de cualquier peligro.
Sin embargo, el tigre solo puede comer la carne del hombre. La codicia
puede devorar su alma.
18. Es más fácil hacer lo correcto cuando sabemos que es lo correcto
de hacer. No podemos confiar en el instinto para encontrar el Camino.
Necesitamos ser guiados.
Pero tan pronto como nos han mostrado el camino y empezamos a
recorrerlo, encontramos que a cada paso crecemos en sabiduría y
fortaleza. Mirando hacia atrás podemos apreciar como muchos de
nuestros viejos deseos han caído muertos a lo largo del camino. Se ven
tan débiles allí desvencijados que nos preguntamos cómo pudimos
incluso pensar que nos faltaría el coraje para resistirlos.
La Montaña de Sabiduría es diferente a otras montañas. Entre más
subimos más nos fortalecemos.
19. Las personas siempre están buscando el camino fácil. El camino
duro, aquel que aprendemos con experiencias difíciles y logros
dolorosos, no les interesa. Quieren un atajo. Los verdaderos
buscadores del Dharma temen a los atajos. Saben más que eso. Saben que
sin esfuerzo, no hay sentimiento de logro. Esto los mantiene caminando
hacia adelante.
Las personas que no aprecian el esfuerzo al escalar, carecen del
entendimiento de dónde han estado, el conocimiento de quién son, y la
determinación para continuar subiendo. Por eso nunca logran realizar
el Dharma.
20. ¿Cuáles son las dos metas comunes a la mayoría de las personas que
viven en el mundo? Fama y riqueza. Para obtenerlas estas personas
están dispuestas a perderlo todo, incluyendo su salud física, mental y
espiritual. No es un intercambio muy bueno, ¿o si lo es? La riqueza
mundana y la fama se marchitan tan rápido que podemos preguntarnos qué
durará más, si el dinero, la fama o el hombre.
Pero piense en la meta de la iluminación, de lograr la riqueza del
Dharma. Aquéllos que la alcanzan son vigorosos de cuerpo, perspicaces
de mente, y serenos en el espíritu… y de ahí a la eternidad.
21. Hay personas que no habiendo logrado nada confabulan para recibir
grandes honores o puestos de gran autoridad. Bien, las personas que
obtienen posiciones de alta jerarquía sin habérselas ganado son como
árboles sin raíces. Viven temeroso de que incluso el viento más ligero
los tumbará.
El honor inmerecido es el preámbulo a la desgracia.
22. Los ricos son admirados porque han acumulado dinero. Pero lo que
ha sido acumulado puede gastarse. La admiración se va junto con el
dinero. Un rey recibe la lealtad de sus súbditos porque lo consideran
noble. Si ellos deciden que está actuando mal, puede perder más que su
trono. Aquellos que son ricos en el Dharma y nobles en el camino del
Buda siempre retienen su riqueza y el respeto de las personas.
23. Ocultando sus crímenes con éxito una persona puede considerarse
honorable. Él sabe que ha actuado mal. Presumiendo constantemente una
persona no puede llegar a ser famosa aunque escuche mencionar su
nombre donde quiera que vaya. Afectando los modales los monjes pueden
llegar a ser venerados, pero una apariencia pía nunca hizo santo a ser
alguno. ¿Qué es el verdadero honor, el verdadero reconocimiento y la
verdadera piedad? Son cualidades internas, no actos superficiales o
apariencias. Cuando la conciencia de un hombre es libre de mancha, él
es una persona honorable. Cuando su reputación por íntegro lo precede,
él es famoso. Cuando la humildad y reverencia por el Dharma fluyan
naturalmente de su carácter, él es estimado.
24. ¿Si los hombres no pueden evadir las exigencias de su padre y
emperador, qué pueden hacer cuando la Muerte les dé una orden?
Protestan amargamente y gritan al cielo, pero tienen que obedecer. El
hombre que aúlla más duro es aquel que piensa que ha alcanzado el
pináculo de éxito mundano.
El Iluminado entiende la vida y la muerte. Siempre vive bien y nunca
se queja.
25. Las personas piensan que si adquieren conocimiento mundano
entonces lo saben todo. Pero eso no es correcto. Incluso cuando se
dominan ciertas materias siempre hay campo para el error. ¿Y si los
arqueros más acertados pueden fallar sus blancos de vez en cuando, qué
esperar de los mediocres? Cuando conocemos el Dharma, tenemos toda la
información que necesitamos. No importa que otros datos podamos
adquirir adicionalmente, nuestro depósito de conocimiento, aunque de
manera profunda y extensa, ya está lleno.
26. Todo en el universo está sujeto al cambio. Hay solo una excepción:
la muerte siempre sigue a la vida. ¿No es extraño que las personas no
se hayan dado cuenta de esto, que vivan sus vidas como si fueran
eternas, que la muerte no sea nada sobre que preocuparse? Claro está
que si ellos realmente quieren vivir tanto como obviamente esperan,
más les vale seguir el Dharma. La vida, la muerte y el cambio son
trascendidos en el Dharmakaya.
27. Yo espigo lo que los segadores han pasado por alto o han
rechazado. Así que, ¿por qué será que sus cestos permanecen vacíos
mientras el mío reboza con buena comida? Simplemente no reconocieron
su Naturaleza Búdica cuando la vieron.
Todo en la vida depende de las decisiones que nosotros mismos tomamos.
28. En la sociedad decente todos notamos si las manos de un hombre
están sucias. Será mirado fijamente con desdén. ¿Por qué? El compañero
será observado hasta que pueda lavarse sus manos.
¿Pero no es cómico cómo un hombre puede tener un carácter manchado por
la codicia y el odio y nadie prestará la más mínima atención? Se
moverá a sus anchas con total facilidad. Evidentemente, un carácter
sucio no es digno de la atención como lo es una mano sucia.
Es tan simple restaurar las manos sucias a un estado de limpieza.
Simplemente hay que lavarlas. ¿Pero qué hay acerca del carácter
corrompido? Ése es, sin duda, otro problema…
29. Si un hombre lleva demasiadas cargas mundanas, su cuerpo muy
pronto decaerá. Si se preocupa de problemas mundanos, su mente pronto
colapsará. El vivir ocupado con tantas cosas materiales es una manera
peligrosa de vivir, una pérdida tonta de energía. Un hombre ha de
simplificar sus necesidades y utilizar sus fuerzas para lograr metas
espirituales. Nadie nunca hizo daño a su mente o a su cuerpo
ejerciendo el auto-control.
30. ¿Cuál es finalmente la diferencia entre la dificultad y el placer?
Una penalidad es un obstáculo y un obstáculo es un reto y un reto es
una manera de usar nuestra fuerza del Dharma. ¿Qué puede ser más
placentero que eso?
Las personas siempre están tan asustadas de las dificultades. Se pasan
la vida tratando de evitar lo difícil y adoran lo fácil. Para mí, es
simplemente lo opuesto. No diferencio en absoluto entre dificultad y
placer. Si el camino delante de mí es fácil o difícil, no dudo en
seguir adelante.
31. Las personas indignadamente condenan a los ladrones de robar cosas
materiales. Yo me preocupo por el tipo de ladrón que roba almas. Las
personas actúan para proteger su propiedad. Construyen paredes e
instalan sistemas de seguridad. Cuelgan a cada ladrón que es
capturado. ¿Qué medidas toman para proteger a sus mentes de la
corrupción y la bajeza?
32. Un hombre con buen carácter es manso, humilde y libre de los
deseos del mundo material. Un hombre de mal carácter es áspero,
orgulloso y esclavo de la codicia. La apacibilidad indica una fuerza
mayor que la aspereza. La humildad es más admirable que la insolencia.
Siempre se prefiere la libertad a la esclavitud.
Es obvio. Un hombre con buen carácter goza de una vida mejor.
33. Hay ganancias materiales y ganancias espirituales. Para obtener
los objetos materiales del deseo, la mente investiga el mundo externo.
Cuando busca ganancias espirituales, vuelve su atención al corazón.
La persona que ignora su corazón se apega al mundo material. El
buscador del Dharma mira en su interior y atiende a su corazón. Es ahí
donde quiere formar apegos.
34. Usted no puede estar cómodo si tiene astillas en su piel. Aún
peor, si no las remueve, la piel se infecta. La piel infectada tiende
a morir.
Es lo mismo con el corazón. Usted no puede estar cómodo si las
astillas de la codicia están clavadas en él. Y si usted no las
remueve, su corazón se infecta. ¿Qué haría usted si su espíritu muere?
35. Un desastre natural, una fuerza mayor que podríamos llamar una
obra-de-dios, no diferencia entre sus víctimas. Perjudica a todos,
ricos y pobres, buenos y malos.
Cuando se tiene poder sobre las personas, tenga presente los desastres
naturales. Sea Divino en su justicia.
36. La mejor forma mejor de convertir otras personas al camino del
Dharma, es primero convertirse uno mismo. Sea un ejemplo que ellos
puedan seguir. Un acto natural que fluya del buen carácter es más
convincente que el discurso más elocuente.
37. Es más fácil pasar de la miseria al lujo que pasar del lujo a la
miseria. Todos sabemos eso. La miseria es como ser arrojado al mar
picado. Si una persona está alerta, puede encontrar la forma de salir.
Pero el lujo es como flotar suavemente en la corriente del río. Se
dormirá y no se despertará hasta llegar al océano. Dele la bienvenida
a las dificultades. Valore la lluvia tanto como el rocío de la mañana.
Tenga miedo de los días soleados. Es difícil escalar con el sol
llameante en sus espaldas.
38. Nuestra Naturaleza Búdica es siempre clara y luminosa. Si nosotros
no podemos ver es porque nuestros ojos se velan con el polvo de la
emoción. Nosotros no podemos limpiar el polvo con polvo y no podemos
calmar las emociones con emociones. ¿Entonces cómo removemos ese velo?
Nosotros usamos la sabiduría del Dharma. El esclarecimiento alza el
velo e ilumina nuestro rostro Búdico.
39. La gran cualidad de la sabiduría es que siempre responde con lo
que se necesita exactamente. Como una espada bien afilada y bien
dirigida, siempre da en el blanco. Cuando crecemos en la sabiduría
podemos entender y controlar nuestra mente.
Una persona sabia siempre es amable y considerada. Siempre ve lo que
se necesita. Permite que la nieve caiga sobre un cuerpo acalorado.
Proporciona agua fresca para mitigar una sed desesperada.
40. El camino fácil es siempre tan atractivo. ¿Entonces por qué
prefiero el camino duro? En el camino fácil tomamos las cosas por
dadas. Nos volvemos perezosos y aburridos. Ésta es una fórmula para
perder y hacer surgir los problemas. Cuando tomamos el camino difícil,
sabemos que no podemos bajar la guardia en ningún momento. Tenemos que
permanecer alerta para estar a la altura del reto. Solucionar
problemas vuelve nuestra menta más aguda y fortalece nuestro carácter.
¡Éste es el logro! ¡Ésta es la verdadera ganancia!
41. Todos nosotros tenemos una tendencia a gustar de aquéllos que
escuchan nuestros consejos y nos disgustan aquellos que los ignoran.
Debemos cuidarnos de esta tendencia.
Si permitimos que nuestras emociones nos influencien, seremos
culpables de ignorar el consejo del Dharma. El amor y el odio pueden
infectar la conciencia y pueden poner en peligro nuestra habilidad de
percibir claramente, de ver con ojos imparciales. En la oscuridad
nosotros podemos tropezar. Cuando controlamos nuestras emociones,
conservamos la luz.
42. Las personas piden estímulo sensorial. Disfrutan este tipo de
excitación externa. Pero yo considero tales estímulos una forma de
sufrimiento. El estímulo sensorial se alimenta de sí mismo, y crece
más y más, desarrollando un apetito sin fin. Las personas se
destruirán a si mismas y destruirán a otros también, tratando de
satisfacer dicho apetito desenfrenado. El placer derivado de la
sabiduría del Dharma es la excitación interior. La felicidad crece
junto con la capacidad de disfrutarla. Cuando hay opción de escoger
entre los goces, las personas iluminadas siempre escogen el Dharma.
43. Miren, los éxitos mundanos tienen su lado flaco. Entre más rico
esté, más orgullo se vuelve. A más alto cargo, más mandón se vuelve.
Entre más grande sea su ambición, más desconsiderado se comporta.
El éxito en el Dharma funciona distinto. Entre mejor persona sea,
mejor se vuelve usted.
44. Las olas se encrespan el mar y el molino gira, a causa del viento.
Llévese el viento, y el mar se calmará y los molinos de viento
descansarán. Para cada efecto hay una causa.
Las olas del deseo por las cosas en el mundo material sacuden nuestras
mentes, nos mantienen en un estado constante de agitación,
revoloteando en todas las direcciones. ¿Qué piensa usted qué podría
pasar si eliminamos el deseo?
45. El flujo de un arroyo es débil si su origen es poco profundo. Un
molino de agua no funcionará en él. Un edificio alto no perdurará si
sus bases son flojas. Las paredes crujirán y pronto el piso colapsará.
La profundidad y la firmeza son indispensables para el trabajo bueno y
duradero. Los santos sabían esto. Por eso se arraigaron profundamente
en el Dharma. Se volvieron torres de bondad que nada podría tumbar. Su
iluminación era un faro que guió e inspiró a otras generaciones.
No estén satisfechos con estudiar el Dharma, con memorizar su
superficie. Zambúllase en él. Penetre tan profundamente como pueda.
46. El cielo ilimitado y la tierra inmensa son fácilmente visibles al
ojo; pero una hilacha diminuta puede destruir la visión de ese ojo. Un
corazón lleno de amor puede extenderse en el universo; pero un solo
pensamiento odioso puede punzar ese corazón y drenar el amor hasta que
se agote. Nunca desestime el poder de las cosas pequeñas. Los santos
siempre dieron gran importancia a los pensamientos más diminutos.
47. Aunque cien personas de gran erudición prediquen el fracaso, la
persona sabia que tiene la confianza en sus propias habilidades
perseverará y tendrá éxito. Aun si estas mismas cien personas predicen
el éxito, la persona que tiene sólo conocimiento y no la confianza
nacida de la sabiduría, fracasará.
El conocimiento en los libros solamente, hace surgir las dudas y las
dudas causan confusión. En ese estado no se puede desarrollar la
confianza propia. Pero la sabiduría conduce a la confianza y la
confianza inspira discernimiento y claridad de pensamiento. Los
seguidores del Dharma siguen el camino de la sabiduría para eliminar
dudas y poner el conocimiento en buen uso.
48. No hace demasiado tiempo, cuando una persona caía tan bajo que
casi le era imposible salir del hueco en que se había metido, juraba
con todo su corazón corregir su vida y nunca volver a caer de nuevo.
Hoy en día, cuando una persona cae en ese estado, reparte invitaciones
para que otros se unan a la fiesta. Esto es muy triste, ¿o no lo es?
49. La única cosa de la que podemos estar seguros es que no podemos
estar seguros de nada. El único hecho que no cambia es el hecho de que
todas las cosas cambian constantemente. Los santos cultivaron la
paciencia. Sin importar en qué situación se encontraran, esperaban
serenamente. También entendieron que en asuntos del corazón no solo es
el objeto él que cambia, sino que el sujeto también, lo cual prueba
que todo es cambiante.
50. Cultive el hábito de ir a dormir temprano. Éste es el mejor
régimen para mantener una mente fuerte y tranquila. Las personas que
se acuestan tarde necesitan presumir y entretener a sus amigos. O si
no se aburren y necesitan excitación. Aun si duermen hasta tarde,
estarán cansados cuando se levanten, perezosos de cuerpo y mente. No
pueden trabajar o pensar bien en absoluto. Las personas que siguen el
Dharma tienen vidas más llenas, vidas enriquecidas. No necesitan apoyo
de otras personas. Los buenos hábitos son como los músculos, entre más
se ejerzan, más fuertes se vuelven.
51. Todos los ríos, grandes o pequeños, limpios o sucios, fluyen al
océano y el océano responde generando gases que se vuelven nubes que
llueven y llenan los ríos. Éste es el ciclo.
Los santos dan amor y respetan a todas las personas, rico o pobre,
bueno o malo. Las personas, viendo esta justicia exquisita, responden
venerando a los santos e intentando emularlos. Éste también, es un
ciclo.
Piense en el Dharma como un río piensa en el océano, la fuente de su
propia naturaleza y su destino eternamente renovando. Piense en el
Dharma como los santos piensan en las personas, son el objeto del amor
y el premio por amar.
52. Si usted trata a otras personas como a un otro, separado, o como
diferente de usted, usted no tendrá inclinación a ser justo o
misericordioso en sus juicios sobre ellos. Pero si usted trata a otras
personas como que si fueran sólo versiones de usted, usted entenderá
sus errores y apreciará sus calidades.
¿No somos afortunados de que esta sea la forma en que el Cielo concibe
la tierra?
53. Si uno ve sólo formas superficiales de la materia y no penetra en
la verdadera naturaleza de la realidad visual, uno es espiritualmente
ciego.
Si uno sólo oye la función temporal del ruido y no penetra a la
verdadera naturaleza de la realidad del auditorio, uno es
espiritualmente sordo.
Formas y sonidos son sólo ilusiones. Nosotros usamos la visión y
nuestra capacidad de oír para determinar su esencia y así entender la
verdadera naturaleza de la realidad.
54. La corriente constante de los pensamientos conscientes del ego no
puede detenerse lo suficiente para comprender la verdad. Sin embargo,
las personas están siempre tratando de imaginar ponerle una barrera a
ese flujo, usando los pensamientos para detener el pensar. Los
pensamientos son como los gatos salvajes. Nunca usaríamos un gato
salvaje para domar a otro.
¿Cómo entramos entonces al estado de no-pensamiento? Nosotros
entendemos la naturaleza insustancial de ambos, el que piensa y el
propio pensamiento. Entendemos que en la realidad no hay siquiera un
solo diminuto pensamiento de un pensamiento, ni tampoco un pensador.
Cuando somos testigos de esta realidad, nuestro propio testimonio nos
libera de la esclavitud de los pensamientos de no tener pensamientos.
55. La misma naturaleza de mente y cuerpo es clara y calmada y no
posee un solo pensamiento. Es el ego el que piensa así como es el ego
el que piensa que desea no pensar. El ego causa problemas que intenta
resolver. Estar vacío de ego es oír el sonido silencioso, ver la
visión invisible, pensar el pensamiento no-pensado.
56. Cuando uno alcanza el estado del pensamiento no-pensado, uno
piensa que ha despertado al Dharma. Piensa en la experiencia de la
meditación y cómo cambiará sus pensamientos sobre su entorno. Piensa
que es absolutamente maravilloso el que haya controlado a su mente. No
sería correcto decir que tiene más en que pensar. Realmente, tiene
menos.
57. Entre más despejado el cuerpo, más iluminará nuestra Naturaleza
Búdica. Al principio, todavía necesitamos el cuerpo. Es como una
lámpara. La Naturaleza Búdica es esta llama. Pero nosotros todavía
podemos estar conscientes de sombras. A medida que58. No hay ningún
comienzo a lo que vino antes y ningún fin a lo que vendrá después. Es
el pensamiento el que interrumpe el flujo de tiempo y lo calibra. Es
el pensamiento el que decide que la noche sigue al día, que la muerte
sigue a la vida, que algunas cosas son diminutas mientras otras son
inmensas. ¿Qué es para el universo lo grande o lo enorme, lo brillante
o lo oscuro, lo futuro o lo pasado? progresamos sentimos que el cuerpo
es el propio universo y que nuestro Buda brilla lo largo de él como el
sol.
58. No hay ningún comienzo a lo que vino antes y ningún fin a lo que
vendrá después. Es el pensamiento el que interrumpe el flujo de tiempo
y lo calibra. Es el pensamiento el que decide que la noche sigue al
día, que la muerte sigue a la vida, que algunas cosas son diminutas
mientras otras son inmensas. ¿Qué es para el universo lo grande o lo
enorme, lo brillante o lo oscuro, lo futuro o lo pasado?
59. Los actos son pequeños; el Principio es grande. Los actos son
varios; el Principio es uno. Aquéllos que viven el Principio, que
permiten que su significado fluya a través de su mismísimo torrente
sanguíneo, nunca actúan en disonancia con él. En cualquier cosa que
hagan, cumplen el Principio. Ya sea ocupados o relajados nunca son
engañosos, nunca manipuladores. No tienen ningún motivo oculto y no
necesitan de ninguno.
60. Nada en el mundo se obtiene sin deseo, sin motivación. Usted puede
tomar la ruta de la honestidad y ser sincero en la persecución de su
deseo o puede tomar la ruta del engaño y obtener lo que quiere bajo
pretensiones falsas. De una forma u otra, cuando adquiere el objeto de
su deseo, llegará a apegarse a él - por lo menos, tanto como tome que
desee otra cosa. Pero entre las rutas de la sinceridad y del engaño,
descansa un camino en que ninguna estrategia es necesaria. Esa es la
ruta que nos guía a entender los deseos mundanos por lo que
verdaderamente son. En esa ruta sus motivaciones mueren en el rumbo,
mientras que usted se mueve derecho hacia delante.
61. Cuando usted piensa en una cosa, le imparte la existencia a dicha
cosa. Los objetos que originan el deseo desaparecen cuando el ojo de
la mente se cierra a ellos. Estos se funden en el paisaje.
Es lo mismo con las emociones. Las esperanzas, los miedos, los juicios
sobre el bien y el mal, y los sentimientos de placer o dolor también
desaparecen cuando la mente sigue sin involucrarse en los eventos
mundanos que les dieron origen. Cuando libre del desecho mundano, la
mente vacía puede contener el espacio infinito. La paz reboza su
pureza, el cielo brilla, y la armonía de las esferas resuena a lo
largo y ancho.
62. Entre más traten las personas de utilizar su fuerza de voluntad
para eliminar un deseo, más fortalecen ese deseo. La fuerza adicional
sólo sirve para confundirlos. Se obsesionan con el problema. Entre más
hablen sobre el Dharma sin saber lo que es, más fortalecen su
ignorancia. Crecen en esta ignorancia y pronto se consideran a si
mismos bastiones de la rectitud. Son como el pez que fuera del agua
trata de enseñar a otros a nadar, o como pájaros enjaulados que
ofrecen lecciones de vuelo.
Si quiere doblegar un deseo, quítele la máscara y aprécielo por lo que
es. Al instante se vuelve insignificante, no digno de reconsiderarlo.
Si quiere disertar sobre el Dharma, permítale convertirse en su
hábitat natural. En él, siéntase en casa. Familiarícese con la
naturaleza humana reconociendo sus propios errores y la base de sus
deseos. Al instante, usted perdonará a otros por sus errores. Sea
humilde y bondadoso en su amor por la humanidad. Ésa es la manera de
dar ejemplo que otros pueden seguir. La rigidez del orgullo no es
rectitud. Es el 'rigor mortis' espiritual.
63. Aquéllos que son serios sobre el Dharma buscan los destellos de la
sabiduría en todo lo que hacen. Ya sea ocupados o en reposo, solos o
en grupo, se esfuerzan por permanecer conscientemente atentos. Tal
vigilancia no es fácil. Pero una vez se acostumbran a la práctica, se
vuelve tan natural la actividad, que nadie a su alrededor sospechará
de lo que están alcanzando.
64. Si usted retira una sola hoja de césped del universo, ya no puede
decirse que el universo todo lo incluye. Si usted coloca un diminuto
pensamiento de codicia o lujuria en una mente pura, la mente ya no
puede reclamar que es impoluta.
Tenga cuidado con las cosas pequeñas. Su ausencia o presencia pueden
cambiarlo todo.
65. La mente se expande en el universo; el cuerpo adquiere tamaño de
pulga. El estar iluminado es apreciar la dinámica del Dharma.
Cuando la mente vuela en el espacio ilimitado, los restos del cuerpo
quedan confinados a los hábitats terrenales. Generalmente se
encuentran vagando sin rumbo en la oscuridad.
66. Que pérdida de tiempo y energía es esforzarse por obtener objetos
materiales de deseo. Ninguna satisfacción duradera puede resultar de
adquirirlos ya que desde su misma adquisición han dejado de ser
objetos de deseo. Se consumen como leña y "ofrendas quemadas."
Escupimos las cenizas en nuestras bocas y buscamos otro árbol para
cortar.
Los santos se esforzaron por el discernimiento espiritual. Ellos
cuestionaron el significado de vida. Logrando este discernimiento y
ellos ganaron el universo. No habiendo nada más que desear, ellos no
encendieron los fuegos del sacrificio.
67. Inmenso como es el universo, encaja dentro de la mente. Pequeño
como es el cuerpo, no hay bastante en la creación para satisfacerlo.
68. Todo en el universo tiene Una Naturaleza. Las personas que viven
en la Naturaleza tienen todo lo que podrían querer. El iluminado
posee. El ignorante desea.
69. La persona que se considera superior a otros constantemente juzga
y percibe diferencias. Rígidamente vive en opuestos: bueno o malo,
correcto o equivocado. Si sigue sus propias normas de selección,
tendrá que rechazar por lo menos la mitad de creación.
Una persona que sigue el Dharma se esfuerza por unificarse con el
resto de humanidad. Él no diferencia y es indiferente a las
distinciones cualitativas. Sabe que la Naturaleza Búdica es la Unidad,
la Indivisible Realidad. Una persona que sigue el Dharma se esfuerza
por permanecer consciente de su inclusión en esa Unidad.
70. Las montañas, los ríos y la tierra misma son partes de la Unidad.
La mente clara es transparente; toda la existencia puede verse a
través de ella. La mente nublada por la ilusión del ego solo se ve a
si misma.
¡Esfuércese por comprender que usted está incluido en la Unidad! Su
cuerpo puede habitar en el mundo material, pero su mente entenderá que
no hay nada aparte de sí misma que puede desear.
71. En la quietud perfecta del Dharma, el corazón percibe y entiende
todo. No hay palabras para pronunciar, ningún sonidos para los oídos
escuchar, ninguna visión para el ojo ver. Aquéllos que viven en el
Dharma viven en sus corazones. Es extraño que aunque sus cuerpos
pueden estar deteriorándose, su respiración es siempre como la brisa
fresca y fragante. ¡Qué maravilloso es estar cerca de ellos!
72. Yo he aprendido tanto de las personas que han sido excluidas por
la sociedad. Sí, de veras. Siga mi consejo. Si usted quiere encontrar
buenos maestros, busque aquéllos que han sido rechazados por ser
ciegos, sordos o ignorantes.
73. Los objetos del mundo material son los objetos, el desarrollo y
los caracteres de una novela de ensueño. Cuando uno despierta, el
escenario desaparece. Los artistas y el público también, desaparecen.
Despertar no es la muerte. Lo que vive en un sueño puede morir en un
sueño; pero el que sueña tiene una existencia real que no perece con
el sueño. Todo esto es necesario para él dejar de soñar, para detener
la fascinación con las imágenes soñadas, y para comprender que él ha
sido meramente un soñador.
74. La mayoría de las personas sólo perciben el cambio. Para ellos las
cosas entran y salen de la existencia. Tarde o temprano, lo que es
nuevo se vuelve viejo, lo que es valioso pierde su valor. Sus egos
determinan la naturaleza del destino de todo.
Cuando la existencia es definida en estos términos finitos y efímeros,
el poder para controlar a las personas y las cosas se percibe
naturalmente como un ejercicio del ego. ¿Y por qué no? ¿No es el ego
una autoridad en el asunto del cambio? Por supuesto, cuando nos
referimos a La Única Cosa Que Nunca Cambia, el ego es inmensamente
ignorante. Hoy en día la gente no valora lo que no cambia. Se
revuelven para mantenerse al ritmo de cada novedad y moda. Son como
comediantes, desesperados en busca del chiste más reciente. Sus vidas
dependen de mantener al público riéndose.
Lo que es verdaderamente cómico es su convicción de que son libres,
poderosos y que están al mando. En la realidad son simplemente
esclavos impotentes ante una ilusión.
75. Hay dos maneras de percibir el Dharma: la Manera Inmediata, la
manera en que el obstáculo de la ilusión es destruido por una atención
impresionante; y la Manera Gradual, la manera en que la ilusión se
dispersa paso a paso en un esfuerzo continuo. De una manera u otra el
obstáculo debe ser destruido.
76. La Mente Búdica contiene el universo. En este universo hay sólo
una sustancia pura, una Verdad absoluta e indivisible. La noción de
dualidad no existe.
La mente pequeña solo contiene ilusiones de separación y división.
Imagina innumerables objetos y define la verdad en términos de
opuestos relativos. Grande es definido por pequeño, bien por mal, puro
por corrupto, escondido por revelado, pleno por vacío. ¿Qué es
oposición? Es la arena de hostilidad, de conflicto y tumulto. Donde
quiera que la dualidad es transcendida la paz reina. Ésta es la verdad
fundamental del Dharma.
77. Aunque de hecho la Verdad del Dharma no puede expresarse en
palabras, los maestros hablan sin parar, tratando de explicarlo.
Supongo que simplemente es propio de la naturaleza humana el decir que
algo no puede ser explicado y entonces gastarse horas tratando de
explicarlo. Con razón la gente se aleja. Bueno, podríamos ser más
entretenidos. Podríamos inventar cuentos entretenidos y llegar a
nuestro público con frases halagadoras. Claro está, simplemente
estaríamos amontonando ilusiones sobre ilusiones. ¿Pero qué tendría
que ver eso con el Dharma?
78. Una persona que está sola no puede sostener una conversación. Un
tambor tiene que tener un vacío para redoblar. Las ausencias cuentan.
Las palabras limitan. Las interpretaciones difieren. Lo que no se dice
también es relevante. La Verdad absoluta no puede expresarse en
palabras. Debe ser experimentada.
Y entonces, en un silencio elocuente, es cuando mejor mostramos que
hemos despertado al Dharma. |