Sin error, sin duda, tal es el Dharma.
Buda y los
Maestros de la transmisión no han hablado de él,
al instante
podéis obtenerlo,
por eso, os lo
ruego, conservadlo intacto.
La nieve en la planicie de plata
la luna que
ilumina a la garza blanca
están próximas,
pero no son idénticas,
íntimamente
mezcladas,
pero cada una
persevera en su ser.
La conciencia
no es lenguaje.
Pero si es
necesario, debemos expresarnos.
Turbados por
las palabras,
no podéis
evitar el abismo,
en desacuerdo
con las palabras,
llegáis al
callejón sin salida de la duda.
Alejarse o
tocar,
una y otra cosa
son erróneas,
esto es como
una bola de fuego.
La medianoche
es la luz verdadera,
el alba no es
clara.
Este precepto
debe convertirse en la regla:
si sabéis
utilizarla,
elimináis
sufrimiento y dificultades.
Sin lenguaje,
esto puede hacerse consciente,
si esto es
inconsciente, se convierte lenguaje.
Cuando te miras en un espejo,
forma y el
reflejo están frente a frente
Tú no eres el
reflejo,
pero el reflejo
es tú.
El bebé está en el mundo
bajo cinco
condiciones:
no va ni viene,
no llega de
pronto…
no es amo de
quedarse….
no habla….baba
wawa…
Por último, no
puede obtener
el objeto
deseado,
pues su
lenguaje no es justo.
Las seis líneas
del hexagrama del shuri
deciden el
juego mutuo.
Sin embargo, la
causa de que se establezca
el tres resulta
ser el cinco.
Como los cinco
sabores de la planta chisso.
Es igual que un
cetro de diamante.
Cuando lo recto y lo oblicuo
se encuentran y
se cruzan,
pregunta y
respuesta coinciden exactamente.
Esto es intimo
con el origen
familiar con la
Vía.
Si la mezcla se
efectúa,
nace la
felicidad,
pero no debe
subsistir el menor error.
Es inocente y
misterioso,
no es ni
ilusión ni iluminación.
La ley de la
interdependencia se realiza
en el silencio
y la claridad del corazón.
El microcosmos
penetra en el infinito,
el macrocosmos
no conoce límites.
Pero si surge
la diferenciación,
se rompe la
armonía musical.
En nuestros
días coexisten lo súbito y lo gradual,
hay separación
y comparación.
sea cual sea la
comprensión de cada uno
sea cual sea su
realización,
ni siquiera el
verdadero Despertar escapa a la mancilla.
Fuera, la calma.
dentro, el
movimiento,
es como el
caballo trabado
y la rata que
se esconde.
Todos los
maestros de la transmisión
se han afligido
por ello,
por eso han
divulgado el Dharma.
Cada uno sigue
la ilusión y se extravía,
ya no distingue
lo blanco de lo negro,
pero, cuando la
ilusión se disipa,
cada uno puede
comprender por sí mismo.
Si deseáis
seguir,
las antiguas
huellas transmitidas,
te lo ruego,
examina con atención
el ejemplo de
los antiguos.
El árbol ha
sido observado
desde hace diez
millones de años
para tener
éxito en la Vía de Buda.
Como el punto débil del tigre,
como los ojos
nocturnos del caballo,
porque se
subestiman,
los seres
humanos creen
inaccesible el
tesoro
y su espíritu
da vueltas en el horror.
Por eso, para
ellos, el maestro debe
transformarse
en gato o en buey blanco.
El maestro del tiro con arco,
gracias técnica
perfecta,
puede alcanzar
el blanco
incluso desde
la mayor distancia.
Pero si flecha
y lanza
chocan en pleno
vuelo,
ya no es
cuestión de técnica.
El hombre de madera canta,
la mujer de
piedra se levanta y baila.
Los
acompañantes deben obedecer al soberano,
el hijo debe
seguir al padre.
No seguir es
contrario al deber familiar,
no obedecer
sería contrario al orden.
La acción oculta, íntima y secreta,
desde fuera
parecerá estúpida y de cortos alcances,
esto se llama
el sujeto en el sujeto
sólo esto tiene
éxito.