Capítulo 1: Versos gemelos
1. Todos los estados
encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son
creaciones de la mente.
Si uno habla o actúa con
un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera
que la rueda sigue la pezuña del buey...
2. Todos los estados
encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son
creaciones de la mente.
Si uno habla o actúa
con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra
que jamás le abandona.
3. "Me maltrató, me
golpeó, me derrotó, me robó". El odio de aquellos que almacenan tales
pensamientos jamás se extingue.
4. "Me maltrató, me
golpeó, me derrotó, me robó". Quienes no albergan tales pensamientos se
liberan del odio.
5. El odio nunca se
extingue por el odio en este mundo; solamente se apaga a través del amor.
Tal es una antigua ley eterna.
6. Muchos desconocen que
al disputar, perecemos; pero aquellos que lo comprenden, refrenan por
completo sus disputas.
7. Al que vive apegado
al placer, con los sentidos irrefrenados, sin moderación en la comida,
indolente, inactivo, a ese Mara lo derriba, como el viento derriba a un
árbol débil.
8. Al que vive
consciente de las impurezas, con los sentidos refrenados, moderado en la
comida, lleno de fe, lleno de sustentadora energía, a ese Mara no lo
derribará, como el viento no derribará a la montaña.
9. Quienquiera que sea
que carezca de autocontrol y no permanezca en la verdad, aunque se vista
con la túnica amarilla, no es merecedor de ella.
1O. El que se ha
liberado de toda mancilla, está establecido en la moralidad y se curte en
el autocontrol y la verdad, tal es merecedor de la túnica amarilla.
11. Los que imaginan lo
no esencial como esencial y lo esencial como no esencial, debido a tan
equivocado juicio nunca llegan a lo Esencial (Nibbana, el supremo refugio
más allá de las ataduras).
12. Pero aquellos que
ven lo esencial en lo esencial y lo inesencial en lo inesencial, debido a
su correcta visión, perciben la esencia.
13. Así como la lluvia
penetra en una casa mal techada, la avidez penetra en una mente no
desarrollada.
14. Así como el agua no
penetra en una casa bien techada, la avidez no penetra en una mente bien
desarrollada.
15. El malhechor se
lamenta ahora y se lamenta después. Se lamenta tanto aquí como allí.
Siempre se lamenta y sufre percibiendo la impureza de sus propios actos.
16.
El bienhechor se regocija ahora y se regocija después. Tanto aquí como
allí se regocija. Se regocija; se regocija enormemente, percibiendo la
pureza de sus propios actos.
17. Sufre ahora y sufre
después. Sufre en ambos estados. «He actuado mal», se dice sufriendo.
Además, sufre abocándose a un estado más doloroso. Así el que mal obra.
18. Goza ahora y goza
después. En ambos estados es verdaderamente feliz. «He actuado bien, se
dice feliz. Además, abocándose a un apacible estado es feliz. Así el que
bien obra.
19. Aunque uno recite
muy a menudo las escrituras, si es negligente y no actúa en consecuencia,
es como el vaquero que cuenta las vacas de los otros. No obtiene los
frutos de la Vida Santa.
20. Aunque uno recite
poco las escrituras, si se conduce según la Enseñanza, abandonando el
deseo, el odio v la ilusión, provisto con una mente bien liberada y no
apegándose a nada ni aquí ni después, obtiene los frutos de la Vida
Santa.
Capítulo
2: La Atención
21. La atención es el
camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte.
Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya
hubieran muerto.
22. Distinguiendo esto
claramente, los sabios se establecen en la atención y se deleitan con la
atención, disfrutando del terreno de los Nobles.
23. Aquel que medita
constantemente y persevera, se libera de las ataduras y obtiene el supremo
Nibbana.
24. Gloria para aquel
que se esfuerza, permanece vigilante, es puro en conducta, considerado,
autocontrolado, recto en su forma de vida y capaz de permanecer en
creciente atención.
25. A través del
esfuerzo, la diligencia, la disciplina y el autocontrol, que el hombre
sabio haga de sí mismo una isla que ninguna inundación pueda anegar.
26. El ignorante es
indulgente con la in atención; el hombre sabio custodia la atención como
el mayor tesoro.
27. No os recreéis en la
negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que
medita con diligencia, verdaderamente alcanza mucha felicidad.
28. Cuando un sabio
supera la inatención cultivando la atención, libre de tribulaciones,
asciende al palacio de la sabiduría y observa a la gente sufriente
como el sabio montañero contempla a los ignorantes que están abajo.
29. Atento entre los
inatentos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como
un corcel de carreras se adelanta sobre un jamelgo decrépito.
30. Por permanecer
alerta, Indra se impuso a los dioses. Así, la atención es elogiada y la
negligencia subestimada.
31. El monje que se
deleita en la atención y observa con temor la inatención, avanza como el
fuego, superando todo escollo grande o pequeño.
32. El monje que se
deleita en la atención y observa con temor la inatención, no es tendente a
la caída. Está en presencia del Nibbana.
Capitulo 3 :
la mente
33. Esta mente voluble e
inestable, tan difícil de gobernar, la endereza el sabio como el arquero
la flecha.
34. Esta mente tiembla
como un pez cuando lo sacas del agua y lo dejas caer sobre la arena. Por
ello, hay que abandonar el campo de las pasiones.
35. Es bueno controlar
la mente: difícil de dominar, voluble y tendente a posarse allí donde le
place. Una mente controlada conduce a la felicidad.
36. La mente es muy
difícil de percibir, extremadamente sutil, y vuela tras sus fantasías. El
sabio la controla. Una mente controlada lleva a la felicidad.
37. Dispersa, vagando
sola, incorpórea, oculta en una cueva, es la mente. Aquellos que la
someten se liberan de las cadenas de Mara.
38. Aquel cuya mente es
inestable, no cono ce la enseñanza sublime, y aquel cuya confianza vacila,
su sabiduría no alcanzará la plenitud.
39. Aquel cuya mente no
está sometida a la avidez ni es afectada por el odio, habiendo trascendido
tanto lo bueno como lo malo, permanece vigilante y sin miedo.
40. Percibiendo que este
cuerpo es frágil como una vasija, y convirtiendo su mente tan fuerte como
una ciudad fortificada vencerá a Mara con el cuchillo de la sabiduría.
Velará por su conquista y vivirá sin apego.
41. Antes de que pase
mucho tiempo, este cuerpo, desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado
sobre la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.
42. Cualquier daño que
un enemigo puede hacer a su enemigo, o uno que odia a uno que es odiado,
mayor daño puede ocasionar una mente mal dirigida.
43. El bien que ni la
madre, ni el padre, ni cualquier otro pariente pueda hacer a un hombre, se
lo proporciona una mente bien dirigida, ennobleciéndolo de este modo.
41. Antes de que pase
mucho tiempo, este cuerpo, desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado
sobre la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.
42. Cualquier daño que
un enemigo puede hacer a su enemigo, o uno que odia a uno que es odiado,
mayor daño puede ocasionar una mente mal dirigida.
43. El bien que ni la
madre, ni el padre, ni cualquier otro pariente pueda hacer a un hombre, se
lo proporciona una mente bien dirigida, ennobleciéndolo de este modo.
Capítulo
4: Flores
44. ¿Quién comprenderá
esta tierra y el terreno de Yama y este mundo de los devas? ¿Quién
investigará el bendito Camino de la Virtud como el experto que selecciona
las mejores flores?
45. El discípulo que se
ejercita, comprenderá esta tierra y el terreno de Yama y el mundo de los
devas. El discípulo que se ejercita, investigará el bendito Camino de la
Virtud, como el experto que selecciona las mejores flores.
46. Percibiendo este
cuerpo como la espuma y comprendiendo que es como un espejismo, aniquilará
las espinas de las pasiones sensuales y burlará la vigilancia del rey de
la muerte.
47. Al que recoge tan
sólo las flores (de los placeres sensoriales) y cuya mente se distrae (en
los objetos de los sentidos), la muerte le arrastra como una enorme
inundación arrasa a un pueblo entero mientras duerme.
48. Al hombre que toma
las flores (de los placeres sensoriales) y cuya mente se distrae,
insaciable en sus deseos, el Destructor lo pone bajo su dominio.
49. Así como la abeja
liba en la flor, sin dañar su color y esencia, y luego se aleja,
llevándose únicamente la miel, así el sabio pasa por esta existencia.
50. No deberíamos
considerar los fallos de los demás, ni lo que los otros han hecho o dejado
de hacer, sino nuestros propios actos cometidos u omitidos.
51. Igual que una flor
bella y de brillante color, pero sin perfume, así son de estériles las
buenas palabras de quien no las pone en práctica.
52. Igual que una flor
bella y de brillante color, y asimismo rebosante de perfume, son de
fructíferas las buenas palabras de quien las pone en práctica.
53. De la misma manera
que un montón de flores hacen muchas guirnaldas, así muchos actos buenos
deben ser efectuados por aquel que nace como ser humane.
54. El perfume de las
flores no se propaga contra el viento, como tampoco la fragancia de la
madera del sándalo, del rododendro o del jazmín, pero la fragancia del
virtuoso se esparce contra el viento. La del hombre virtuoso se expande en
todas las direcciones.
55. Madera de sándalo,
rododendro, loto, jazmín: muy superior a todas estas clases de fragancia
es la de la virtud.
56. De pequeño alcance
es la fragancia del rododendro o del sándalo, pero la de la virtud es
suprema y se esparce incluso entre los dioses.
57. Mara no encuentra el
sendero hacia aquellos que son perfectos en la virtud, viviendo vigilantes
y libres de mancillas, a través de la perfecta realización (de las
Verdades).
58-59. Del mismo modo
que puede germinar y florecer un aromático loto en un estercolero, así,
entre los ofuscados, deslumbra en sabiduría el discípulo que sigue al
Perfecto Iluminado (el Buda).
Capítulo 5: Necios
60. Larga es la noche
para aquel que está despierto. Largo es el camino para el viajero cansado.
Larga es la existencia repetida para los necios que no conocen la
Enseñanza sublime.
61. Si un hombre busca y
no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga
reciamente la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.
62. «Tengo hijos, tengo
riqueza», así contabiliza el necio en su mente. Pero él mismo no se
pertenece. ¡Cuánto menos los hijos y la riqueza!
63. Un necio consciente
de su necedad es por tal razón un hombre sabio, pero el necio que piensa
que es un sabio es verdaderamente un necio.
64. Aun si toda su vida
un necio se asocia con un sabio, no comprenderá la Enseñanza, igual que la
cuchara nunca captará el saber de la sopa.
65. Si un hombre
inteligente se asocia con uno sabio, aunque sólo sea por un momento,
rápidamente comprenderá la Enseñanza, como la lengua capta el saber de la
sopa.
66. Necios, hombres de
inteligencia inferior, se comportan como sus propios enemigos, cometiendo
males actos que producen frutos amargos.
67. No está bien hecho
aquel acto que causa remordimiento después de llevado a cabo, y cuyo
resultado uno experimenta lamentándolo con lágrimas en la cara.
68. Bien hecho es aquel
acto que no causa arrepentimiento y cuyo resultado uno experimenta con la
mente llena de gran deleite y felicidad.
69. Mientras un mal acto
cometido no da su fruto, durante ese tiempo el necio lo cree tan dulce
como la miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se enfrenta al
dolor.
70. Aunque mes tras mes
un necio sólo pudiera comer como mucho alimento un pellizco de hierba kusa,
aun eso no sería la sexta parte.
71. Un acto malo
ejecutado no da su fruto inmediatamente, igual que la leche no se vuelve
agria enseguida.
Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue al
necio quemándolo.
72. Para su ruina, por
supuesto, consigue el necio conocimiento y fama, que oscurecen su destine
y ofuscan su mente.
73. Ese necio desea
reputación y prioridad entre los monjes, autoridad en los monasterios y
honores entre otras familias.
74. Deja que laicos y
monjes piensen que él es el que ejecuta cada trabajo, grande o pequeño,
dejando que se refieran a él. Así es la ambición de este necio, aumentando
sus deseos y su orgullo.
75. Mas, ciertamente,
uno es el sendero que conduce a las conquistas mundanas y otro el que
lleva al Nibbana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija con los
favores mundanos, sino que cultiva el desapego.
Capítulo 6: El sabio
76. Si uno encuentra un
hombre sabio, quien como un descubridor de tesoros te señala tus defectos
y te llama la atención sobre los mismos, debe asociarse con tal persona.
Uno irá bien y no mal en la compañía de esta persona.
77. Dejadle que os
aconseje y exhorte y os disuada del error. Esta persona es valiosa para
los nobles, pero desagradable para los mezquinos.
78. No os asociéis con
amigos mezquinos; no mantengáis la compañía de hombres innobles. Asociaos
con amigos nobles; conservad la compañía de los mejores entre los hombres.
79. Aquel que bebe en la
fuente de la Enseñanza vive felizmente con una mente serena. El hombre
sabio siempre goza en la Enseñanza proclamada por los nobles iluminados.
80. Los que riegan,
canalizan el agua; los arqueros enderezan la flecha; los carpinteros
tallan la madera; los sabios se disciplinan.
81. Como una sólida roca
no se mueve con el viento, así el sabio permanece imperturbado ante la
calumnia y el halago.
82. Como un lago
profundo es transparente y tranquilo, así se vuelven los sabios al
escuchar la Enseñanza.
83. El santo se desapega
de todo y no se implica en la avidez sensual. Cuando le alcanza la
felicidad o el sufrimiento, con sabiduría no se deja afectar ni por la
euforia ni por el abatimiento.
84. Ni para sí mismo ni
para otros desea hijos, riquezas o reinos; ni con equívocos busca su
propio éxito.
Una persona así es, por supuesto, virtuosa, sabia y recta.
85. Pocos entre los
seres humanos son los que cruzan a la otra orilla. La mayoría solamente
suben y bajan por la misma orilla.
86. Pero aquellos que
obran rectamente de acuerdo con la Enseñanza, que está bien establecida,
cruzan más allá de las pasiones y alcanzan el Nibbana.
87-88. Viniendo desde el
hogar al estado sin hogar, que el hombre sabio abandone los estados de
ofuscación y cultive la lucidez. Por difícil que resulte, que busque el
deleitamiento y el disfrute en el desapego. Superando los placeres
sensuales, sin impedimentos, el sabio se libra a si mismo de las impurezas
de la mente.
89. Aquellos que
perfeccionan sus mentes en los Factores de Iluminación, sin ataduras,
deleitándose en el abandono de la avidez, esos, libres de corrupción,
esclarecidos, alcanzan el Nibbana incluso en este mundo.
Capítulo 7: El honesto
90. Para aquellos cuyo
viaje está concluido, libres de dolor, plenamente liberados de todo y que
han puesto fin a todas las ataduras, se extinguió el fuego (de las
pasiones).
91. Se esfuerzan por
permanecer atentos. A ningún lugar se apegan. Como cisnes que dejan su
lago, abandonan lugar tras lugar y marchan.
92. Para ellos no hay
acumulación, y su alimento no es otro que la Liberación, que es Vacío e
Indefinible: tal es su objeto. Su curse es como el de los pájaros en el
aire: no deja huella.
93. Uno tal ha eliminado
las corrupciones, no está apegado al alimento; tiene como objeto la
liberación, que es Vacía e Indefinible. Su andar, como el de los pájaros
en el aire, no deja huella.
94. Aquel que controla
firmemente sus sentidos, como el auriga sus caballos; aquel que está
purificado del orgullo y desprovisto de las pasiones, a ese tal hasta los
dioses envidian.
95. Como la tierra, una
persona ecuánime y bien disciplinada no se resiente. Es comparable a una
columna. Es como un lago cristalino. Alguien de tal ecuanimidad escapa a
nuevos nacimientos.
96. Su mente es
tranquila, tranquila es su palabra y tranquilos sus actos para quien está
liberado a través del conocimiento perfecto, residiendo firme y en paz.
97. El hombre que no es
crédulo, que ha comprendido lo Increado, que ha cortado las cadenas, ha
puesto fin a la ocasión (del bien y del mal) y ha erradicado los deseos,
ese hombre es el hombre supremo.
98. Verdaderamente
delicioso es aquel lugar donde los iluminados moran: sea en el pueblo o en
el bosque, sea en la espesura o en el claro.
99. Deliciosos son los
bosques donde las personas comunes no encuentran placer. Allí disfrutan
los que han quemado sus pasiones. Pues éstos no son buscadores de los
placeres sensoriales.
Capítulo 8: Miles
100. Mejor que mil
disertaciones, mejor que un mero revoltijo de palabras sin significado, es
una frase sensata, al escuchar la cual uno se calma.
101. Mejor que mil
versos de palabras inútiles, es uno con una simple y beneficiosa línea que
al escucharla uno se serene.
102. Mejor es una simple
palabra de la Doctrina -que pacifica al que la oye- que cien versos de
innumerables palabras.
103. Más grande que la
conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno
mismo.
104-105. Mejor
conquistarse a uno mismo que conquistar a los demás. Ni un dios ni un
semidiós, ni Mara ni Brahma, pueden deshacer la victoria de aquel que se
ha amaestrado a sí mismo y se conduce siempre
con moderación.
106. Aunque mes tras
mes, hasta mil, uno hiciera ofrendas durante cien años, pero otro honrase
a un iluminado solamente por un momento, esta reverencia es mejor que el
sacrificio de cien años.
107. Aunque durante un
siglo un hombre hiciera el rito del fuego en el bosque, si por un solo
momento honrase a un iluminado, esta reverencia es mejor que el sacrificio
del fuego durante un siglo.
108. Lo que uno ofrezca
en este mundo durante un año, o los regales que efectúe para alcanzar
mérito, es una nimiedad al lado de lo que representa honrar a aquel santo
que es excelente.
109. Para el que cultiva
el hábito de reverenciar constantemente a los mayores y respetarlos,
cuatro bendiciones van en aumento: edad, belleza, bendición y fuerza.
110. Un solo día de la
vida de una persona virtuosa y meditativa vale más que los cien anos de la
vida de una persona inmoral y descontrolada.
111. Un solo día de la
vida de una persona que se esfuerza con firme resolución vale más que cien
años de la vida de una persona perezosa e indolente.
112. Un solo día de la
vida de una persona que hace un intenso esfuerzo vale más que cien años en
la vida de uno que es perezoso e inactivo.
113. Un solo día de la
vida de una persona que comprenda cómo todas las cosas surgen y se
desvanecen, vale más que cien años de la vida de una persona que no
comprende cómo las cosas surgen y se desvanecen.
114. Un solo día de la
vida de una persona que vea el Estado Inmortal vale más que cien días de
la vida de una persona sin la visión del Estado Inmortal.
115. Un solo día de la
vida de una persona que perciba la Sublime Verdad vale más que cien años
de la vida de una persona que no perciba la Sublime Verdad.
Capítulo 9: El mal
116. Apresuraos en hacer
el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es
lento en hacer el bien, se recrea en el mal.
117. Si un hombre obra
mal, que no lo haga una y otra vez, que no se recree en ello. Dolorosa es
la acumulación del mal.
118. Si un hombre obra
bien, que lo haga una y otra vez, que se recree en ello. Feliz es la
acumulación del bien.
119. El malhechor todo
lo ve bien hasta que su mala acción da fruto, pero cuando madura la fruta,
entonces ve sus desafortunados efectos.
120. Incluso una buena
persona puede experimentar dolor al obrar bien, pero en cuanto el fruto se
produce, entonces experimenta los buenos resultados.
121. No penséis con
ligereza sobre el mal diciéndoos «no vendrá a mí». Igual que un cántaro se
llena gota a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo poco a poco, se
llena de maldad.
122. No penséis con
ligereza sobre el bien diciéndoos «no vendrá a mí». Igual que un cántaro
se llena gota a gota, del mismo modo el sabio, acumulándolo poco a poco,
se llena de bondad.
123. Igual que un
comerciante con una pequeña caravana transportando mucha riqueza evitaría
un camino peligroso, y así como un hombre que ama la vida evitaría el
veneno, así uno debería evitar el mal.
124. Del mismo modo que
el veneno no puede dañar la mano que lo transporta, pues el veneno no
afecta si no hay herida, así no sufre daño quien no está equivocado.
125. Quienquiera que
hiere a un hombre inocente, puro y sin falta, aquel mal se vuelve contra
ese necio, así como el polvo que se ha lanzado contra el viento.
126. Algunos nacen de
matriz; los malévolos nacen en estados desgraciados; los auto-dominados
van a estados benditos; los iluminados obtienen el Nibbana.
127. Ni en los cielos ni
en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar
donde uno pueda permanecer a salve de las consecuencias de sus males
actos.
128. Ni en los cielos ni
en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar
donde uno pueda permanecer a salvo de la muerte.
Capítulo 10: Castigo
129. Todos tiemblan ante
el castigo. Todos temen la muerte. Si comparamos a los otros con uno
mismo, ni mataremos ni provocaremos muerte.
130. Todos temen el
castigo; todos aman la vida. Comparándose con los demás, uno no debe matar
ni provocar la muerte.
131. Quienquiera que
buscando su propia felicidad daña a los que igual que él la buscan, no la
obtendrá después de la muerte.
132. Quienquiera que
busca su propia felicidad y no daña a los que igual que él la buscan, la
hallará después de la muerte.
133. No habléis
agresivamente con nadie, porque los que atacáis podrán replicaros de igual
manera. Las discusiones crean dolor y podréis recibir golpe por golpe.
134. Si permaneces en
silencio, como un inservible gong, alcanzarás el Nibbana; hallarás la paz.
135. Igual que un
vaquero con un palo conduce las vacas a la pradera, así la vejez y la
muerte conducen la vida de los seres a su conclusión.
136. Cuando un necio
obra mal, por sus propios hechos este estúpido hombre estará atormentando,
como uno abrasado por el fuego.
137-138-139-140. Aquel
que hiere con sus armas a los que son inocentes e inofensivos, pronto se
precipitará en uno de estos estados: mucho dolor, heridas corporales o
grave enfermedad, pérdida de la mente u opresión por un monarca, o graves
acusaciones, o pérdida de familiares, o ruina, o un incendio que incluso
arrase su hogar. Y tras la disolución del cuerpo nacerá en el infierno.
141. No es ir desnudo,
ni tener el cabello enmarañado, ni permanecer sucio o ayunar, ni yacer en
el suelo, ni embadurnarse el cuerpo con cenizas, ni caminar sin ponerse
erguido, lo que puede purificar al mortal
que no se ha liberado de sus dudas.
142. Aunque vista
correctamente, si vive en paz, sometidas las pasiones y controlados los
sentidos, es puro y a nadie hiere, él es un Brahman, un asceta, un monje.
143. Es difícil hallar
en este mundo alguien que, refrenado por la modestia, evite todo reproche,
como el corcel evita el látigo.
144. Esforzaos y sed
rigurosos, como lo es el corcel cuando siente el látigo. Por la confianza,
la virtud, el esfuerzo, la concentración, la investigación de la Verdad,
el recto conocimiento y conducta, la atención
mental, superaréis el gran sufrimiento.
145. Los que riegan,
canalizan las aguas. Los fabricantes de flechas, las enderezan. Los
carpinteros trabajan la madera. Los virtuosos se auto-controlan.
Capítulo 11: Vejez
146. ¿Qué risa, qué gozo
puede haber cuando siempre se está ardiendo (en las pasiones)? Si
estuvierais envueltos en la oscuridad, ¿no buscaríais la luz?
147. Contemplad este
bello cuerpo, masa de dolores, montón de grumos, trastornado, en el que
nada dura, nada persiste.
148. Decadencia para
este cuerpo, nido de enfermedades, perecedero. Esta putrescible masa se
destruye. Verdaderamente, la vida acaba en la muerte.
149. Como vacías
calabazas en otoño son estos resecos huesos. ¿Qué placer hay en mirarlos?
150. Este cuerpo es una
ciudadela hecha de huesos cubiertos de carne y sangre en donde se
almacenan el envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño.
151. Incluso los
fastuosos carruajes reales envejecen. También el cuerpo envejece. Pero la
Enseñanza de los Buenos nunca envejece. Así, lo Bueno permanece entre los
Buenos.
152. Aquel que aprende
poco, crece como un buey; crece en carne, pero no en sabiduría.
153. A través de muchas
vidas he errado en el samsara buscando, pero no encontrando, al
constructor de la casa. Sufrimiento total en este volver y volver a nacer.
154. ¡Oh, constructor de
la casa! Ahora te he percibido. No volverás a construir esta casa. Todas
las vigas han sido quebradas. Se ha aniquilado el soporte central. Mi
mente ha alcanzado lo incondicionado.
Habiéndolo alcanzado, representa el fin del apego.
155. Al no haber vivido
la noble vida, al no haber adquirido tal riqueza en su juventud, tales
hombres desfallecen como viejas garzas en un estanque sin peces.
156. Aquellos que no han
observado la Vida Santa, que en su juventud no han adquirido tesoros, se
tornan como inútiles arcos, mirando hacia el pasado.
Capítulo 12: Autocontrol
157. Si uno se aprecia a
sí mismo, deberá protegerse bien. El hombre sabio permanece atento en cada
una de las tres vigilias.
158. Establézcase
primero uno mismo en lo que es apropiado antes de aconsejar a los demás.
Actuando de esta manera, el hombre sabio no caerá en desgracia.
159. Según aconseja a
los demás, debe él mismo actuar. Bien controlado él mismo, puede guiar a
los otros.
Verdaderamente es difícil controlarse a uno mismo.
160. Uno mismo es su
propio refugio. ¡Qué otro refugio podría haber! Habiéndose controlado a
uno mismo, se obtiene un refugio difícil de conseguir.
161. Por uno mismo es
hecho el mal; en uno mismo nace y uno mismo lo causa. El mal muele al
necio como el diamante muele la dura gema.
162. La corrupción que
sobrepasa al hombre es como la enredadera maluva estrangulando al árbol
sala y lo convierte en aquello que para él desearía su propio enemigo.
163. De fácil ejecución
son las cosas nocivas y dañinas. Lo bueno y beneficioso es verdaderamente
difícil de hacer.
164. El hombre estúpido
que, por su falsa visión, desprecia las enseñanzas de los Iluminados, los
Nobles y los Rectos, cultiva frutos que, como le sucede al kashta,
producen su propia destrucción.
165. Por uno mismo se
hace el mal y uno mismo se contamina. Por uno mismo se deja de hacer el
mal y uno mismo se purifica. La pureza y la impureza dependen de uno
mismo. Nadie puede purificar a otro.
166. Por buscar el logro
(espiritual) de los otros, no obstante, no debe uno ser negligente en la
búsqueda del propio logro. Percibiendo claramente la propia meta, permita
que otro intente su propio resultado.
Capítulo
13: El mundo
167. ¡No persigáis cosas
mezquinas! ¡No viváis en la negligencia! ¡No abracéis falsos puntos de
vista! ¡No apoyéis el mundo! (al prolongar el ciclo de la existencia y la
continuidad: samsara).
168. ¡Despertaos! Nunca
seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud
vive felizmente en este mundo y en el próximo.
169. Seguid el sendero
de la virtud y no el del mal. El que practica la virtud vive felizmente en
este mundo y en el próximo.
170. Si uno percibe el
mundo como una burbuja de espuma y como un espejismo, a ese no lo ve el
Dios de la Muerte.
171. ¡Venid, contemplad
este mundo adornado como un carro real donde los necios están inmersos!
Pero para los sabios no existe ningún apego hacia aquél.
172. Pero el que antes
era necio y después no, ese tal es como cuando la luna ilumina la tierra
liberándose de las nubes.
173. Aquel cuyas buenas
acciones superan las malas, ilumina este mundo como la luna emergiendo de
las nubes.
174. Este mundo está
ciego. Solamente unos pocos aquí pueden ver con claridad. Tan solo unos
pocos van a un reino divino, como pájaros liberados de las redes.
175. Volando, los cisnes
siguen el sendero del sol. Los hombres surcan el aire por poderes
psíquicos. Los sabios se apartan de este mundo, habiendo conquistado a
Mara y sus huestes.
176. No hay mal que no
pueda hacer un mentiroso que haya transgredido la única Ley y que se
muestra indiferente al mundo de más allá.
177. Verdaderamente los
míseros no irán al reino celestial. Los necios no alcanzarán, por
supuesto, la liberación. Los hombres sabios se regocijan en la generosidad
y van a un reino más feliz.
178. Mejor que el poder
sobre todo lo terreno, mejor que habitar en los cielos, mejor que el
dominio sobre los vastos mundos, es el fruto del Vencedor de lo Ilusorio.
Capítulo 14: El Buda
179. Quien conquista
la pasión, no vuelve a ser derrotado; ¿qué podría perturbar al Buda
omnisciente, libre de cualquier pasión y cuyo camino conduce a él?
180. Él, en quien no hay
enredo, liberado de la avidez que hace renacer, ¿qué podría perturbar al
Buda omnisciente y cuyo camino conduce a él?
181. Los sabios se
adiestran en la meditación y se deleitan en la paz de la renuncia; tales
Budas de mente perfecta incluso por los dioses son muy queridos.
182. Raro es el
nacimiento como un ser humano. Difícil es la vida de los mortales. Extraño
es escuchar la Sublime Enseñanza. Rara es la aparición de los Budas.
183. El abandono del
mal, el cultivo del bien y la purificación de la mente: tal es la
enseñanza de los Budas.
184. La paciencia y la
tolerancia son la más alta ascesis. Los Budas proclaman que el Nibbana es
el supremo. No es un renunciante ni un asceta el que agrede a los otros.
185. No reprochar, no
hacer ningún daño, practicar la moderación según los preceptos
fundamentales, ser moderado en la alimentación, residir en la soledad,
aplicarse uno mismo a la concentración mental elevada, tal es la enseñanza
de los Budas.
186-187. Ni un torrente
de monedas de oro hace la felicidad levantando placeres sensuales. De
pequeñas dulzuras y penas son los placeres sensuales. Conociendo esto, el
hombre sabio no encuentra felicidad ni siquiera en placeres celestiales.
El discípulo del Todo Iluminado se deleita en la aniquilación del apego.
188-189. Conducidos por
el miedo, los hombres acuden a muchos refugios, a montañas, bosques,
grutas, árboles y temples. Tales, empero, no son refugios seguros.
Acudiendo a estos refugios, uno no se libera del dolor.
190-191-192. Pero aquel
que toma refugio en el Buda, la Enseñanza y la Orden y ve con recta
comprensión las Cuatro Nobles Verdades; tal es en realidad el refugio
seguro; ése es en verdad el refugio supremo. Recurriendo a este refugio,
uno se libera de todo sufrimiento.
193. Difícil es hallar
al hombre de gran sabiduría: tal hombre no nace en cualquier parte. Cuando
nace un hombre así, que la familia se sienta muy dichosa.
194. Feliz es el
nacimiento de los Budas; feliz es la Enseñanza de la Doctrina sublime;
feliz es la unidad de la Orden; feliz es la vida austera de los unidos.
195-196. Qué valiosa es
la reverencia de aquel que reverencia al Buda y sus discípulos; éstos han
superado los impedimentos y se han liberado de la pena y la lamentación.
El mérito de quien reverencia a tales hombres pacíficos y sin miedo por
nadie ni nada puede ser medido.
Capítulo 15: Felicidad
197. Verdaderamente
felices vivimos sin odio entre los que odian. Entre seres que odian,
vivamos sin odio.
198. Felices vivimos con
buena salud entre los que están enfermos. Entre los que están enfermos,
vivamos con buena salud.
199. Vivimos felices sin
ansia entre aquellos que ansían. Entre aquellos que ansían, vivamos sin
ansiar.
200. Felices vivimos
porque no tenemos impedimentos. Llenémonos de gozo como dioses en la
Esfera Radiante.
201. La victoria
engendra enemistad. Los vencidos viven en la infelicidad. Renunciando
tanto a la victoria como a la derrota, los pacíficos viven felices.
202. No hay fuego como
el deseo; no hay mal como el odio; no hay nada más enfermo que el cuerpo;
no hay mayor felicidad que la paz del Nibbana.
203. El hambre es la
mayor aflicción; los agregados (cuerpo-mente) representan la mayor
enfermedad. Percibiendo esta realidad, se alcanza el Nibbana, la dicha
suprema.
204. La salud es la más
alta posesión. El contento es el mayor tesoro. Un amigo de confianza es el
mejor pariente. Nibbana es la más alta bendición.
205. Habiendo
experimentado el saber de la soledad y de la quietud, libre de angustia y
de atadura, se absorbe en el saber del gozo de la Doctrina.
206. Saludable es la
visión de los Nobles; su compañía siempre resulta dichosa. No viendo a
necios, uno permanecería siempre feliz.
207. Verdaderamente,
quien permanece en compañía de necios se atribula durante mucho tiempo. La
asociación con necios es incluso tan penosa como con un enemigo. Feliz es
la compañía con un sabio, incluso tanto como el encuentro con un pariente.
208. Si hallas un hombre
inteligente, sabio, con conocimiento, consistente, responsable y noble,
con un hombre tal, virtuoso e inteligente, debe uno asociarse, como sigue
la luna el sendero de las estrellas.
Capítulo 16: Apego
209. Aquel que se aplica
a lo que debe ser evitado y no se aplica a lo que debe ser obtenido y
abandona su búsqueda, abocándose a los placeres, envidiará al que ha
procedido de modo contrario.
210. No identificarse
con lo que es agradable ni identificarse con lo que es desagradable; no
mirar a lo que es placentero ni a lo que es displacentero, porque en ambos
lados hay dolor.
211. Evita la
identificación con lo querido, porque la separación de ello representa
dolor; las ataduras no existen para aquel que no hace diferencias entre
querido y no querido.
212. Del placer nace el
sufrimiento; del placer nace el miedo. Para aquel totalmente libre de
placer no hay dolor, y mucho menos miedo.
213. Del deseo surge el
dolor; del deseo surge el miedo. Para aquel que está libre de deseo ni hay
dolor ni mucho menos miedo.
214. Del apego surge el
sufrimiento; del apego surge el miedo. Para aquel que está libre de apego
ni hay dolor ni mucho menos miedo.
215. De la avidez surge
el sufrimiento; de la avidez surge el miedo. Para aquel que está libre de
avidez ni hay dolor ni mucho menos miedo.
216. Del aferramiento
surge el sufrimiento; del aferramiento surge el miedo. Para aquel que esta
libre de aferramiento ni hay dolor ni mucho menos miedo.
217. El que es perfecto
en virtud y Visión Cabal está establecido en la Doctrina, dice la verdad y
cumple su deber y es venerado por la gente.
218. El que ha
desarrollado el anhelo por lo Incondicionado tiene la mente motivada y no
condicionada por los placeres materiales, es denominado uno que
No-retorna.
219. Un hombre ausente
por largo tiempo y que vuelve estando a salvo, recibe la mejor bienvenida
de sus parientes y amigos.
220. Del mismo modo, los
buenos actos que se efectúan en esta existencia recibirán la mejor
bienvenida en la próxima, como el vecino recibe al ser querido que vuelve.
Capítulo 17: Ira
221. Uno debe liberarse
del odio. Uno debe abandonar el orgullo. Uno debe despojarse de todas las
ataduras. El sufrimiento no toma al que controla la mente, el cuerpo y sus
pasiones.
222. A aquel que refrena
el enfado que surge, de la misma manera que el que controla una cuadriga
tambaleante, a ése llamo yo conductor. Los demás aguantan meramente las
riendas.
223. Conquista al hombre
airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la
bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso
mediante la verdad.
224. Uno debe decir la
verdad y no ceder a la ira; si nos piden, hay que dar, aunque se posea
poco; por medio de estas tres cosas, uno se hace merecedor de ir a la
presencia de los dieses.
225. Aquellos sabios que
son inofensivos y siempre se controlan corporalmente van a un estado sin
muerte, donde residen sin ningún sufrimiento.
226. Se destruyen todas
las contaminaciones de aquellos que siempre están vigilantes, que se
autodisciplinan día y noche y que se esfuerzan totalmente en alcanzar el
Nibbana.
227. El que sigue es un
hecho de siempre, Atula: culpan al que permanece en silencio, culpan al
que habla mucho y culpan al que habla moderadamente. No dejan a nadie en
el mundo sin culpar.
228. No hubo nunca, ni
habrá, ni hay ahora nadie, que pueda encontrarse en este mundo que deje de
culpar o elogiar a otros.
229. La sabiduría brota
en aquel que se examina día a día, cuya vida es intachable, inteligente,
arropado con el conocimiento y la virtud.
230. ¿Quién podría
culpar al que es como una pieza de refinado oro? Incluso los dioses lo
elogian; aun Brahma lo elogia.
231. Uno debe refrenar
la mala conducta del cuerpo y controlarlo. Abandonando la mala conducta
del cuerpo, uno debe adiestrarse en su buena conducta.
232. Uno debe refrenar
la mala conducta del habla y controlarla. Abandonando la mala conducta del
habla, uno debe adiestrarse en su buena conducta.
233. Uno debe refrenar
la mala conducta de la mente y controlarla. Abandonando la mala conducta
de la mente, uno debe adiestrarse en su buena conducta.
234. Los sabios se
controlan en actos, en palabras y en pensamientos. Verdaderamente se
controlan bien.
Capítulo 18: Impurezas
235. Como una
amarillenta hoja eres tú ahora. Los mensajeros de la muerte te esperan. Te
hallas en el umbral de la decadencia. ¿Dispones de provisiones?
236. Haz una isla de ti
mismo. Esfuérzate enseguida; conviértete en sabio. Purificado de
contaminaciones y sin pasiones, penetrarás en el celestial estado de los
Nobles.
237. Tu vida puede
acabarse ahora. La presencia de la muerte está aquí. No hay lugar para
detenerse en el camino. ¿Dispones de provisiones?
238. Haz una isla de ti
mismo. Esfuérzate sin demora; conviértete en sabio. Purificado de
impurezas y sin pasión, te liberarás del próximo nacimiento de la
ancianidad.
239. Gradualmente, poco
a poco, de uno a otro instante, el sabio elimina sus propias impurezas
como un fundidor elimina la escoria de la plata.
240. Al igual que el
óxido surgido del hierro acaba comiéndose a sí mismo, así los actos
conducen al malhechor a un estado lamentable.
241. La no-recitación es
el óxido de los encantamientos; la falta de reparación es el óxido en las
casas, como la falta de cuidado lo es de la belleza y la negligencia de la
vigilancia.
242. T · conducta
inadecuada es la falta de la mujer. La ruindad es la falta en el donante.
Las acciones incorrectas son la falta tanto en este mundo como en el
próximo.
243. Mas la peor de las
faltas es la ignorancia; es la más grande. Abandonando las faltas,
permanece sin mancilla, oh monje.
244. Fácil es la vida de
un sinvergüenza que, con la osadía de un cuervo, es calumniador,
impertinente, arrogante e impuro.
245. Difícil es la vida
de un hombre modesto que siempre busca la pureza, que es desapegado,
humilde, cuya manera de vivir es limpia y reflexiva.
246-247. Cualquiera que
destruya la vida, diga mentiras, hurte, vaya en búsqueda de las mujeres de
los otros, y sea adicto a los licores y tóxicos, en esta misma vida
arrancará su propia raíz (felicidad).
248. Sepa entonces, ¡Oh,
buen hombre!, «no de fácil control son las cosas perniciosas». No dejes
que el deseo y el odio te arrastren por el camino del sufrimiento durante
largo tiempo.
249. La gente da de
acuerdo con su bondad y como le place. Si uno está envidioso de comida o
de bebida de los otros, no podrá hallar la paz ni de noche ni de día.
250. Pero el que supera
este sentimiento por complete, lo somete y lo destruye, obtiene paz de día
y de noche.
251. No hay fuego como
el deseo; no hay atadura como el odio; no hay red como la ilusión; no hay
río como la avidez.
252. Fácil es ver los
fallos de los demás, pero los propios fallos son difíciles de ver. Uno
aventa, como la paja, los fallos de los demás, pero esconde los propios
como el cazador se esconde a sí mismo.
253. Fácilmente, las
personas ven las faltas en los otros, pero difícilmente en sí mismas. Como
paja diseminada al viento, difunde uno las faltas de los otros, mientras
esconde las propias como camufla sus
dados el hábil jugador.
254. El que ve las
faltas de los otros y se irrita, en ese crecen las mancillas. Está lejos
de poder destruir esas mancillas.
255. No hay senda en el
cielo. Debe el Santo hallar la suya. La Humanidad se recrea en los
impedimentos (obstáculos)* Los Budas están libres de impedimentos.
Capítulo 19: El justo
256. Aquel que decide un
caso con parcialidad no es justo. El sabio debe investigar imparcialmente
tanto lo correcto como lo incorrecto.
257. Está establecido
verdaderamente en la buena ley aquel sabio que, guiado por ella, decide lo
justo y lo injusto con imparcialidad.
258. No se vuelve uno
sabio tan sólo con hablar mucho. Aquel que es apacible, libre de odio y
miedo (y no
causa miedo), es llamado un hombre sabio.
259. No está uno versado
en la Doctrina por hablar mucho. Aquel que habiendo escuchado la Doctrina
no la ignora y la observa, ese tal es uno versado en la Doctrina.
260. No se es un Thera
(venerable) únicamente porque se tenga el cabello canoso. Ese tal puede
ser sólo maduro en edad, y de él se dirá que «es un hombre que ha
envejecido en balde».
261. En aquel que hay
verdad, perfecto comportamiento, no violencia, abstinencia y autocontrol,
ese sabio que ha descartado las impurezas, sí es llamado un venerable.
262. Si un hombre es
celoso, avaro y mentiroso, no es a través de las meras palabras, el
aspecto y la belleza como se volverá un hombre de buena voluntad.
263. Pero el que ha
superado y eliminado esas contaminaciones y se ha convertido en un hombre
sabio, liberado de odio, ése, por supuesto, es un hombre de buena
voluntad.
264. No por afeitarse la
cabeza, un hombre indisciplinado y mentiroso se vuelve un asceta. ¿Cómo
podría ser un asceta si está lleno de anhelo y deseo?
265. El que logra
sojuzgar todo mal, pequeño o grande, ése es un monje, porque ha superado
todo mal.
266. No es meramente un
monje el que vive de la caridad de los otros, sino aquel que observa el
código de conducta y por ello se hace merecedor de tal condición.
267. El que ha
trascendido tanto el mérito como el demérito, que sigue la noble vida pura
y vive con comprensión en este mundo, a ése verdaderamente se le denomina
monje.
268. Observando (voto
de) silencio, el hombre no educado y necio no se vuelve un sabio. Pero el
hombre sabio que, como si sostuviera una báscula, escoge lo que es bueno y
descarta lo malo, es un verdadero sabio.
269. Por esta misma
razón es un sabio. El que comprende el mundo (su naturaleza) por dentro y
por fuera, es llamado un sabio.
270. No es un hombre
noble, un santo, si daña seres sintientes. El que cultiva el amor
benevolente hacia todos los seres es llamado noble.
271-272. No es sólo por
la mera moralidad y la austeridad, ni por la erudición, ni por el
desarrollo mental de la concentración, ni viviendo en retire, ni pensando
«gozo de la bendición de la renuncia negada a las personas mundanas», como
uno debe sentirse satisfecho, sino que el monje debe conseguir la
extinción de todas las contaminaciones.
Capítulo 20: La Senda
273. De los Senderos, el
Octuple Sendero es el mejor. De las Verdades, las Cuatro Nobles Verdades.
El Desapego es el mejor de los estados mentales, Y de los hombres, el
hombre de visión clara.
274. Únicamente, éste es
el Sendero. No hay otro para la purificación de la visión. Seguid este
Sendero y confundiréis a Mara.
275. Siguiendo este
Sendero, pondréis fin al sufrimiento. Habiendo yo aprendido el proceso de
arrancar la flecha del deseo, proclamo este Sendero.
276. Vosotros mismos
tenéis que esforzaros. Budas sólo son los que indican el camino. Aquellos
que entran en el Sendero y cultivan la meditación se liberan de las garras
de Mara.
277. "Todos los
fenómenos condicionados son impermanentes." Cuando uno comprende esto con
sabiduría,
entonces uno se hastía de tal insatisfactoriedad. Éste es el Sendero de la
purificación.
278. «Todos los
fenómenos condicionados están sujetos al sufrimiento.» Cuando uno
comprende esto con
sabiduría, se hastía de tal insatisfactoriedad. Este es el Sendero de la
purificación.
279. "Todos los
fenómenos condicionados son impersonales." Cuando uno comprende esto con
sabiduría, entonces uno se hastía de tal insatisfactoriedad. Éste es el
Sendero de la purificación.
280. El que no se
esfuerza cuando es el memento de esforzarse; el que, aún joven y fuerte,
es indolente; el que es bajo en mente y pensamiento, y perezoso, ese vago
jamás encuentra el Sendero hacia la
sabiduría.
281. Vigilante del habla
y bien controlado en mente, que no haga mal con el cuerpo; que purifique
esas tres vías de acción y alcance el sendero mostrado por los Sabios.
282. Verdaderamente, de
la meditación brota la sabiduría. Sin meditación, la sabiduría mengua.
Conociendo el doble camino de la ganancia y la pérdida, debe conducirse
uno mismo de manera tal que
pueda aumentar la sabiduría.
283. Devasta el bosque
de las pasiones. Desde el bosque de las pasiones emerge el miedo.
Devastando el
bosque y la maleza de las pasiones, permaneced, oh monjes, libres de
éstas.
284. Aun el mínimo deseo
del hombre hacia la mujer, si no es aniquilado, atará mucho tiempo su
mente, como el becerro a su madre la vaca.
285. Elimina tu
arrogancia como se arranca la lila en otoño. Cultiva el Sendero de la paz.
El Nibbana ha sido mostrado por el Iluminado.
286. Aquí viviré en la
estación de las lluvias; aquí viviré en el otoño y en el invierno: así
proyecta el necio. No se da cuenta del peligro de muerte.
287. La muerte alcanza y
se lleva a aquel cuya mente está anclada en sus hijos y rebaños, como un
gran río anega a un pueblo mientras duerme.
288. Los hijos no
ofrecen ninguna protección, ni el padre, ni los parientes. Para aquel que
está agarrado por la muerte, no puede haber refugio en ningún pariente.
289. Comprendiendo este
hecho, que el hombre sabio, refrenado por la moralidad, aclare rápidamente
el Sendero que conduce al Nibbana.
Capítulo 21: Miscelánea
290. Si al renunciar a
una pequeña felicidad se vislumbra una felicidad mayor, entonces que el
hombre sabio renuncie a la felicidad más pequeña en vista de la felicidad
mayor.
291. Aquel que desea su
propia felicidad causando sufrimiento a los otros, no está liberado del
odio, puesto que él mismo está apresado en las redes del odio.
292. Lo que debería
hacerse, no se hace. Lo que no debería hacerse, se hace: las impurezas,
los impulses contaminantes de tales personas, arrogantes y negligentes,
crecen.
293. Aquellos que
siempre persisten en la práctica de «la atención sobre el cuerpo», y no
hacen lo que no debe hacerse, y constantemente hacen lo que debe hacerse,
esos atentos y reflexivos ponen términos a las corrupciones.
294. Habiendo eliminado
a la madre (avidez) y al padre (orgullo) y a los dos reyes (infinitismo y
nihilismo), y habiendo destruido a un reino y sus habitantes (apego), uno
se convierte en un iluminado.
295. Habiendo eliminado
a la madre y al padre y a los dos reyes, y habiendo destruido el peligroso
sendero (de los deseos sensoriales), se marcha sin dolor hacia el estado
de iluminado.
296. Bien alertas se
mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche siempre
recuerdan al Buda.
297. Bien alertas se
mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche siempre
recuerdan la Doctrina.
298. Bien alertas y
atentos se mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche
siempre recuerdan la Orden.
299. Bien alertas y
atentos se mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche
siempre están vigilantes a las sensaciones del cuerpo.
300. Bien alertas y
atentos se mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche
se deleitan en no hacer daño.
301. Bien alertas y
atentos se mantienen los discípulos del Buda, y tanto de día como de noche
se deleitan en la meditación.
302. Difícil es
renunciar; difícil es gozar. Difícil y penosa es la vida familiar. Penosa
es la asociación con los que nos son incompatibles. Penosa es la larga
ruta del samsara. Para evitarla, no persigas el mal.
303. El que está lleno
de confianza y virtud, posee gloria y riqueza y es honrado dondequiera que
esté o dondequiera que vaya.
304. Incluso desde un
lugar tan lejano como las montañas del Himalaya, los buenos relucen. Pero
los malevolentes, aunque cercanos, son invisibles, como las flechas
lanzadas en la noche.
305. Aquel que se sienta
solo, descansa solo, pasea solo, se autocontrola en soledad, hallará dicha
en el bosque.
Capítulo 22: La desgracia
306. El que no dice la
verdad, va a un estado totalmente desgraciado, y también el que habiendo
hecho algo dice que no lo hizo. Ambos, por igual, después de la muerte
pagarán sus acciones en otro mundo.
307. Muchos que visten
la túnica amarilla son de mala disposición y descontrolados. Debido a la
suma de sus perversas acciones, nacerán en un estado desgraciado.
308. Más valdría que el
perverso se tragase una bola de acero candente como una llama de fuego,
que ser inmoral y descontrolada persona tomando las limosnas que le
ofrecen las gentes.
309. Cuatro calamidades
se precipitan sobre el hombre negligente que se asocia con mujeres de
otros: la adquisición de deméritos, pérdida de sueño, sentimiento de culpa
y un estado de lamentación.
310. Hay adquisición de
deméritos lo mismo que hay un buen y un mal destino. Breve es la alegría
del hombre y la mujer asustados. El Rey impone un grave castigo. Ningún
hombre debe frecuentar a la mujer de otro.
311. De la misma manera
que una brizna de hierba kusa mal cogida con la mano la corta, así la vida
de un asceta mal enfocada le conduce a un estado de desgracia.
312. Cuando lo que debe
ser hecho no es hecho, hay práctica corrupta y la vida santa es dudosa, no
sobreviene ningún fruto.
313. Si algo debe ser
hecho, uno debe hacerlo. Uno debe ir ascendiendo con firmeza, liberándose
de los extremes.
314. Es mejor evitar
hacer la mala acción, porque ésta es seguida por el remordimiento; mejor
hacer la buena acción, tras la cual no se produce ningún estado de
lamentación.
315. Como una ciudad
fronteriza, bien custodiada por dentro y por fuera, guárdese uno a sí
mismo. Que no descuide la oportunidad; para aquellos que descuidan la
oportunidad, habrá nacimiento en un doloroso estado.
316. Aquellos que se
avergüenzan cuando no deberían avergonzarse y que no se avergüenzan cuando
deberían hacerlo, están condicionados por equivocados puntos de vista y se
conducen hacia un estado de dolor.
317. Aquellos que temen
lo que no debe ser temido y no temen lo que debe ser temido, están
condicionados por equivocados puntos de vista y se conducen hacia un
estado de dolor.
318. Imaginan como
equivocado lo que no es equivocado y como no equivocado lo que sí lo es:
seres que mantienen tales falsos puntos de vista se desploman en un estado
de dolor.
319. Conociendo lo
equivocado como equivocado y lo acertado como acertado: esos seres,
adoptando la visión correcta, alcanzan un estado de felicidad.
Capítulo 23: El elefante
320. De la misma manera
que un elefante en el campo de batalla soporta la flecha que se le lanza
desde un arco, así uno debe soportar las abusivas palabras que se le
dirijan. Verdaderamente, la mayoría de los hombres poseen una naturaleza
enferma.
321. Llevan a una
asamblea elefantes entrenados. El rey monta el animal entrenado. Los
mejores entrenados entre los hombres son los que resisten el abuse.
322. Excelentes son las
mulas entrenadas, así como los briosos corceles del Sind y los nobles y
sólidos elefantes; pero mucho mejor es el que se ha ejercitado a sí mismo.
323. Seguramente, jamás
con tales vehículos se alcanzará el Nibbana, sino controlándose a través
del sometimiento y el auto-entrenamiento.
324. El incontrolable
elefante Dhanapalaka, cuando está en cautiverio, no come, porque recuerda
al elefante del bosque.
325. El estúpido, cuando
es torpe, glotón, perezoso y se enfanga como un cerdo en la pocilga,
renacerá una y otra vez.
326. Previamente, esta
mente vagaba donde le placía, como a ella se le antojaba. Hoy, con
sabiduría, yo la controlaré como el conductor controla el elefante en
ruta.
327. Gozar de la
atención pura, vigilad vuestras mentes, salid del fango de las pasiones
como lo conseguiría un elefante hundido en el fango.
328. Si encontráis un
amigo inteligente (quien es apropiado) para acompañaros, de buena conducta
y prudente, en tal caso vivid con él felizmente y vigilantes, venciendo
todos los obstáculos.
329. Si no encontráis un
amigo inteligente para acompañaros, de buena conducta y sagaz, entonces
vivid solos como el rey que ha renunciado al país conquistado, o como un
elefante que se pasea a voluntad por el bosque.
330. Es mejor vivir
solo; no hay amistad con un necio. Que uno viva solo, evitando todo mal,
estando libre de preocupaciones, como un elefante paseándose solo por el
bosque.
331. Es deseable tener
amigos cuando surge una necesidad; feliz aquel que está contento con
cualquier cosa que haya; el mérito obtenido es agradable (consolador)
cuando el fin de la vida se avecina; feliz es el abandono de todos los
sufrimientos.
332. En este mundo
proporciona felicidad atender a la madre; felicidad atender al padre;
felicidad atender a los ascetas, y felicidad, también, atender a los
Nobles.
333. Feliz es la virtud
milenaria; feliz es la confianza bien establecida; feliz es la adquisición
de la sabiduría; feliz es la abstención del mal.
Capítulo 24: Avidez
334. Los deseos de un
hombre negligente crecen como la enredadera maluva. El corre de aquí para
allá (de una a otra vida) como un mono en el bosque buscando la fruta.
335. Quienquiera que en
este mundo es vencido por el vasto deseo, el apego, sus penas crecerán
como la hierba birana después de haber llovido.
336. Pero quienquiera
que en este mundo vence el vasto deseo, tan difícil de doblegar, sus penas
le abandonarán como el agua se desliza por la hoja del loto.
337. Yo declaro esto:
¡Afortunados los que os habéis reunido aquí! Cortad las raíces de la
avidez como el que corta la dulce raíz de la birana. No seáis como el
junco, al que Mara arrasa una y otra vez.
338. De la misma forma
que un árbol cortado crece de nuevo si sus raíces están firmes e intactas,
de igual modo, cuando permanecen las raíces del deseo sin haber sido
destruidas, el sufrimiento surge una y otra vez.
339. Las treinta y seis
corrientes del deseo que arrastran hacia el placer vigorosamente,
encadenan a la persona de mente ofuscada, llevándola tras el torrencial
apego.
340. Las corrientes (del
deseo) fluyen por todas partes. Sus raíces retoñan y se desarrollan.
Contemplando cómo retoñan, hay que cortar esas raíces con la sabiduría.
341. En los seres surgen
los placeres y son saturados por la avidez. Inclinados hacia la felicidad,
buscan la felicidad. Verdaderamente, tales hombres nacerán y decaerán.
342. Acorralados por la
avidez, están aterrados como liebres cautivas. Encadenados por grilletes,
hallarán sufrimiento una y otra vez por mucho tiempo.
343. Los seres humanos
atrapados en el deseo sienten el mismo terror que una liebre atrapada en
el cepo. Por ello, que abandone el deseo aquel monje que desea el
desapego.
344. Quienquiera que,
liberado del deseo, encuentra disfrute en el bosque, pero más adelante es
tentado por el deseo y vuelve a casa, tal hombre, ¡contempladlo!, era
libre y ha vuelto a la esclavitud.
345, Aquello que es
fuerte no es la atadura hecha de hierro, madera o cuerda, sino el apego a
piedras preciosas y adornos, el anhelo de mujer e hijos, tal es la gran
atadura.
346. La atadura es
fuerte, dicen los sabios. Pero incluso esta atadura que amarra a los seres
-que se afloja, pero tan difícil es de cortar totalmente-, los sabios
acaban cortándola definitivamente y, abandonando los placeres de los
sentidos, libres de anhelos, renuncian.
347. Aquellos que están
infatuados con la codicia penetran en una corriente que les atrapa como la
tela que la araña ha tejido de sí misma. Por esta razón, el sabio corta
con todo ello y se aleja abandonando toda tribulación.
348. Abandonad el apego
al pasado; abandonad el apego al futuro; abandonad el apego al presente.
Cruzando a la otra orilla del devenir, la mente, liberada por todas
partes, no retornaréis al nacimiento y el envejecimiento.
349. El que se perturba
con perversos pensamientos, que es excesivamente ávido, que se recrea en
pensamientos de apego y aumenta más y más la avidez, hace cada vez más
sólidos los grilletes de Mara.
350. El que se recrea en
someter los males pensamientos, medita en las impurezas del cuerpo,
permanece muy atento y se esfuerza por superar la avidez, él se libera de
los grilletes de Mara.
351. El que ha alcanzado
la meta, sin miedo, permanece sin avidez, desapasionado, ha eliminado las
espinas de la vida. Este es su último renacimiento.
352. El que permanece
sin avidez ni aferramiento, y es sagaz en la etimología y los términos, y
conoce los grupos de letras y sus secuencias, está llamado a vivir su
último renacimiento, siendo un gran hombre de profunda sabiduría.
353. Yo todo lo he
dominado, todo lo conozco. De todo me he desapegado. A todo he renunciado.
He destruido totalmente toda avidez. Habiendo comprendido todo por mí
mismo, ¿a quién llamaré mi maestro?
354. El regale de la
Verdad es más excelso que cualquier otro regale. El saber de la Verdad es
más excelso que cualquier otro saber. El placer de la Verdad es más
excelso que cualquier otro placer. El que ha destruido la avidez, ha
superado todo sufrimiento.
355. La riqueza arruina
al necio, que no busca el Nibbana. Por culpa del aferramiento a las
riquezas, los hombres ignorantes se arruinan a sí mismos y a los otros.
356. La cizaña daña los
campos como la avidez a la humanidad. Por lo tanto, cuando se produce sin
avidez, los frutos son abundantes.
357. La cizaña daña los
campos como el odio daña a la humanidad. El que se desembaraza del odio,
produce abundantes frutos.
358. La cizaña daña los
campos como la ignorancia a la humanidad. Por lo tanto, el que se
desembaraza de
la ignorancia, produce abundantes frutos.
359. La cizaña daña los
campos como la codicia daña a la humanidad. Por lo tanto, el que se
desembaraza de la codicia, produce abundantes frutos.
Capítulo 25: El monje
360. Refrenar el ojo es
bueno. Refrenar el oído es bueno. Refrenar la nariz es bueno. Refrenar la
lengua es bueno.
361. Refrenar el cuerpo
es bueno. Refrenar la palabra es bueno. Refrenar la mente es bueno. El
control general es bueno. El monje que se controla completamente es
liberado de todo dolor.
362. Aquel que se
controla en mano, en pie y en habla, poseyendo el más alto control,
gozando interiormente, dominado, solo, contento, ése es llamado monje.
363. Dulces son las
palabras del monje que ha amaestrado su lengua, que se expresa con
sabiduría, que no es petulante y que expone el significado del texto.
364. Que el monje more
en la Doctrina, que se deleite en la Doctrina, que medite en la Doctrina,
que recuerde bien la Doctrina, que no se extravíe de la sublime Doctrina.
365. Uno no debe
despreciar lo que uno ha recibido, no debe envidiar lo de los otros. El
monje que envidia a los otros no alcanza la calma mental.
366. Aunque reciba muy
poco, el monje no lo desprecia, e incluso los dioses veneran a ese de vida
pura y esforzada.
367. El que no piensa
«yo» y «mío» con respecto a su mente y a su cuerpo, y que no se tribula
por lo que es o no es, ése, por supuesto, es denominado un monje.
368. El monje que
permanece en el amor benevolente, que goza en la Doctrina, alcanza el
Nibbana, que es la superación de todos los fenómenos condicionados.
369. Vacía, oh monje,
esta barca (de la vida). Vaciada por ti, se moverá con celeridad.
Eliminando la avidez y las pasiones, viajarás hacia el Nibbana.
370. Libérate de cinco
cosas, rechaza cinco cosas, cultiva cinco cosas. El monje que va más allá
de las cinco ataduras es denominado "El que cruza de la corriente".
371. Medita, oh monje.
No seas inatento. No dejes que tu mente se disperse con placeres
sensuales. No permanezcas inatento y te dejes consumir como una bola de
acero. Abrasándote, no tendrás que gritar:
"Esto es sufrimiento."
372. No hay
concentración para el que no tiene sabiduría; no hay sabiduría para el que
no se concentra.
En aquel que hay concentración y sabiduría, ése verdaderamente está
próximo al Nibbana.
373. Aquel monje que ha
entrado en un lugar vacío, la mente calmada y capaz de ver con Visión
Cabal la Doctrina, consigue la dicha suprema que trasciende la de los
hombres.
374. Al contemplar el
surgir y desvanecerse de los Agregados" (mente-cuerpo), experimenta dicha
y felicidad. El que tal percibe, llega al Nibbana.
375. Esto es lo que
llega a ser lo principal para un monje: control sensorial, contento,
observancia estricta del Código de Conducta, asociación con benévolos y
energéticos amigos que viven con total pureza.
376. Sea cordial en sus
maneras y refinado en su conducta; saturado de gran júbilo, logrará poner
fin a todo sufrimiento.
377. Como palidecen y
caen las flores del jazmín, arrojad fuera y totalmente la avidez y la
malevolencia.
378. El monje que es
calmo en cuerpo, calmo en la palabra, calmo en la mente, bien dispuesto y
que se ha despojado de las cosas mundanas, es verdaderamente denominado
"uno en plena paz".
379. ¡Oh, monje!, mírate
a ti mismo con ojos críticos; examínate a ti mismo. Cuidando de ti mismo y
vigilante, ¡oh, monje!, vivirás felizmente.
380. Uno mismo es su
propio protector; uno mismo es su propio refugio. Por lo tanto, que uno
mismo se cuide de la misma forma que el vendedor de caballos cuidará al
buen caballo.
381. Lleno de alegría,
lleno de confianza en la Enseñanza del Buda, el monje obtendrá el Estado
de Paz, no afectado ante los fenómenos condicionados, jubiloso.
382. El monje que
mientras es joven se aplica a la Enseñanza del Buda, ilumina este mundo
como la luna libre de nubes.
Capítulo 26: El noble
383. Esforzado y
resistente, cruza la corriente. Descarta, oh noble, los deseos
sensoriales. Conociendo la aniquilación de los fenómenos condicionados,
sé, Oh noble, un conocedor del Nibbana.
384. Mediante la
meditación y la Visión Cabal, el noble alcanza la más alta Sabiduría y,
liberándose de toda atadura del que sabe, se extingue.
385. Aquel para el que
no existe ni esto ni aquello, ni «yo» ni «mío», está alerta y liberado de
las pasiones, a ése llamo yo un noble.
386. Al que es
meditativo, puro y tranquilo, que ha llevado a cabo su deber y está libre
de corrupciones, habiendo alcanzado la más Alta Meta, a ése llamo yo
noble.
387. El sol brilla de
día; la luna brilla de noche; en su armadura brilla el rey guerrero; en la
meditación brilla el noble. Pero todo el día y toda la noche brilla el
Buda en su esplendor.
388. Porque ha
descartado el mal, es llamado noble; porque vive en paz, es llamado monje;
porque ha
abandonado las impurezas, es llamado recluso.
389. Nunca debe dañarse
a un noble, ni deberá el noble devolver el daño al que se lo ha provocado.
Se avergüence aquel que lastime a un noble. Más se avergüence el noble que
quiera vengarse.
390. No es pequeña la
recompensa del noble que no toma represalias. Cuando la mente es apartada
del placer y cesa el intento de dañar, el sufrimiento amaina.
391. El que no comete
ningún mal con el cuerpo, la palabra y la mente, el que se auto-controla
en estos tres aspectos, a ése llamo yo noble.
392. Reverénciese
devotamente a cualquiera que haya comprendido la Doctrina predicada por el
Iluminado, como un brahmán reverencia el sacrificio del fuego.
393. No por dejarse el
pelo trenzado, ni por el linaje, ni por el nacimiento se vuelve uno un
noble, sino aquel que es verdadero y recto, puro, ése es un noble.
394. ¿De qué sirve el
pelo trenzado, oh necio? ¿De qué sirve tu ropa de antílope? Interiormente
estás lleno de pasiones, pero permaneces limpio por fuera.
395. Al hombre que lleva
túnica hecha de apaños, que es delgado, de vigorosas venas, que medita
solo en
el bosque, a ése llamo yo noble.
396. Yo no llamo
merecidamente noble a uno porque ha nacido en tal linaje o de madre
brahmín. No puede serlo merecidamente quien no se ha liberado de los
impedimentos. El que está libre de impedimentos (mentales), libre de
ataduras, a ése llamo noble.
397. El que ha cortado
todas las ataduras y no tiembla, el que ha ido más allá de toda atadura y
es libre, a ése llamo yo noble.
398. El que ha cortado
la correa (de la malevolencia), las riendas (de la codicia) y la cuerda
(de las herejías), junto con la erradicación de las tendencias latentes, y
ha diluido la ignorancia y es un iluminado, a ése llamo yo noble.
399. El que sin odio
padece reproches, golpes y castigos, para quien la paciencia es su arma y
poder, a ése llamo yo noble.
400. Quien carece de
cólera, pero es firme, virtuoso, libre de avidez, auto-controlado y que
éste será su último renacimiento, a ése llamo yo noble.
401. Aquel que como el
agua en la hoja del loto, o como el grano de mostaza en la punta de una
aguja, no
se agarra a los placeres, a ése llamo yo noble.
402. Al que en esta vida
ha efectuado la aniquilación del sufrimiento, que es libre de sus
Agregados (cuerpo-mente) y se ha emancipado de las trabas mentales, a ése
llamo yo noble.
403. Aquel cuya
sabiduría es profunda, que posee la Visión Cabal, adiestrado en conocer
cuál es el sendero correcto y cuál el equivocado, que ha alcanzado el
final más elevado, a ése llamo yo noble.
404. Quien no intima con
los que tienen hogar ni con los que no lo tienen, que libre vagabundea,
sin deseos, a ése llamo yo un noble.
405. Aquel que ha dejado
de lado el palo de la violencia hacia los seres, débiles o fuertes, que no
mata ni causa muerte, a ése llamo yo noble.
406. Aquel que es amigo
entre los hostiles, controlado entre los armados, desapegado entre los
apegados, a ése llamo yo noble.
407. Aquel cuyo deseo y
odio, orgullo e ignorancia han caído como la semilla de mostaza desde la
punta de la aguja, a ése llamo yo noble.
408. Aquel que sólo
profiere palabras gentiles, instructivas y veraces, que habla sin ofender
a nadie, a ése llamo yo noble.
409. Aquel que en este
mundo no coge nada que no le den, sea valioso o sin valor, pequeño o
grande, agradable o desagradable, a ése llamo yo noble.
410. Aquel que no tiene
anhelos en este mundo ni en el próximo, libre de deseos y emancipado, a
ése llamo yo noble.
411. Aquel que a través
del conocimiento, está libre de dudas, y se ha establecido firmemente en
el Nibbana, a ése llamo yo noble.
412. Quien ha
trascendido las ataduras tanto del mal como del bien, libre de pena, libre
de contaminaciones y puro, a ése llamo yo noble.
413. Aquel que está
libre de mancha, inmaculado como la luna, puro, absolutamente sereno y
claro, que ha
destruido la sed del devenir, a ése llamo yo noble.
414. Quien ha superado
la avidez, este dificultoso sendero, el océano de vida, la ignorancia, el
que ha cruzado y llegado más allá, que es meditativo, libre de
aferramiento y dudas, que a nada se encadena y ha alcanzado el Nibbana, a
ése llamo yo noble.
415. El que ha
abandonado los deseos sensoriales, ha renunciado a la vida mundana y no
tiene hogar, ha destruido todos los deseos sensoriales y devenido libre, a
ése llamo yo noble.
416. Aquel que en este
mundo ha superado la avidez, renunciando a la vida mundana y viviendo sin
hogar, el que ha destruido la avidez y devenido libre, a ése llamo
yo noble.
417. Aquel que ha
descartado las ataduras mundanas y celestes, y está completamente liberado
de ellas, a ése llamo yo noble.
418. El que está más
allá del placer y el displacer serene, sin manchas, y que ha conquistado
sus Agregados (mente-cuerpo), y es tenaz, a ése llamo yo noble.
419. Aquel que conoce el
camino de los seres que mueren y renacen, que no se apega, que camina
hacia el Nibbana y se ilumina, a ése llamo yo noble.
420. Aquel cuyo destine
ni los dieses ni los semidioses, ni tampoco los hombres conocen, que ha
destruido todas las impurezas y que ha conseguido la meta, a ése
llamo yo noble.
421. Aquel que no se
agarra a los Agregados, que son pasado, futuro o presente, que permanece
sin encadenarse y sin aferramiento, a ése llamo yo noble.
422. Aquel sin miedo, el
noble, el héroe, el gran sabio, el conquistador, sin deseos, el limpio, el
iluminado, a ése llamo yo noble.
423. Aquel sabio que
conoce sus vidas previas, que percibe el cielo y el infierno, que ha
llegado al final de los nacimientos y que ha alcanzado el Conocimiento
Supremo y ha completado su labor viviendo la vida santa, a ése llamo yo
noble. |